La farola

Vilo: un pequeño paraíso de aguas termales en Málaga escondido cerca de la bonita Periana

La poza que se conserva de los Baños de Vilo de aguas  termales en la localidad malagueña de Periana.

La poza que se conserva de los Baños de Vilo de aguas termales en la localidad malagueña de Periana. / malaga.es

A pocos kilómetros de la provincia de Granada, en la alta Axarquía, hay un pueblo blanco bonito y fértil que esconde un pequeño baño de aguas termales con una particular historia. Entre otras muchas cosas, Periana es conocida por el aceite de oliva de sus árboles milenarios, sus ricos melocotones y nísperos, y otros muchos frutos de sus trabajados alrededores. Un lugar de paso, no muy lejano a los puntos poblados más altos de la provincia como Alfarnate, con variados y bonitos paisajes a sus alrededores y un pasado cimentado sobre todas las culturas que han habitado la costa malagueña. Sin embargo, entre todo su patrimonio hay un pequeño rincón que puede ser paradisíaco si se visita con en el momento adecuado y con la actitud idónea: los Baños del Vilo

Baños del Vilo es el nombre de la aldea en el que está el manantial de aguas medicinales. Utilizados desde época romana, fueron un lugar selecto y muy conocido en los siglos XVIII y XIX, aunque el potente terremoto con epicentro en el cercano municipio granadino de Arenas del Rey en 1884 produjo la licuefacción (paso de sólido o gaseoso a líquido o a tener la consistencia del líquido) en sus alrededores y también derrumbes en la zona, aunque el caudal y la calidad de las aguas sulfurosas aumentaron.. Sin embargo, para entonces ya eran uno de los manantiales de moda, frecuentado por el General Narváez y otras personalidades de la época. En torno a un siglo antes se habían analizado sus aguas, construido y promocionado el lugar por muchos puntos del país. Sus aguas sulfhídricas, magnésico-cálcicas y nitrogenadas son buenas para las afecciones cutáneas y suelen dejar al órgano más grande del cuerpo con una suavidad característica. Hoy en día sólo se conserva una poza en la que poder disfrutarlo, pero está bien habilitada y rodeada de cursos de agua y caminos, por eso no es complicado llegar y genera una buena sensación aún en los meses de más calor. Otra de sus particularidades es la temperatura del agua que suele estar todo el año en torno a los 20 grados sin cambios ostensibles en la misma.

Dorado siglo XIX y gran riada de 1907

Si los primeros análisis de las aguas fueron en 1765 y provocaron que el lugar fuese tenido en cuenta para la recuperación de enfermos y la toma de aguas medicinales, el balneario toma su apogeo en el siglo siguiente a pesar de que no era un lugar muy bien comunicado. Tras el primer cuarto del XIX, es un sitio de moda, en 1928 se recolecta dinero para construir una capilla y al año siguiente, las instalaciones cuentan con un médico, algo selecto para la época. Parte de los inventarios médicos de la segunda mitad del XIX se han podido conservar y se sabe que hay otros dos manantiales de aguas de composición diferente que también tienen propiedades medicinales. En 1892 se reforma el balneario y cambia de dueños que le reportan un empujón publicitario a las infraestructuras.

Sin embargo, el balneario sufre un revés definitivo pocos años después. En 1907, una gran tormenta en la zona provoca una descomunal riada que arrasa todo lo que rodea a los cauces de agua, balneario incluido. El desastre provoca muertes, entre ellas la del hijo del dueño del balneario y la del alcalde de Vélez Málaga que se encontraba en las instalaciones. Hoy en día sólo se conserva una pequeña poza en la que disfrutar de estas aguas medicinales, pero suficiente para conocer el entorno y disfrutar de una parte del patrimonio natural andaluz.

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