Por alguna razón, cuando Venezuela se cruza en su carrera, Daniel Alves sonríe. Algunas de sus mayores alegrías han tenido alguna relación indirecta con este país caribeño en el que, por ejemplo, disputó la última Copa América con Brasil en una final celebrada en Maracaibo en la que cuajó un sensacional partido ante Argentina, coronado con un gran gol tras una de sus galopadas por la banda derecha. Era el 17 de julio de 2007. Ayer, en Boston pero en vísperas de jugar un amistoso contra Venezuela, el futbolista de Juazeiro volvió a dar otro paso importantísimo en su carrera y, sobre todo, muy ansiado desde hace tiempo. Conoció en la concentración de la selección de Dunga que su venta al Barcelona era un hecho y que no tenía vuelta atrás. Lo llamó su representante, Rodri, y le dijo que sólo falta anunciarlo.

"Estoy muy contento y muy satisfecho de empezar a formar parte de un club con la grandeza del Barcelona", dijo dando por hecho su inminente incorporación a la entidad del Nou Camp en una entrevista concedida a la emisora catalana RAC 1. Daniel explicó tras el partido -que perdió Brasil (0-2) y en el que jugó los primeros 45 minutos- que todavía no ha hablado con Pep Guardiola, el nuevo entrenador del Barça, pero que está "muy contento de que se haya llegado a un acuerdo que me permite llegar a un gran club", puntualizó.

El jugador todavía del Sevilla (aún no se ha hecho oficial su traspaso) incidió en que su estado de ánimo es especial, sobre todo recordando cómo se frustró su fichaje por el Chelsea.