Málaga

Nuria Medina, detective privado: "Las mujeres somos más discretas y más constantes"

Nuria Medina, detective privado.

Nuria Medina, detective privado. / Javier Albiñana

Aunque se quedara fascinada con los detectives de las series de televisión, Nuria Medina nunca pensó en que su futuro profesional la llevaría a ser una de ellos. “Nunca pensé que podía hacer vigilancia, realizar un seguimiento, grabarlo, plasmarlo en un informe, ir a un juzgado a ratificarlo, que el juez lo tenga en cuenta, ayudar a un cliente e, incluso, que sentar jurisprudencia”, dice. Esto la enorgullece, aunque no pase con todos los casos. Pero también es consciente de las dificultades para la conciliación que le ha supuesto la profesión. También los prejuicios sobre la mujer en aquellos años de sus comienzos. Hoy la situación es distinta, considera Nuria, miembro de la Asociación de Mujeres Empresarias de Málaga, Amupema

-¿Cómo llegó a ser detective privado?

-Hice administrativo y empecé Empresariales. Estando en la carrera comencé a trabajar como administrativo en una agencia de detectives. Conocí el trabajo y, al cabo de los años, decidí convertirme en investigadora. He pasado por todos los estamentos de una agencia, llegué a socia y hace cinco años me implanté por mi cuenta. 

-¿Había mujeres cuando empezó en su agencia?

-Yo tenía 20 años y en aquel momento solo eran hombres, tanto el titular del despacho como los que en aquel tiempo se conocían como auxiliares de detectives, figura que no existe desde 1996.

-¿Cambió el rumbo de su formación?

-Sí, dejé empresariales, estudié los dos años de Criminología y un curso de especialización de detective en Sevilla. Nuestra carrera requiere tres años de estudios. Suele ser un título propio de las universidades.

-¿Qué materias se estudian para ser detective?

-Las asignaturas en la carrera tienen parte de Derecho, parte de Sociología, de Estadística y de investigación. En el último año, en el curso de especialización de detective, es cuando contactas con los primeros detectives. Te dan un poco el enfoque de la investigación. Pero en aquel momento se contaba muy poco de la profesión en sí. Yo que venía de estar trabajando en una agencia de detectives veía que se quedaban muy cortos en la enseñanza y que los compañeros que no tenían la misma posibilidad que yo de tener al lado mentores con los que trabajaba iban a encontrar más difícil salir a la calle, porque la calle es complicada, es lo más duro aquí.

-¿Cuántas mujeres son detectives privados?

-Es una profesión a la que se dedica poca gente. Hay unas 1.330 licencias activas, los que somos ejercientes. En una población de 40 millones de españoles somos muy poquitos. De ellos, unas 340 somos mujeres, un 25% aproximadamente. Que creo que para la profesión que es y los pocos que somos estamos en una proporción más o menos buena. En los cuerpos y fuerzas de seguridad del Estado las mujeres suelen ser bastante menos.

-¿Cómo es el día a día en su profesión?

-En mi caso, el 70% del trabajo que desarrolla un detective privado suele ser vigilancia y seguimiento. Supone levantarte antes de la hora que piensas que va a salir la persona que tengas que controlar, ponerte en su puerta, en su lugar de trabajo o donde sea y, a partir de ahí, hacerle un seguimiento para comprobar y verificar qué es lo que hace, dependiendo del caso que sea. Si es un tema laboral, que lo hacemos con mucha frecuencia, personas que están de baja, haciendo competencia desleal, comprobar productividad de los comerciales, si cumplen con las rutas especificadas, si hacen dos visitas y dicen que han hecho diez… Lo vemos e intentamos grabarlos.

-¿Qué peso tiene eso en un juzgado?

-A nosotros se nos considera en los juzgados testigos cualificados. Somos meros observadores y testigos de lo que está ocurriendo y cuando vamos a un juzgado contamos lo que vemos con nuestros informes. Estos informes, para utilizarlos judicialmente, una vez presentados al cliente requieren de que nosotros los ratifiquemos. Solemos acompañarlos de fotografía, vídeo y de las pruebas documentales que se hayan podido obtener durante la investigación. También se pueden hacer propiedad industrial, hay compañeros que se infiltran en empresas como empleados para ver lo que está ocurriendo en el interior…

-¿Trabajan también en temas de familia?

-Sí, claro, pero cada día se hace menos la infidelidad. Al menos así lo percibo. Hay llamadas, consultas, pero luego en la conversación te das cuenta de que ya lo saben y que verificarlo o tener esa fotografía no les va a favorecer en nada más que en el amor propio, hay mucha gente que no se lo plantea. Pero hay otros temas como la custodia de los hijos, la conducta de los adolescentes, problemas de adiciones, hoy en día se trabaja mucho el tema del juego con los jóvenes… La infidelidad se ha quedado en un segundo plano.

-¿Qué es lo más difícil de este trabajo?

-Lo más difícil es que te levantes, estés en el lugar indicado, a la hora adecuada, que lo tengas todo perfectamente controlado, que inicies el seguimiento y luego lo pierdas porque no puedas aparcar o no puedas continuar con el seguimiento. El iniciar un trabajo y que se me escape el investigado es lo más frustrante. Pierdes la posibilidad de ver ese día lo que va a hacer esa persona.

La detective en su oficina buscando información en las redes. La detective en su oficina buscando información en las redes.

La detective en su oficina buscando información en las redes. / Javier Albiñana

-¿Hacen mucha investigación a través de redes sociales?

-Sí, se saca mucha información a través de redes y también de bases de datos abiertas como pueden ser los registros de la propiedad, mercantil, bases de datos de información comercial… Hay páginas web que recopilan mucha información, que desconocemos que está pero que buscando se encuentra. Hay algunas aplicaciones de escaneo, por ejemplo, en las que la información sube a una nube y queda allí y cuando metes una frase concreta en un buscador aparece. Muchas veces utilizamos aplicaciones y herramientas que dejan nuestra información privada en algún lugar al que otros pueden acceder.

-¿Sus principales clientes son las empresas?

-Las empresas, las mutuas y las compañías de seguro son nuestros principales clientes. El particular, normalmente, es tema de familia o un problema con un inquilino que no está pagando.

-¿Alguna experiencia desagradable que haya tenido?

-Una vez tenía que confirmar si una persona estaba en su casa o no, estaba de baja y la empresa me había pedido confirmación. Llevaba dos días montando vigilancia y no había salido del domicilio, pero tenía que comprobar que realmente fuera su casa y que estuviera allí. Pegué en la puerta pensando en algún pretexto para grabarlo con la cámara oculta. El investigado abrió y se me ocurrió decirle que venía preguntando por un piso en venta. Precisamente, me dijo que él estaba vendiendo el piso y la conversación se alargó. Me invitó a entrar, le dije que no, y ahí parece que se le encendió la bombilla y me preguntó si lo estaba grabando. No sabía cómo iba a salir de ahí. Le dije que no, me disculpé y me di media vuelta y me marché. Me sentí muy incómoda y muy mal conmigo misma, porque nosotros tenemos que estar en presencia de la persona lo menos posible.

-¿Algún asunto turbio?

-Nosotros no podemos tocar delitos perseguibles de oficio. Si durante el proceso de la investigación te das cuenta de que es un delito, aunque no tuviera esa consideración de forma inicial, tienes que dar parte a la Policía y ya ellos proceden en la forma que estimen. Podemos trabajar en común y aprovechar lo que hemos avanzado o te dicen que ya no toques más ese caso porque se hacen cargo. Pero hay buena colaboración con los cuerpos de seguridad.

-¿Y se ha encontrado algún delito?

-Sí. Asuntos que he tenido que comunicar, por ejemplo, apropiaciones indebidas cuantiosas y continuadas a lo largo de los años. Trabajadores que en la confianza que la empresa deposita en ellos meten la mano donde no deben, en existencias o en dinero. Cuando ya ves que estás ante algo de gravedad das parte. Muchas veces continuamos con nuestro plan de acción y cuando se obtienen las pruebas, ya cedes el testigo.

-¿Se ha infiltrado alguna vez en una empresa?

-Como trabajadora no. Me infiltré una vez como paciente en un hospital.

-¿Qué cualidades tiene que tener un detective privado?

-Vocación, paciencia, coherencia, ser coherente con lo que un cliente te dice, con lo que sabes que puedes hacer, mucha perseverancia también y arrojo. 

-¿Cómo se lleva con la conciliación?

-La conciliación familiar es muy difícil con estos horarios. Tengo una hija de diez años y tengo que tirar de la familia o pasar casos a mis compañeros… En mi opinión personal, la mujer actualmente sigue haciendo las concesiones en su vida profesional para poder atender la vida familiar.

-¿Se ha sentido bien tratada en el gremio?

-Sí, siempre me he sentido bien tratada, pero es verdad que cuando empecé, en 1996, algunos mayores dudaban de enviar a una mujer a montar vigilancia de noche o a que condujese para hacer un seguimiento. Pero como no había detectives privados suficientes para cubrir todos los puestos de auxiliares que habían desaparecido, no les quedó más remedio que admitir a las mujeres. Pero luego vieron que lo podíamos hacer igual de bien. Somos más discretas y más constantes, según mi opinión. Es más fácil abrirle un portal a una mujer que a un hombre. Se sospecha menos de nosotras. No les quedó más remedio que probarnos y vieron que somos muy válidas. Hoy en día hay muchas ocasiones en las que los clientes nos buscan más a nosotras que a ellos. Me llaman otros despachos de Madrid o Barcelona para colaborar y me llaman por el hecho de ser yo y de ser mujer.

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