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El Festival de Málaga se sube a la montaña rusa por la reapertura del Tívoli

Lucía Muñoz Lucena y Sergio Rodrigo, los directores del documental 'Tívoli'.

Lucía Muñoz Lucena y Sergio Rodrigo, los directores del documental 'Tívoli'. / Javier Albiñana

En 1972 se abrieron las puertas del primer parque de atracciones y espectáculos de Málaga: el Tívoli World. De un día para otro pasó a convertirse en un punto de encuentro para miles de familias, amigos y conocidos que se reunían en una boda, comunión, bautizo o incluso un concierto. Pocos son los malagueños que, mientras ha estado abierto, se han pasado el día alguna vez en sus instalaciones. Ahora los cineastas Sergio Rodrigo y Lucía Muñoz Lucena han querido contar su historia en 89 minutos que se estrena en el Festival de Málaga. Una historia que refleja como una cita veraniega para millones de personas que cada año acudía a la costa para disfrutar de artistas como James Russo, Raffaella Carrá, Raphael, Miguel Ríos o Isabel Pantoja vieron truncada su cita por el cierre en 2020 del parque tras un largo proceso judicial.

“Hay quien piensa que Tívoli está abandonado, pero no. Tívoli está cerrado”, ha asegurado el cineasta Sergio Rodrigo a este periódico. En el interior del parque hay personas. Los trabajadores cada día acuden a las instalaciones para vigilarlo, cuidar de los pavos reales y protegerlo para que “cuando un comprador llegue se pueda abrir el parque en cuestión de dos meses”.

Uno de los grandes salvadores es Juan Carmona que lleva tres años cuidando y vigilando el parque para que “el día de mañana al Arroyo de la Miel y a la provincia de Málaga no les falte un emblema turístico como es el Tívoli”, según Rodrigo. Además, no está solo. Con Carmona son 12 personas las que luchan por un parque por el que miles de malagueños y viajeros han pasado su infancia acudiendo a conciertos, montando en sus atracciones e incluso actuando con sus escuelas de baile.

Para el cineasta “los trabajadores son el alma de Tívoli en todas sus fases”. Durante sus más de 50 años de vida son ellos quienes han sido fundamentales para que el parque saliera adelante. “Han soportado de todo y ahora están en una situación muy compleja. Algunos han empeñado sus bienes y otros están en tratamiento psicológico”, ha explicado. Cabe recordar que llevan tres años sin cobrar manteniendo el parque invirtiendo su propio dinero.

Por su parte, Lucía Muñoz Lucena ha resaltado que “en estos años han pasado muchísimas generaciones de familias por el parque”. Entre todos los testimonios que tienen ha destacado la historia de Lina que fue la persona que puso el primer súpertivolino. “Iba cuando era niña, luego trabajó en Tívoli y después sus hijos también trabajaron”, ha contado la cineasta.

En los años 70,  Arroyo de la Miel vivió un momento histórico. La construcción de Tívoli atrajo a miles de viajeros y el turismo empezó a crecer, algo que hasta ese momento no había ocurrido. Ahora, más de medio siglo después, son muchas personas mayores las que recuerdan aquellos tiempos, ya que aparte de la llegada de turistas, muchas personas emigraron al Arroyo para trabajar en el parque.

En cuanto al estado actual de la zona, Muñoz Lucena ha señalado que hay una sensación de pena y soledad cuando se pasea alrededor del parque. “No se escuchan los gritos y las risas de alegría de los visitantes o la sintonía de Tívoli que resonaba en la entrada y por todo el parque”, ha lamentado.

La situación no es la que los trabajadores desearían, pero no cesan en su lucha. Ninguno, según esta cineasta, aboga por el cierre de Tívoli, sino por una reapertura con todos sus trabajadores que “lo mantienen día a día a pesar de no tener agua ni electricidad”.

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