La farola

Amuleto de Fernando el Católico, custodiada por monjes durante siglos y de autor desconocido: la Virgen de la Victoria de Málaga

La Virgen de la Victoria, en procesión.

La Virgen de la Victoria, en procesión.

Tomar la ciudad de Málaga no fue tan fácil como esperaban los Reyes Católicos. El asedio a la plaza duró más de lo previsto, el episodio militar fue cruento y complicado. Fernando II de Aragón, El Católico, soportando el caluroso agosto de la capital malacitana en plena batalla para tomar una de las ciudades más importantes de todo el Sur de la península ibérica. En aquel agosto de 1487, el monarca tenía 35 años y una de las figuras que de la Virgen que le acompañaba en sus dependencias castrenses acabaría por pasar a la historia como la Virgen de la Victoria siendo venerada más de cinco siglos después de aquel asedio y de la toma de la ciudad.

Como todo lo que rodea a la conquista de la Ciudad y a la relación de los Reyes Católicos con la urbe, el simbolismo es muy importante. Queda patente en muchos aspectos, como las cuatro iglesias que mandaron construir para articular la ciudad y que aún se conservan. El caso es que cuenta la leyenda que un sueño del monarca tuvo como protagonista a la figura de la Virgen que tenía en sus dependencias y a unos monjes que anunciarían el fin de la batalla. Curioso pero en esos finales del siglo XV, San Francisco de Paula había mandado a 12 monjes mínimos a encontrarse con los Reyes Católicos para solicitar el permiso que les permitiera asentarse también en los territorios reales. Algunos llegaron desde Francia, pero uno de ellos era Bernardo Boyl, nacido en la localidad oscense de Zaydín, dentro del Reino de Aragón y que varios años después volvería a coincidir con los Reyes Católicos en Barcelona que lo mandaron como vicario apostólico junto a Cristóbal Colón en el segundo viaje americano del almirante. Algunos días después de la visita, los cristianos conquistaban Málaga.

Custodia por monjes de San Francisco de Paula

En el lugar en el que se extendía el campamento militar en el que estuvo el monarca se construyó una pequeña ermita en la que se guardó una de las imágenes religiosas que los Reyes Católicos dejaron en la ciudad y que recibió el título de Santa María de la Victoria, es la imagen que cada 8 de septiembre se venera en la capital malacitana. Quedó custodiada por un fraile ermitaño y en 1493, los Reyes dispusieron que entorno a la ermita se instalaran los frailes mínimos de la orden creada por San Francisco de Paula que cuidaron de la imagen y extendieron el culto a la misma más allá de las fronteras malagueñas. El antiguo campamento en el que Fernando el Católico soñó con la Virgen se convirtió en una iglesia y un convento de los mínimos, el primero en la península ibérica. 

El Santuario de la Victoria que se utiliza hoy en día fue construido a finales del siglo XVII, para entonces, las construcciones de la orden mínima no estaban en las mejores condiciones por lo que se optó por crear un nuevo edificio sobre los antiguos que es el templo que en la actualidad aún gobierna esa zona de la ciudad. En lo referente al autor de la talla, hay bastantes estudios al respecto que no han conseguido confirmar de manera inequívoca el taller del que salió. Confirmado que es una talla de finales del siglo XV, hay quien señala que su autoría es de imagineros instalados en Sevilla en la época y que trabajaban para los Reyes Católicos o quien señala a un imaginero cordobés de formación flamenca. Sea como fuere es uno de los símbolos de la ciudad de Málaga en los últimos siglos y ha sido custodiada por los monjes mínimos durante siglos y ahora, en pleno siglo XXI mantiene la devoción entre las personas malagueñas.

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