Crítica

El demonio y su selva

La deuda. Sección Oficial. España, Perú, 2014. Dirección y guión: Barney Elliott. Reparto: Stephen Dorff, Alberto Ammann, Carlos Bardem, David Strathairn.

Stephen Dorff empieza su despliegue de medios desde el minuto uno: una oleada de tics faciales que quiere encajar como absolutamente naturales. Pero no ha envejecido mal; aquí le ponen 40 años y en sus rasgos hay una madurez latente, un turbio bagaje que muestra que nunca se acomodará hasta que haga algo trascendente. Pero tira del carro, y mucho. Ammann repasa sus líneas en silencio junto a él, con la misma cara de circunstancia que tendrá durante toda la cinta. Ahí anda también Carlos Bardem caricaturizando el capitalismo.

Oliver, el banquero al que da vida Dorff, se ajusta al modelo de alimaña mil veces visto. Tal vez aquí sea algo más viscoso. A través de él se asciende por una realidad tan habitual que aquí se dramatiza aun más para intentar sorprender. No es que las lecturas de La deuda sean simples, sino que no hace falta leerla; el banquero sin alma (el personaje de Ammann le espeta: "bueno, uno de nosotros debe tenerla") representa al demonio con su traje de piel de tiburón, y lo negro es negro y lo blanco blanco. Los personajes no dejarán de recordarlo, y narrarán sin piedad lo que pudiera enredar al respetable.

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