Málaga

Enfermeros y pediatras piden una dosis extra contra la tos ferina ante su repunte

Una sanitaria vacuna a un niño, en una imagen de archivo.

Una sanitaria vacuna a un niño, en una imagen de archivo. / M. H.

La tos ferina en una infección respiratoria que puede ser especialmente grave en los primeros meses de vida. La amplia mayoría de los niños están bien vacunados con las dosis que se ponen a los dos, cuatro y 11 meses y la de refuerzo a los seis años; de modo que están protegidos. Además, con la inoculación a las embarazadas tras la 27 ó 28 semanas de gestación, también se protege a los recién nacidos hasta que se inmunizan con la primera dosis de los dos meses.

Pero enfermeros y pediatras están detectando un incremento de casos, sobre todo a partir de los 10 ó 12 años. Por ello, tanto la Asociación Andaluza de Enfermería Familiar y Comunitaria (Asanec) como la de Atención Primaria de Pediatría (Andapap) piden una dosis extra de refuerzo, al margen de la que ya se pone a los seis años. Además, aunque en la comunidad andaluza la cobertura vacunal de la infancia es alta –ronda el 95%–, los sanitarios apelan a no bajar la guardia en la inoculación de embarazadas y niños, con las actuales cuatro dosis (dos, cuatro y 11 meses y seis años) del calendario del Servicio Andaluz de Salud (SAS).

Los casos diagnosticados en España en la quinta semana de 2024 (29 de enero al 4 de febrero inclusive) ascienden a 482, según el último informe del Centro Nacional de Epidemiología del Instituto de Salud Carlos III del Ministerio de Sanidad. De ellos, 128 son de Andalucía. Es decir, el 26,5%. Pero es más. De acuerdo a ese documento, frente a los 38 casos registrados en España en todo 2023, sólo en cinco semanas de 2024 –desde el 1 de enero hasta el 4 de febrero– la cifra acumulada ya era de 1.606.

La responsable de inmunización de Asanec, Eva Almán, recuerda que nueve de cada 10 hospitalizaciones se dan en niños menores de un año, con mayor porcentaje de los menores de tres meses “por presentar complicaciones graves y hasta mortalidad”. Ante el repunte de casos a finales de la infancia y principios de la adolescencia, Almán defiende “la importancia de reforzar la vacunación de la tos ferina con una nueva dosis, tal y como recomiendan distintas sociedades científicas”, dado que “la inmunidad de la población ante esta enfermedad se va debilitando con el paso del tiempo”.

La vicepresidenta de Andapap, Leonor Quesada, cree que ese nuevo pinchazo de refuerzo podría administrarse a los 14, junto con la dosis que hay a esa edad de tétanos y difteria. Pero insiste en que ante este repunte es “muy importante” que las embarazadas se vacunen y los niños cumplan el calendario de inmunización pautado.

El jefe de Pediatría del Hospital Quirónsalud Málaga, Manuel Baca, también está a favor de una nueva dosis de recuerdo en torno a “los 12 ó 14 años”. El especialista apunta que la patología puede tener secuelas pulmonares y cerebrales graves, sobre todo en niños muy pequeños. Pero tanto él como Quesada coinciden en que el incremento que se está detectando en los últimos meses no es de casos graves, especialmente porque se dan en niños más mayores dado que, por lo general, los más pequeños están bien inmunizados con las vacunas. En relación a este repunte, Baca señala: “No son graves, pero es una tos prolongada que dificulta la acción diaria del niño”. La representante de Andapap ratifica: “Son cuadros leves, pero molestos porque duran mucho tiempo”. Profesionales del Hospital Materno consultados confirman que el aumento de casos “no es muy significativo en cuanto a gravedad”.

El repunte comenzó a detectarse tras el verano y en Málaga son casos aislados –según aseguran los profesionales–; “no brotes como en otras comunidades autónomas”. Por su parte, Asanec señala que “a pesar de disponer de vacunas con una efectividad aceptable y de haber alcanzado elevadas coberturas vacunales, de forma cíclica, se producen brotes en países con alto índice de desarrollo”.

La representante de Andapap explica: “La tos ferina es un cuadro grave en lactantes pequeños; en el resto, es un catarro indistinguible y luego una tos que dura meses”. El problema es aunque no sea grave, resulta molesta. Además, así se disemina la infección.

La patología en su fase inicial se trata con antibióticos para atajarla. Cuando se diagnostica en etapas más avanzadas, también se administran estos fármacos para que los contagiados no transmitan la enfermedad, pero ya no hay forma de parar la tos –según explican los sanitarios– hasta que no se pase la infección. Desde Asanec se insiste en que la vacunación es la mejor medida preventiva para controlar la enfermedad: de los niños según el calendario y de las embarazadas. “La inoculación se realiza tras 27 ó 28 semanas de gestación, ya que, de esta forma, la madre genera anticuerpos contra la enfermedad que pasarán al feto a través de la placenta y le protegerán [al bebé] hasta que pueda vacunarse”, señala la asociación de Enfermería.

Otras medidas adicionales que defiende Asanec para la protección indirecta de lactantes y niños pasan por la vacunación de los sanitarios, “especialmente aquellos en contacto directo con niños como ginecólogos, pediatras, matronas, neonatólogos y enfermeras de las unidades de cuidados intensivos pediátricas, de las de pediatría y de las de obstetricia, así como de los cuidadores de guarderías”.

Una “epidemia sostenida” desde el año 2010

La Asociación Andaluza de Enfermería Familiar y Comunitaria (Asanec), indica que en España, la tos ferina “se encuentra en una epidemia sostenida desde el año 2010”. Esta organización recuerda que según datos del Instituto Carlos III, desde 2011 se declara un promedio de 4.000 casos anuales en todo el país, con un pico máximo entre 2014 y 2019.

Además, en el informe publicado por el Centro Nacional de Epidemiología, que analiza el periodo comprendido entre los años 2005 y 2020, se recogen un total de 43.534 casos de esta enfermedad, registrando 10.281 hospitalizaciones (el 82,7% en menores de tres meses de vida). A nivel europeo, un análisis realizado entre los años 2010 y 2020, con motivo de conocer la carga de tosferina en adultos mayores de 50 años, ha mostrado cómo la enfermedad sigue tendencias similares a las de los niños de cero a cuatro años, “es decir, que está creciendo”, según recoge Asanec en su comunicado.

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