Explotan un artefacto pirotécnico junto a la biblioteca de Pedregalejo

"Una biblioteca no hace daño a nadie. Es un centro cultural del que disfruta todo el mundo. No entendemos a qué viene esto". Son las palabras de Paco Soto, vecino de Pedregalejo y miembro de la asociación de residentes de esta barriada malagueña que ayer se preguntaba, todavía impresionado, quiénes han sido los responsables de la explosión pirotécnica que reventó un cristal de la biblioteca pública Bernabé Fernández-Canivell, espacio que el colectivo reivindicó durante varios años. "Fue un triunfo. Está dando servicio a niños y mayores y es una de las bibliotecas que más se utilizan. Ofrece internet y prensa diaria", recalcó.

En torno a la 1:00 del martes, un fuerte estruendo alertó a los residentes de varias calles colindantes. La investigación, según el testimonio de uno de los trabajadores de la biblioteca, apunta a que unos vándalos hicieron estallar un artefacto pirotécnico contra una de las cristaleras de la entrada del edificio. No cree, precisó, que el objetivo de la explosión fuera cometer un robo dado que la puerta no presentaba signos de haber sido forzada. "Nadie hace algo así, que puede oírse, para entrar a robar. Ha sido una bestialidad. Lo han sentido tanto los vecinos del bloque de viviendas que está al lado como otros de varias casas. El estruendo fue muy grande. Es raro que esto se haga contra una biblioteca pública y en la que no ha habido conflictos", subrayó el empleado, convencido de que el autor tenía conocimientos de pirotecnia.

La onda expansiva de la explosión desencajó la estructura metálica y fracturó el cristal, de dos milímetros de grosor. Hasta el lugar en que se produjeron los hechos se desplazó un equipo de la Policía Científica y varios agentes. Por la mañana, todavía olía a pólvora. El centro, en el que se imparten cursos de idiomas e informática, está abierto ya que no hay peligro para los estudiantes.