Málaga

Mar, sol y arena, esa combinación perfecta

  • Con más calor que medusas y los pequeños ya de vacaciones sobraron excusas para disfrutar de la playa

Los bañistas llenaron ayer la primera línea de las playas malagueñas.

Los bañistas llenaron ayer la primera línea de las playas malagueñas. / marilú báez

Por desgracia las playas se despertaban ayer con la imagen de la desidia más despiadada. Bolsas, plásticos y botellas eran la huella palpable del poco amor del malagueño a lo propio. La noche de San Juan dejaba una marca que desde primeras horas de la mañana Limasa intentaba borrar. A las 11:00, cuando comenzaron a llegar los primeros bañistas, el daño estaba subsanado. Las medusas habían remitido y una app específica informaba de que si bien el sábado se habían recibido avisos de apariciones dispersas de este animal, "la situación ha mejorado de forma generalizada en toda la costa de Málaga". En la zona oriental, sin embargo, se complicó por la tarde con la subida de la marea.

Pero el calor apretaba más que el miedo a una picadura y fueron muchas las familias que optaron por pasar un domingo playero. También después de saber que si veían una mancha naranja en el agua se trataba de microalgas inofensivas y que el remojón bien merecía la pena. Sol, leve brisa y oleaje débil. La temperatura del agua, 20 grados. Y una arena mullida sobre la que tenderse. Se volvía a dar, como cualquier verano, esa combinación perfecta entre diversión y descanso. Se recuperaban esos toldos que no se ponían desde el pasado septiembre, esa mesa plegable que costaba abrir por el óxido y la baraja con arena entre las cartas dispuesta a una nueva partida. El libro, el sombrero, la crema protectora, de factor 50 que son las primeras exposiciones, las toallas de alegres colores, las pelotas hinchables, las paletas. La primera línea, poco acostumbrada todavía a la muchedumbre, volvió a ser habitada masivamente. Y el gris de su arena se convirtió en multicolor por las numerosas sombrillas dispuestas como escudo para mantener la radiación a raya. El olor a humo, el sabor a sardinas espetadas, el frescor de un tinto con limón, completó uno de los primeros homenajes que se rinde el playero.

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