Patrullar de incógnito

'Málaga Hoy' acompaña a dos policías que visten sin uniforme para reforzar las labores de prevención Se hacen pasar por turistas para evitar robos y hurtos

Dos policías de paisano patrullan por la Plaza de la Constitución.
Dos policías de paisano patrullan por la Plaza de la Constitución.

Operan sin el uniforme reglamentario para pasar desapercibidos y lograr así una mayor efectividad a la hora de sorprender in fraganti a los carteristas y controlar, entre otros, el menudeo de droga. Recorren las calles del centro ataviados con camiseta, bermudas y un bolso tipo bandolera a fin de parecer auténticos turistas. "Algunos llevan tatuajes y se ponen pendientes. Métodos de camuflaje hay todos los que uno pueda imaginar. Eso sí, muchos de los malos, con los que tratamos a diarios, ya nos conocen", explican Juan y Jorge, que evitan proporcionar más detalles "para no dar pistas al enemigo". La veteranía, sostienen, es un grado. "Al principio, piensas que todo el mundo te mira por la calle y que te reconoce, pero con el tiempo confías en el trabajo".

Su jornada comienza con servicios específicos que precisan de seguimientos sigilosos a unos 30 ó 40 metros de distancia. A medida que avanza la mañana, los agentes se centran en labores de prevención para frenar los hurtos, que sólo en caso de que superen los 400 euros se imputan como robos. Recuerdan que hace unos días lograron frustar el hurto a manos de dos mujeres de nacionalidad búlgara. "Las vimos desde fuera a través del escaparate de la tienda. Se dan, sobre todo, en los negocios. Los autores suelen ser habituales", cuenta uno de los policías, que resalta la importancia de mantener alianzas con los responsables de los locales para una mejor coordinación: "Hay una muy estrecha relación entre nuestros compañeros, los dueños de los comercios y los vigilantes".

Las franquicias son el blanco de muchos ladrones. La encargada de una de ellas sita en la plaza de la Constitución se muestra satisfecha con la seguridad policial en el entorno.

Tras una primera vigilancia a primera hora de la mañana, al filo del mediodía los efectivos vuelven a las zonas que tildan de "calientes", caso de los alrededores de la Catedral. Los aparcacoches ilegales requieren diariamente la intervención policial en varios puntos. En una mañana, se ha denunciado a cuatro gorrillas, con multas que pueden superar los 165 euros.

El recorrido continúa por la Plaza de la Merced. Allí, la pareja comprueba que un hombre pasea con dos perros sin correa, algo que prohíbe la ordenanza municipal de convivencia. El denunciado acaba reconociendo que ya había sido advertido por otros agentes hace unos días. La sanción para lo que a animales se refiere es de 200 euros.

En los alrededores de Alcazabilla, los policías se enfrentan a otra falta frecuente: beber alcohol en la calle. Así, una mujer de 43 años es sorprendida con un cartón de vino. Unos minutos antes, junto a la Parroquia de Santiago, identificaban a otra persona con un puesto de tarot. "Consultamos con la Sala por si hubiera algo pendiente con ella. Normalmente intervenimos la mercancía, pero entendemos que es la primera vez. También somos humanos", recalcan.

Para la llegada de cruceristas, el trabajo preventivo es fundamental. "Recibimos información de cuándo llegan y a cuántos turistas traen. Sabemos que los carteristas aprovechan las retiradas de los barcos para que las víctimas tengan menos margen para denunciar", precisan.

Asimismo, sorprenden a tres personas con antecedentes hurtando perfumes en varios comercios. Los policías, al interceptarlos, hallan un bolso apantallado con perfumes, cuyo valor es de 367,36 euros y un imán para inutilizar las alarmas.

La unidad de paisanos del centro llega hasta la playa de La Malagueta. Allí se afanan también en frustrar robos, controlar la venta ambulante y atender las quejas de los ciudadanos.

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