Ruta de bares icónicos en Málaga: cuatro paradas imprescindibles en el centro entre tapas, vino y buen ambiente
Tapas, música y tradición: así son los bares míticos de Málaga que tienes que conocer
Un recorrido por las barras donde malagueños y turistas se dan cita para saborear la ciudad
De vinos históricos a empanadas con nombre propio: las paradas imprescindibles del tapeo en Málaga
Bares y restaurantes en Málaga hay muchos, aunque son pocos los que te pueden regalar, en una única experiencia, el sentir del tapeo, el disfrute y el ambiente de las tardes y noches de la capital. Cuatro tabernas con historia, alguna con mucha solera, bares de toda la vida, donde la música suena lo suficientemente alta para permitirte hablar hasta que se agote la cerveza o el vino. Tapas caseras, recetas olvidadas y bocadas que reconfortan el alma, repasamos los rincones más singulares de Málaga capital a través de sus bares más icónicos.
El Pimpi Florida: marisco, copla y ambiente festivo
El Pimpi Florida es sinónimo de alegría y bullicio. Sus paredes, decoradas con fotografías de clientes y personajes locales, son el reflejo de un bar con alma de marisquería donde la tradición convive con el ambiente más festivo de la ciudad. Gambones, navajas y gambas al pil-pil protagonizan una carta breve pero intensa, donde hasta el pan cobra protagonismo al empaparse en las salsas. Aquí hasta la lechuga más solitaria está buena.
La música forma parte del ADN de este local, que cada noche se llena de copla y canciones populares. Sus puertas se abren a última hora de la tarde y pronto se forma cola en la entrada, signo del magnetismo que ejerce sobre locales y aquellos foráneos bien recomendados. Más que un simple bar, es un escenario donde se mezclan el sabor del mar y el ritmo de la tradición malagueña. Sin duda, un imprescindible de Málaga.
Antigua Casa de Guardia: vinos dulces y herencia del siglo XIX
Con más de 180 años de historia, la Antigua Casa de Guardia es la taberna más veterana de Málaga. Fundada en 1840, conserva intacto su espíritu original, sin mesas ni sillas y con una enorme barra que invita a degustar los vinos dulces de la tierra directamente de las botas. Entre sus referencias destacan el Pajarete 1908, el Málaga Garijo, el Pedro Ximénez 1908 o el Moscatel Guardia, todos procedentes de su propia bodega en Olías, junto a los montes de Málaga.
El horario de cierre varía según el día, y los domingos sólo abre al mediodía, manteniendo así su carácter de taberna tradicional. Además del vino, la barra ofrece mariscos frescos de la lonja malagueña, como conchas finas o gambas, completando una experiencia que es casi un viaje en el tiempo al Málaga del siglo XIX.
La Tranca: empanadas con nombre propio y sabor castizo
En la calle Carretería, La Tranca recrea el ambiente de las antiguas tascas con un toque contemporáneo. La música española suena de fondo mientras los camareros se unen al ambiente cantando versos de las canciones. En su barra se suceden empanadas con nombres de artistas míticos –Jurado, Pantoja, Lola o Marujita–, tostas generosas, pimientos de padrón, albóndigas y embutidos ibéricos.
La atmósfera del bar invita a quedarse y prolongar la visita más allá de la primera copa. El humor y el trato cercano de su personal son parte del encanto de un espacio que se ha convertido en punto de encuentro para quienes buscan autenticidad en el centro de Málaga, aunque ve con tiempo que es fácil quedarse sin sitio.
Colmado 93: chacinas, quesos y espíritu de ultramarinos
Muy cerca de La Tranca, también en la calle Carretería, Colmado 93 combina la esencia de una taberna con la de un ultramarinos de calidad. Su barra es pequeña, pero siempre llena de vida, hasta el punto de que es habitual ver a la clientela disfrutando desde la puerta. Aquí mandan los productos: chacinas, quesos, salazones, ahumados y pulguitas que han convertido este rincón en un referente para quienes valoran la materia prima.
Además de tapas y pinchos como croquetas de puchero, tablas de embutidos, quesos, pincho de tortilla o pulguita de carne mechada, el local ofrece venta directa de sus conservas, encurtidos, vinos y vermuts. Un concepto que recupera la tradición de los colmados de barrio adaptándola al ritmo actual del centro histórico.
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