Estamos en la mitad del mandato de Francisco de la Torre al frente del Ayuntamiento de Málaga y había una gran interés entre los asistentes por escuchar sus palabras, máxime cuando en la capital hay muchos proyectos encima de la mesa. Más de 200 personas, entre representantes políticos, empresariales o sociales, se presentaron puntuales en una de las salas del hotel NH pese a que la hora era temprana: las 9:00.

El subdelegado del Gobierno, Jorge Hernández Mollar, la rectora de la Universidad de Málaga, Adelaida de la Calle, el presidente de la Cámara de Comercio de Málaga, Jerónimo Pérez Casero, el director general del Parque Tecnológico de Andalucía, Felipe Romera, los presidentes de las constructoras Sando, José Luis Sánchez Domínguez, y Vera, Francisco Vera, la práctica totalidad de concejales del Ayuntamiento de Málaga, varios directivos del Banco Santander en Málaga, patrocinador del evento, el director del aeropuerto, Salvador Merino, representantes consulares, empresarios... La lista de personalidades era ingente y sería imposible incluirlos a todos en estas palabras.

La intervención del alcalde duró algo más de media hora, algo que se agradeció ya que así daba pie a hacer más preguntas. De la Torre, como suele ser habitual, fue un torrente de declaraciones y había que estar muy atento para no perderse, ya que iba hilando unas ideas con otras. No obstante, eso provocó que más de una vez se fuera a la tangente de la tangente y que casi divagara hasta extremos que causaron la sonrisa en más de uno. Por ejemplo, el alcalde fue cuestionado por el proyecto del Metro de Málaga y acabó hablando sobre la política italiana.

Defendió el espíritu de la Constitución y lamentó que no se haya hecho en España un pacto por la educación, ya que a su juicio no se prima la excelencia y la calidad en la selección del personal. Señaló como anécdota el caso de una joven que sacó un 10 en los exámenes pero que no entró a trabajar como profesora porque otros tenían más puntos por llevar más tiempo.

En ese torrente de ideas y frases, muchas totalmente entremezcladas, comentó que se embellecerán los chiringuitos del paseo marítimo -criticados por algún concejal por su gran tamaño-, o que se harán aceleradoras de empresas en Málaga para captar talento. A las 10:30 finalizó el acto y todo el mundo se fue a continuar la jornada laboral.