España | Francia · la crónica

Capdevila hace sonreír

  • Eléctrico El lateral del Villarreal resuelve lo que iba para 0-0 y bate a la subcampeona del mundo para mitigar unos días convulsos Bojan Un mareo antes del partido impidió su récord de precocidad

Luis tiene el enemigo en casa, un pulso entre su fecha de caducidad extraoficial y su orgullo que no le deja dimitir ni le garantiza estar en la Eurocopa, el fantasma de Raúl por sombra, otra deuda pendiente con Francia y a Albelda, una de sus vértebras, con más corazón que pulmones. Además de eso, un mareo de Bojan aparcó el récord de precocidad en la selección y dejó al de Hortaleza sin su terapia de choque tras dos días de esquizofrenia balompédica. Al menos, ya sabe que en La Rosaleda tiene su casa. Aunque en la estación le recibieran a grito de "Raúl selección", en el estadio Málaga le regaló un pulmón de casi 30.000 gargantas y un apoyo fidedigno. Capdevila, al rescate en las postrimerías, le firmó una victoria amistosa, pero ante la subcampeona del mundo. Hoy Luis volverá henchido a la zozobra de Madrid y Málaga recuperará la vista en la lucha por el ascenso. Lo de ayer quedará como un lindo paréntesis, con triunfo y fútbol a cuentagotas.

Más allá del prestigio en la victoria, quedará un epílogo agradecido, pues a falta de diez minutos se auguraba una valoración de tedio. El tanto del lateral catalán Capdevila electrificó el final. Un cabezazo de Benzema al larguero, una parada extemporánea de Casillas, cuyo rebote en Juanito lamió el poste, y un mano a mano de Güiza que Coupet resolvió en despeje dejaron un buen poso final y proporcional al derroche de la afición, que se entregó a sus colores como si los 14 años de espera no hubiesen mellado su pasión. Sonrisas en la Costa del Sol por el triunfo postrero y también en Luis, que nunca se permite el lujo de sonreír, pero que por dentro ganaba su batalla por una dosis de tranquilidad.

La Rosaleda y la expectación nacional se quedaron sin ver a Bojan, aunque el destino le aguarda un brillante porvenir. La historia de Luis se escribirá en tiempo condicional. En junio, Austria y Suiza conocerán si él se sienta en el banquillo. Al menos, anoche venció un partido simbólico: respondió a las dudas de su filtrada continuidad tumbando a una Francia en la que Raymon Domenech se lo tomó muy en serio. Qué pena tantas interferencias en un equipo que desde que venció a Dinamarca para sellar su pase a la Eurocopa no ha parado de sumar resultados muy convincentes. Si ese fuera el criterio para el juicio popular, Austria y Suiza aguardarían a España con tratamiento de favorito.

El frenesí final evitó que Málaga se quedara a medias. Respondió de fábula hasta el pitido inicial -los franceses no opinaron lo mismo cuando su himno fue silbado y los jugadores del Málaga presentes en Tribuna lamentaban no poder ver así Martiricos cada domingo-. Las noticias que llegaban sobre la indisposición de Bojan y el avance frío del partido fueron erosionando su animosidad.

A falta de goles, Francia ofreció una conferencia de cultura futbolística. Los galos arrostran cada encuentro con un exquisito rigor táctico y dinamita en la delantera. Así vivió sobre el césped de La Rosaleda hasta que Capdevila desmontó su muralla.

Al comienzo nadie pudo evitar que el ambiente inestable que gobierna estos días a la selección se proyectase en el partido: Francia vistió como lo suele hacer España; Luis, muy supersticioso él, también tuvo que aguantar viendo a los suyos de amarillo. Pese a ello, el partido empezó lleno de muy buenas intenciones hasta las frontales de área. Lástima que los actores de su interior pasaran desapercibidos. De hecho, la primera gran escena de un delantero blanquiazul fue el cambio del lesionado Fernando Torres por Güiza.

Si el músculo del delantero del Liverpool se resentía, tras la lesión de Fernando Torres los franceses exhibían condiciones muy atléticas. Ese poderío y su hermetismo táctico anduvieron narcotizando el choque hasta el descanso. El alto ritmo que España le imprimió al balón en el arranque se quedó en una fugaz intentona.

Hubo que esperar hasta la segunda mitad para escuchar los "huys" en la grada. Cesc (49'), en remate forzado tras una buena triangulación y Villa, de falta rasa (56'), condimentaron la buena disposición de España tras la reanudación, pero Benzema y un cabezazo de Escudé, que Iniesta abortó bajo palos en el 73', también reclamaron protagonismo visitante. Ninguno, excepto Capdevila, tuvo la precisión y el oportunismo para toparse con la red visitante. Y gracias.

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