Vélez-Málaga

Torre del Mar mira al cielo con el Festival Aéreo

Varios helicópteros en formación dejan estelas de humo durante la exhibición aérea en Torre del Mar, este domingo.

Varios helicópteros en formación dejan estelas de humo durante la exhibición aérea en Torre del Mar, este domingo. / Marilú Báez (Málaga)

“Mira, en el cielo ¿Es un pájaro? ¿Es un avión? No, es…”. Si recuerdan, la frase anterior pertenece a uno de los cómics de Superman. Su éxito fue tal que durante un tiempo resultó tanto o más famosa que las aventuras del hombre de acero. Y, aunque se refería a un asunto totalmente distinto al que ocupa estas líneas, podría ser perfectamente aplicable para definir lo que se ha vivido este domingo en la playa de Torre del Mar, donde ha tenido lugar una nueva edición del Festival Aéreo. 

La costa torreña comenzó a recibir una afluencia de público masiva desde bien temprano hasta alcanzar en su punto álgido, según los datos facilitados por la organización, las 300.000 personas. De tal forma, bañistas y curiosos, o todo a la vez, aguardaron junto la orilla la mayor parte de la mañana mientras observaban cómo los cielos, poco a poco, iban colmándose de puro espectáculo. No faltaron a la cita aquellos que, teniendo la posibilidad, optaron por seguir el evento desde sus barcos. 

El encargado de romper el hielo fue el instructor de parapente César Canudas quien, en apenas unos segundos, descendió desde lo más alto dejando tras de sí un reguero de humo naranja. A él, le siguió la entrada en acción de dos componentes de la Patrulla Garra a bordo de un Tecnam y un Aeroprakt, los cuales realizaron, tal y cómo se indicó por megafonía, un repertorio de figuras muy clásicas. 

Richard Browning, inventor del traje propulsado, muestra su funcionamiento. Richard Browning, inventor del traje propulsado, muestra su funcionamiento.

Richard Browning, inventor del traje propulsado, muestra su funcionamiento. / Marilú Báez (Málaga)

El pase más esperado, por otra parte, corrió a cargo de la empresa Gravity Industries, que trajo para la ocasión -aunque ya se realizó una prueba pública durante la víspera- un traje propulsado en el que se enfundó su propio inventor, Richard Browning. El aparato, con propulsores de gran potencia en las manos y en la espalda, es capaz de alcanzar los 137 kilómetros por hora de velocidad punta. Sin embargo, su reducida autonomía, de apenas cinco minutos, y la desdicha de que sólo se aventurase a volar a un par de metros del suelo por motivos de seguridad -incluso fue necesario humedecer la arena de la zona de despegue para evitar que se levantara por su fuerza- dejó a miles de asistentes sin presenciar la novedosa escena. 

Y es que cada vez son más los que, atraídos por el show, deciden repetir la experiencia, como Isabel Alarcón, una vecina de la zona que dice no haberse perdido la cita “ni una vez”. No obstante, hay quienes, al estilo de Diego Martínez, que viene desde Colombia de visita turística, acuden por primera vez, y con un grato resultado: "Nunca había visto un acto así, me parece excelente".

Aunque, en términos generales, las piruetas más aclamadas en cada edición son las realizadas por los artefactos más originales. Entre ellos, el autogiro comandado por Francis Jiménez, que narró una de las cabriolas volantes en directo, a la que acompañó de un sonado "¡yujuuu!" o la del freestyler Juan Velarde, que hizo del vuelo a cuchillo su sello de identidad. 

Varios asistentes miran al cielo y protegen sus oídos al paso de las aeronaves. Varios asistentes miran al cielo y protegen sus oídos al paso de las aeronaves.

Varios asistentes miran al cielo y protegen sus oídos al paso de las aeronaves. / Marilú Báez (Málaga)

Asimismo, el Pioneer Team, formado por cuatro miembros del Grupo de Adiestramiento Acrobático de Italia, llevó a cabo un despliegue muy divertido con estelas de varios colores a modo de broche y el PC-7 Team, uno de los equipos acrobáticos de la Fuerza Aérea Suiza, hizo las delicias del personal, que culminaron dibujando un corazón "en amor a Málaga" y con unas palabras de agradecimiento vía radio con un marcado acento extranjero. 

También entraron en el programa varias exhibiciones de helicópteros, como la que estuvo a cargo del Cuerpo Nacional de Policía, cuyos aparatos, de fabricación albaceteña y exportación mundial, sobrevolaron la playa de punta a punta; la del Dauphin de la Guardia Civil, empleado sobre todo en labores de rescate marítimo; o la de la granadina Patrulla Aspa, sin duda, una de las más aclamadas de la jornada por sus coreografías aéreas regadas en humo blanco y, en concreto, por la actuación de uno de sus pilotos, con rango de capitán, que era el único autorizado para realizar algunas de las maniobras de gran precisión enseñadas.

La exhibición llegaría a su fin con el vuelo del Eurofighter ALA 11, que, además de rayar el cielo rápidamente de arriba abajo a expensas de su desmesurada cilindrada, hizo a más de uno -y no sólo a los más pequeños- echarse las manos a los oídos. 

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