Juan Manuel Sánchez La Chica, arquitecto de la Catedral de Málaga

“A los vecinos del Centro nos tienen que declarar Bien de Interés Cultural”

  • Remarca como "asignatura pendiente" de la ciudad completar la Catedral y subraya que la principal prioridad debe ser solucionar el sistema de evacuación de aguas

Sánchez La Chica, en la Plaza del Obispo.

Sánchez La Chica, en la Plaza del Obispo. / Javier Albiñana

–¿Tiene algo de místico ser el arquitecto de la Catedral?

–La Catedral está llena de misticismo. Ahora estamos adecuando el coro para la exposición de Mena, junto al Palacio Episcopal. En cada una de las imágenes hay un trasfondo muy importante. Todo edificio tiene un significado, pero la Catedral más aún. Es su espacio interior, con esa verticalidad propia del gótico que evoca a ese a subir arriba, a la ascensión, a mirar a Dios.

–Usted está vinculado al Plan Director de la Catedral desde 2011. En el tiempo que viene trabajando en el edificio, ¿ha descubierto muchos secretos en el edificio?

–Absolutamente lleno, es un mundo. En el libro que hemos hecho, titulado La Catedral de Málaga una sinfonía inacabada, hemos traducido su historia al dibujo. Hemos interpretado todos los textos y los hemos pasado al gráfico. Hemos analizado cada muro, cada separación entre distintas fases. Está lleno de aciertos, de arrepentimientos, de continuidades, de discontinuidades. Aunque siempre ha tenido una gran unidad. Empezó a construirse en 1528, tuvo una primera fase muy intensa hasta 1588, con la época renacentista, en la que se concibió como una gran fortaleza, como un palacio dorado en su interior, y en el barroco, a partir de 1721 hasta 1782, ese palacio se volcó hacia el exterior. Todos los arquitectos que han trabajado en al Catedral lo han hecho con la idea de que tuviese el mismo estilo. Y eso es una cuestión a alabar. Para mí la Catedral es una obra maestra de integración de estilos, como ninguna otra.

Sánchez La Chica, sentado en un banco, con la torre inacabada de la Catedral al fondo. Sánchez La Chica, sentado en un banco, con la torre inacabada de la Catedral al fondo.

Sánchez La Chica, sentado en un banco, con la torre inacabada de la Catedral al fondo. / Javier Albiñana

–¿El malagueño de a pie es consciente del valor que tiene este edificio?

–No, porque ni siquiera yo como arquitecto la he tenido tan profunda hasta que no me he puesto a analizarla. La percepción es que es un edificio a la que le falta una torre, que parece que se empezó a construir un día y al otro se paró. Es un edificio que se fue haciendo a base de impulsos intermitentes. Se ha parado muchas veces. Siempre ha habido una labor de construcción. Eran conscientes de que iban a trabajar toda su vida y por eso decidieron hacerla por fases, según las posibilidades. Una de las grandezas e idiosincrasias, una de sus señas de identidad, es que tiene una unidad tremenda pero se ha hecho por fases. Y secretos tiene miles, cada rincón los tiene. Ahora está muy en boga el tema de las cubiertas, hay un sistema complejísimo por una sucesión de acontecimientos a lo largo de la historia y es muy bonito cuando lo entiendes de verdad. Y hay decenas y decenas de estancias que no conocemos, que están en los cubillos, es una ciudad vertical. Teníamos cierta ignorancia de lo que le quedaba construir, que no es una torre, sino que eran siete.

–¿Siete?

–Yo cuento la torre sur, las cuatro de los cubillos, la sacristía, que no son torres pero sí elementos verticales...

–Esa sinfonía inacabada de la que habla no se reduce a la torre sur.

–Es la percepción que se tiene, porque se hace muy patente. La Catedral fue concebida como una ciudadela de torres, pero al final solo se terminó una.

–Lleva poco más de dos años como arquitecto, pero empezó a trabajar en el Plan Director hace unos ocho años. ¿Ese documento ya tiene forma? ¿Está listo para desarrollarse?

–Se hizo una primera entrega que está en revisión para continuar con él, terminarlo, aprobarlo y comenzar su desarrollo. La Catedral necesita obras de restauración. Hay obras que son necesarias de terminar, la más claro es el sistema de evacuación de aguas completo, desde la cubierta hasta abajo. Hay que empezar por el tejado porque para restaurar los techos no se puede hacer si no están secos y la única manera es con un sistema que de una vez, porque las cubiertas se han arreglado decenas de veces; hay que apostar por una solución definitiva y a partir de ahí proceder al arreglo de las patologías.

–Si fijásemos una serie de taras en el edificio, ¿esa es la principal?

–La principal. Ese debe ser el elemento prioritario y espero que se realice con el Plan Director, pero es verdad que la anterior obra se hizo si él. Se podría acometer como una obra de urgencia.

–La obra anterior fue la que impulso la Junta.

–Fue una solución muy conservadora desde el punto de vista visual, pero no ha funcionado. Era una obra complicada, pero no ha tenido el efecto deseado.

–Usted ha comentado que el ideal es recuperar el proyecto original...

–Hemos estudiado toda la historia de la Catedral, con el trabajo manual de tocar la piedra. Cuando ha caído un aguacero de 100 litros en Málaga he salido disparado a la cubierta para ver como responde. Todos los arquitectos anteriores estudiaron en gran profundidad cómo se había construido. Nosotros pensamos que para empezar ese proyecto hay que pensar con lo ya pensaron anteriormente. La cubierta de Ventura Rodríguez es espectacular, con solo dos planos se cuenta tanto, se da tanta información. Y los informes que vienen adjuntos le cambias el lenguaje lo puedes entregar ante la Delegación de Cultura. El origen de los problemas viene desde el inicio. Diego de Vergara, que es el gran arquitecto que hizo que esta Catedral fuese diferente, puso todas las naves a la misma altura, pero hizo una cubierta plana muy grande, que falló. Se vio que el sistema no fue eficaz y por eso se empezó la segunda fase de la Catedral, porque hace unos 300 años cayeron grandes aguaceros y se vieron filtraciones tremendas.

–¿La prioridad de la cubierta está muy por encima de la de construir la torre?

–Esta Catedral se ha ido construyendo a lo largo de los siglos y desde el punto de vista de la conservación hay que acabarla. Un edificio en construcción deja heridas abiertas por las que entra agua. No tenemos sacristía, no cumple bien su función. Y para conseguir la belleza con la que se proyectó debería ser terminada, sería más bella.

–Pero por orden de prioridades.

–Lo primero es salvaguardar el edificio.

–¿Es quizás una asignatura pendiente de Málaga con su patrimonio?

–Sí, es una de las asignaturas pendientes de la ciudad. El Guadalmedina también. Estamos con temas que se hacen eternos.

"Diego de Vergara construyó una muestra de modernidad que es única; que le falte una torre no hace única a la Catedral"

–El edificio se levantó hace casi 500 años. ¿Se ha preguntado alguna vez cómo se hizo esto?

–Es un espacio emocionante, hay una voluntad de todos los que trabajaron en la Catedral de dejar lo mejor de ellos. Imagina esta gran mole de piedra sobresaliendo sobre un ciudad de planta baja, a lo más de dos plantas, construida con piedra y barro. Fue una voluntad de toda la sociedad por mostrarse al exterior como una ciudad potente económicamente. Imagino a los navegantes yendo por todo el mundo y diciendo ‘esta gente está construyendo una Catedral que parece de estilo renacentista pero en la han hecho una serie de variaciones’. Se salta un poco las normas. Creo que ha sido injustamente tratada porque es difícil de clasificar. Es una cosa tan moderna. Los críticos decían que no cumplía las reglas de los órdenes clásicos. Se las saltó Diego de Vergara para ganarle el concurso a Andrés de Valdenvira a mitad del siglo XVI; hizo algo distinto y construyó una muestra de modernidad que es única; que le falte una torre no hace única a la Catedral, lo que la hace única es que se concibió como una fortaleza, con esas puertas de crucero, con ese interior dorado con columnas esbeltas y altísimas... Tiene una serie de señas de identidad que la hacen única, que le falte una torre es una carencia. La Catedral es un edificio único en la historia.

–En aquella época el acceso desde el mar era total. Hemos ido a peor.

–Sí, hubiera sido maravilloso que la fachada sur hubiese volcado al parque. Por lo memos que esa gran manzana del Málaga Palacio no hubiese existido hubiese dado esa fachada.

–¿Se imagina cuándo puede ser una realidad la terminación de la Catedral?

–Me encantaría que el tema de las aguas de la Catedral estuviera para el 21, sería magnífico porque estuviera acabado en el tercer centenario de la iniciación de la segunda fase. Eso se podría acabar en un par de años.

–Su nombre está vinculado en los años al proyecto de transformación de la manzana de los cines Astoria y Victoria. ¿Qué valor le da a la operación que está contemplando?

–Hay muchas opiniones sobre la configuración de esa plaza. Ahora tenemos un edificio en ruina, que no tiene la categoría de ese espacio. Para mí la plaza es un lugar definido. Dejarlo abierto por un lado le daría el protagonismo al nuevo hotel previsto en el antiguo Cine Andalucía. Nosotros en esa dualidad, con Alberto García Marín, lo que se plantea es edificio que guarde la configuración de la plaza, pero aprovechar la arquitectura moderna con la transparencia y esa apertura hacia La Alcazaba. Dialogando con la historia se puede hacer un edificio con esa doble capacidad. La apuesta por la música es importante para Málaga, ya se hace con los museos, con el cine, la gastronomía... Ahí está la demanda del Auditorio; Málaga es una ciudad tan importante como para tener un buen Auditorio.

El arquitecto de la Catedral, en un momento de la entrevista. El arquitecto de la Catedral, en un momento de la entrevista.

El arquitecto de la Catedral, en un momento de la entrevista. / Javier Albiñana

–Usted es granadino de nacimiento...

–Pero a los quince días estaba en Málaga.

–Ha visto la evolución de la ciudad en las últimas décadas.

–Va a haber más cambios. En Granada la creación de la Escuela de Arquitectura cambió muchos aspectos en la ciudad, se empezó a hacer edificios de calidad porque había una masa crítica importante, ya no valía hacer cualquier cosa. Aquí, con la Escuela de Arquitectura de Málaga llevamos doce años y hemos generado esa capacidad crítica. Estamos generando que haya un cuerpo crítico, arquitectos con nuevas ideas. Málaga tiene este atractivo que la convierte en una ciudad en la que todo el mundo quiere vivir. Pero tenemos un problema grave de vivienda. Hace falta retomar la política de construcción de VPO para dar respuesta a la gente joven. Con el alquiler vacacional hay mucha demanda, los precios han subido los precios. Es una de las asignaturas.

"Málaga tiene este atractivo que la convierte en una ciudad en la que todo el mundo quiere vivir. Pero tenemos un problema grave de vivienda"

–Usted tiene su estudio en la Plaza de la Marina. Y es residente del Centro. ¿Como asiste el boom turístico del que se viene hablando desde hace años?

–El otro día fui a Teatinos y comimos cerca de la Universidad. Tuve la sensación de que había gente de Málaga, la sensación de barrio, con supermercados, con bares... Tenemos un grupo de whatsapp en el que estamos casi todos los que vivimos en el Centro. El Centro necesita no solo arreglar los edificios sino ser habitado. Como gracia comento a mis amigos que nos tienen que declarar como Bien de Interés Cultural (BIC).

–¿Entiende el movimiento crítico generado por el proyecto de Moneo en Hoyo de Esparteros?

–Creo que si está aprobado el problema es quien paga eso si se quiere echar para atrás con esa actuación. Moneo es uno de los mejores arquitectos que tenemos en España. Para mí ese edificio está hecho, porque tiene su licencia, está concedida... ¿Que se podría haber hecho de otra manera? Posiblemente. Que se podría haber estudiado de otro modo, con una edificabilidad menor e integrando las edificaciones existentes? También los pienso pero hablamos de un paso.

"¿Que el proyecto de Moneo se podría haber estudiado con una edificabilidad menor e integrando las edificaciones? También lo pienso pero hablamos de pasado"

–Otro de los proyectos que está sobre la mesa es el hotel en el dique de Levante. ¿Le genera dudas?

–Creo que es un problema urbano. Una ciudad vertical allí puede generar el problema de acceso allí. La Farola ya está colapsada y llevar todo ese movimiento de coches a aquel lugar me preocupa. En la Escuela de Arquitectura hicimos propuestas de torre con los alumnos. Hicieron propuestas preciosas.

–Usted es vecino de la obra de la Alameda...

–Creo que va a quedar fantástica. La opción de dejar los carriles por el centro y ensanchar las aceras, darle vida a los bajos de los edificios me parece fantástico, en lugar de dejar un bulevar en el centro, a modo de isla, rodeada de coches... Tengo buenas pulsaciones.

–Lo que sí tiene de bueno es que ha pasado del plano teórico al práctico y eso no siempre ocurre en la ciudad.

–Las cosas hay que arrancarlas. Hay que ser valientes. Málaga siempre ha sido una ciudad valiente. Lo contrario de la cobardía no es la valentía sino la inacción. Que se haya puesto en marcha la Alameda, un espacio degradadísimo... Eso va a respirar. Estoy deseando verla. Tengo ganas de ver la Equitativa, ese edificio en uso.

–Ha comentado la terminación de la Catedral, el Auditorio, el Guadalmedina... ¿En qué pondría el acento como necesidad de la ciudad para los próximos años?

–El camino que se ha iniciado en el Centro, con la recuperación de calles, del cuidado de los locales y edificios, tiene que crecer a los barrios. No podemos dedicarnos siempre a la almendrita.

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