El último espectáculo antes de que el verano europeo paralice la Fórmula 1 llega con un atractivo inusual: mientras Vettel y Red Bull sienten la presión de recuperar la senda del triunfo, sus rivales se relamen ante el inesperado bajón del equipo austríaco. "Debemos atacar cada fin de semana, y ésa es también la mentalidad de Seb, que no mira las posiciones", dijo el jefe de Red Bull, Christian Horner, de cara al Gran Premio de Hungría que se disputa el próximo domingo.

Si tras el fracaso ante su público en Nürburgring Vettel gana en el Hungaroring, las frágiles esperanzas de sus competidores de volver a entrar de lleno en la lucha por el título se romperían. El séptimo triunfo de la temporada le permitiría a Vettel irse feliz a las tres semanas y media de vacaciones. Pero el alemán no siente que nada sea seguro. "Debemos trabajar más duro en nuestro coche para volver al podio y quizás al escalón más alto", admitió.

Mientras Vettel aprieta los dientes, Hamilton, ganador en Alemania, quiere aprovechar el impulso. "No se puede esperar que Red Bull sea siempre perfecto. El domingo pasado pudimos aprovechar sus debilidades, ojalá haya más de esas posibilidades", señaló el piloto de McLaren. Campeón del Mundo en 2008, Hamilton está tercero en el campeonato, a 82 puntos de los 216 de Vettel y a sólo cinco del segundo, Webber, el otro hombre de Red Bull, que no piensa hacerle fáciles las cosas a su compañero de equipo. "Espero poder quitarle un par de puntos a Sebastian y reducir su ventaja al frente del campeonato", apuntó ayer el australiano.

El tercer integrante del grupo de hombres que quiere hacerle la vida difícil a Vettel es Fernando Alonso, que con un triunfo y dos segundos puestos es el piloto que más puntos sumó en las últimas tres carreras. "Tenemos mucho más sustento que en las primeras carreras de la temporada, pero aún debemos dar un paso más", manifestó el corredor asturiano, que ve con buenos ojos una alianza anti-Vettel.