"Una alegría de cascadas y agua corriendo", dicen sobre esta sencilla ruta de senderismo en Málaga que comparar con el paraíso más natural
El Nacimiento de Benaoján es uno de los lugares más increíbles de Málaga, donde el poder del agua asombra
Una de las rutas de senderismo más increíbles de Málaga con mucho que descubrir a su paso

En el corazón de la Serranía de Ronda, envuelto por los relieves del Parque Natural de la Sierra de Grazalema, se encuentra uno de los enclaves más refrescantes y singulares del interior de la provincia de Málaga. Hablamos del Nacimiento de Benaoján, también conocido como Los Cascajales o Molino del Santo, un manantial de aguas claras que ha sido durante siglos fuente de vida, energía y paisaje, y que tras las últimas lluvias del mes de abril han ganado poder. A él se accede por una sencilla ruta de senderismo que, pese a su corta distancia, deslumbra por su riqueza natural, su historia hidráulica y su entorno.
Una ruta breve y accesible junto a la estación de Benaoján
La ruta Estación de Benaoján - Nacimiento de Benaoján es ideal para quienes buscan una caminata corta, fácil y con recompensa visual y sonora. Apenas 1,2 kilómetros de recorrido con un desnivel de 20 metros, lo que la convierte en un paseo accesible para todo tipo de visitantes. El punto de partida se sitúa en las inmediaciones de la estación de tren de Benaoján, un encantador apeadero que conserva el aire tradicional de los antiguos trayectos ferroviarios andaluces.
Desde allí, el sendero discurre entre vegetación mediterránea y el rumor constante del río Guadiaro, hasta llegar al manantial que brota con fuerza en la parte baja del núcleo urbano. Este nacimiento, conocido localmente como Los Cascajales, es una auténtica explosión de agua en medio del paisaje kárstico, donde la roca caliza y el verdor se abrazan en equilibrio.
El legado de los antiguos molinos hidráulicos
La importancia del agua en Benaoján ha sido clave durante siglos. A lo largo del cauce se conservan vestigios de un pasado en el que el movimiento del agua era aprovechado para alimentar molinos hidráulicos. En el inventario de Pascual Madoz del siglo XIX ya se recogían una decena de estas estructuras, algunas de las cuales aún dejan ver sus huellas en el terreno.
Entre ellas destaca el Molino del Santo, cuyo nombre hoy identifica a un alojamiento rural cercano al nacimiento. También permanecen restos del Molino del Caracol, reconvertido actualmente en un establecimiento turístico que ofrece descanso a senderistas y amantes de la naturaleza. Estos molinos no sólo representan la historia del aprovechamiento hidráulico en la zona, sino también una conexión directa con el entorno, integrado en la vida y el paisaje de Benaoján.
Un entorno natural privilegiado y lleno de historia
La riqueza del medio natural que rodea Benaoján va más allá del manantial. Su ubicación a poco más de 16 kilómetros de Ronda y su proximidad a espectaculares formaciones geológicas convierten esta zona en una de las más singulares del interior andaluz. El poljé de Benaoján, la roca caliza que moldea el terreno y las aguas subterráneas, dan lugar a un entorno idóneo para la espeleología y el senderismo.
Muy cerca de la ruta del nacimiento se encuentran tres cuevas de gran valor natural y patrimonial. La Cueva del Hundidero, con su entrada monumental de más de 50 metros de altura, es una de las más impresionantes. La Cueva del Gato, con una icónica poza a su entrada y restos de arte rupestre, y la Cueva de la Pileta, célebre por sus pinturas prehistóricas y su riqueza zoológica, completan un trío de cavidades que sitúan a Benaoján entre los puntos más interesantes de la península ibérica en cuanto a patrimonio subterráneo.
Benaoján: agua, naturaleza y un rincón escondido de la Serranía de Ronda
Aunque alejado de la costa y a más de 115 kilómetros de la capital malagueña, Benaoján se presenta como una puerta al paraíso natural del interior. Sus yacimientos de agua, su historia vinculada a los antiguos molinos y la cercanía con algunas de las cuevas más importantes de Andalucía lo convierten en un lugar donde el tiempo y la naturaleza parecen haberse detenido.
El Nacimiento de Benaoján no es sólo un punto de interés geológico o paisajístico. Es un lugar donde la armonía del agua y la tierra, el legado de siglos de aprovechamiento humano y el murmullo constante del manantial crean una experiencia difícil de olvidar. No es de extrañar que quienes lo visitan lo describan como "una alegría de cascadas y agua corriendo", comparándolo con el paraíso más puro y natural que se puede encontrar en Málaga.
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