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Adiós a un siglo de cafés en Málaga

  • El mítico bar Central echa la persiana este domingo a las 22.00

  • Una fiesta en la terraza con la cuarentuna marcó la despedida del emblemático establecimiento 

  • Su propietario espera que lo sustituya un negocio que tenga clase y distinción

Terraza del Café Central en la Plaza de la Constitución

Terraza del Café Central en la Plaza de la Constitución / Marilú Báez

El día de la despedida al Café Central ha llegado tras 101 años de historia vinculada a la vida de los malagueños. Hoy, el mítico bar echa la persiana. Rafael Prado, su propietario, relata cómo está viviendo el último día. “Hoy me ha costado levantarme, al principio venía bien, pero las despedidas me están levantado el sentimiento”, reconocía. Prado ha explicado que ha tratado de dar un servicio pleno y fiel, pese a su anunciada jubilación y el consiguiente cierre del local. “Lo único que voy a guardar será la colección de fotografías de mi padre y la mía”, contaba.

En el año 1954, el padre de Rafael creó la forma de pedir café típica en Málaga: nube, sombra, mitad, solo... Prado ha explicado que los propios camareros obligaban a pedir el café a través del cuadro con los tipos de cafés.

Estos han sido días de despedidas, abrazos y algunas lágrimas. Una cliente de toda la vida se despedía hoy  del propietario tras 37 años viniendo a desayunar desde Teatinos. “Cuando me dicen los clientes ‘me traían mis padres o mi abuelo’, es lo mejor que me puede pasar, porque yo siempre he mantenido que los niños eran los mejores clientes”, relató el veterano hostelero. Prado ha declarado que su intención como padre era que algún hijo se quedará con el negocio, pero es inviable estar trabajando para que los beneficios se conviertan en gastos.

Sobre el futuro del local, Prado no ve del todo imposible que el Central vuelva a resurgir. Le gustaría que sea algún negocio “con clase y distinción”, que dé el valor añadido como siempre ha ofrecido el Central. “El consejo de mi padre siempre ha sido el mismo, constancia y adaptación, pero sin perder nunca las señas de identidad del negocio”, afirmaba.

Ignacio Prado, hijo del propietario, mantiene una cafetería con el nombre de Central en La Malagueta. “Yo lo que me llevo de este negocio es la idea de hacer las cosas bien, de dar un buen servicio y que el cliente esté en todo momento cómodo”, apunta el hijo. Nacho ha declarado que su padre siempre le ha enseñado valores antes que negocios y que las personas están por encima de todo.

El Café Central no solo ha sido la cafetería por excelencia de la ciudad, sino que ha estado siempre ayudando a los que más lo han necesitado. “Personajes como el Lenguas, Mariquilla la loca, el Bigote, la Tita, el Tiriri han encontrado aquí siempre su casa con un plato de comida caliente” declaró Rafael Prado. El Café Central ha sido el templo de personalidades, colegios, cofradías, programas, romerías, hospitales y equipos.Para Rafael Prado, la despedida le ha sobrepasado. Miles de malagueños, amigos y celebridades le han querido dar el último adiós al café mítico de la ciudad, donde todos tenemos algún recuerdo y donde siempre vivirá el azulejo con nube, sombra, corto, mitad, semilargo, largo y solo; esa nomenclatura malagueña singular a la hora de sentarse en cualquier bar a pedir un café.

La despedida del negocio la vivieron el pasado viernes con una fiesta entre amigos y con la presencia de la cuarentuna en la terraza del bar. Hoy domingo han preferido vivir una jornada normal de trabajo, para despedirse desde la intimidad y ofrecer a la ciudad un último servicio con total normalidad. Con las últimas comandas de cafés y pitufos el Central cierra sus puertas dejando un histórico legado. El olor del café quedará por siempre en nuestro recuerdo y el sabor del mixto será ya una quimera. Cierra el Central, pero su influencia queda en el vocabulario. Yo soy de sombra.

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