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La competición es lo de menos

  • La tercera edición de la carrera Holi Life congregó a unos 10.000 participantes y llenó de colores Los Guindos en un evento en el que pasarlo bien importa más que la posición

Los participantes lanzan vasos pintura en polvo en la fiesta posterior a la carrera.

Los participantes lanzan vasos pintura en polvo en la fiesta posterior a la carrera. / reportaje gráfico: marilú báez

El día gris y la incipiente lluvia que amenazaban la carrera no fueron impedimento para que el jolgorio y el cachondeo impusieran su ley en un evento cuyo único objetivo es el de pasarlo bien. La Holi Life, conocida hasta el año pasado como la Holi Run, celebró su tercera edición en Málaga con una marea colorida de casi 10.000 corredores que disfrutaron más de lo que compitieron. La particularidad de esta carrera está en el baño de pintura en polvo de infinidad de colores que los participantes reciben cada kilómetro. Una oportunidad perfecta para tener un domingo en cachondeo con los amigos.

Ya desde los primeros metros, un grupo de unos 20 participantes decidió trotar y seguir las indicaciones de recorrido de la comitiva de la Policía Local que abría la carrera de 5 kilómetros. El resto abdicó de la competición para dar un paseo dominical con los compañeros por las calles de Los Guindos, muchos saltándose calles pero sin la voluntad real de coger a la cabeza de carrera, pese a que esta no imponía un ritmo inalcanzable. "No me he apuntado nunca a una carrera seria, no tendría fondo para aguantarla", admite José momentos antes de empezar, añadiendo que "esto solo es una fiesta más".

Decenas de participantes hicieron cola en el primer quiosco que encontraron para comprar patatas fritas y palomitas con las que acompañar las galopadas. Pero los quiosqueros no fueron los únicos que hicieron la mañana. Los restaurantes y cafeterías de los aledaños también se beneficiaron de los muchos padres que acompañaron a sus hijos a la carrera. "El niño vendrá luego sucio perdido, pero este tipo de actividades de ocio para la juventud se agradecen. Hacen falta más", asegura Ángela, madre de uno de los corredores. "Imagino que a alguno le servirá también para acercarse más a las carreras, conociendo al mío no", dice entre risas Gonzalo, otro progenitor.

Vestidos de mariposa, faldas hawaianas y pelucas de todos los colores llevadas por muchos corredores dieron aún más personalidad a la carrera. Antes y después del evento hubo una gran fiesta en el aparcamiento del Palacio de los Deportes José María Martín Carpena animada con música movida y una speaker. En ella, los rezagados que no tuvieron tiempo de mancharse suficiente durante el evento en sí pudieron hacerlo y poner el broche a un domingo en el que la lluvia que contuvieron las nubes la descargaron los sacos de pintura.

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