MÁLAGA y Betis han sido dos equipos que históricamente han tenido bastantes jugadores en común. En la actual plantilla verdiblanca están Goitia, Nacho y Juanma con pasado blanquiazul. A bote pronto, me vienen a la memoria casos como el de Miguel Ángel, también bastante reciente, y otros como los de Espina o Lasa, ya mucho más antiguos. El primero de ellos fue un jugador de gran clase, pero con bastante miedo, que vino aquí en la temporada 58/59 y ya no estaba en la 60/61. A León Lasa, que era como se llamaba el segundo de ellos, lo traspasamos a los verdiblancos en la temporada 55/56. Resultó un traspaso fuerte que vino muy bien al Málaga por esa época en la que andaba bastante tieso. Era un extremo que jugaba por las dos bandas. Había salido del Atlético Malagueño, donde llegó siendo un chaval. Lo habían traído del norte y llegó al primer equipo en la 51/52. Fue un gran jugador que, en el Betis, también lo hizo realmente bien.

Hoy en día nosotros tenemos en Joaquín el extremo que se hizo futbolista en el adversario de mañana. Y ayer estuvo en boca de todos sus declaraciones sobre que, de lograr marcar en el Benito Villamarín, no lo celebraría. Cada uno hace lo que cree conveniente. No soy de los que disfruten con ello, ni me parece un debate especialmente relevante, pero sí creo conveniente recordar que lo de no celebrar goles ante el equipo que, vulgarmente hablando, te parió futbolísticamente, viene de hace mucho. Para nada es ninguna moda contemporánea.

Antiguamente, lo único que hacían los futbolistas en estos casos era juntar las manos, como pidiendo perdón. Recuerdo perfectamente que aquí tuvimos un jugador de Córdoba que con el Málaga metió algunos goles. Se llamaba Monerris y de aquí se fue al Almería y después al Las Palmas. Vino en la temporada 54/55 y se fue en la 56/57. Fui a ver un partido a Córdoba con mi padre y él metió un gol, que no lo celebró. El otro lo hizo Galacho, que sí lo hizo. También puedo citar el caso de Arias, que cuando le marcó un gol al Tenerife no lo celebró. Él era de allí. Estaba de moda aquello de juntar las manos como pidiendo perdón. Fue en la 61/62, lo que comprueba que esta manía viene de lejos.