Ahora o nunca, pensaron dos amigos y dieron un giro radical a la realidad que vivían. "A ojos de muchos, había alcanzado el éxito en mi vida. Yo en cambio, cada día que pasaba sentía creciente la sofocante convicción de que todo se me escapaba detrás de las paredes de aquella oficina", explica Luis Cintora, un malagueño cualquiera, que tras romper hace un par de años con muchas de las cosas que tenía, está a punto de emprender una singular aventura, viajar a Mongolia para convertirse en un altavoz de la situación de precariedad en que viven miles de niños de este país asiático.

Su compañero de expedición será Jordi Blanco, otro malagueño que tenía una vida normal -según los parámetros de la cultura occidental-, hasta que regresó a casa después de recorrer Latinoamérica en bicicleta durante casi un año y medio. "Es entonces cuando me di cuenta que esta iba a ser la etapa mas dura del viaje: la adaptación a lo que algunos llaman la vida normal", asegura. Por unos u otros motivos, ambos amigos se encontraron con unas mismas inquietudes sociales en un momento determinado. Consideran que han escapado de una burbuja y ahora quieren hacer algo por la sociedad que les rodea.

El destino de este proyecto conjunto es Mongolia, aunque podría haber sido cualquier rincón del planeta. "Hemos investigado y en la zona, según distintos estudios, hay miles de niños en situación de desamparo. Están abandonados y se refugian del frío dentro de las alcantarillas de la ciudad", explica Cintora. El objetivo de este proyecto solidario es recorrer el país en bicicleta para impregnarse de su realidad y grabar imágenes para producir un documental que denuncie esta situación en el otro lado del mundo. Según explican, quieren darle la mayor difusión al trabajo y llegar incluso a los colegios españoles para que los niños tengan la visión de esta otra realidad tan distinta a la suya que, sin embargo, para muchos pequeños sí está a la orden del día.

Luis Cintora, de 31 años, es Educador Social y algún tiempo estuvo trabajando en un despacho de abogados de Marbella. Jordi Blanco, de 32 años, es terapeuta infantil. Ambos tenían sus trabajos y un esquema de vida organizado, pero lo dejaron en busca de un nuevo rumbo. Tras realizar distintos proyectos humanitarios y grandes viajes solidarios de forma individual, han decidido poner en marcha alguna iniciativa conjunta: Ahora o nunca.

La aventura comenzará el próximo 1 de junio. Volarán hasta la capital rusa, donde se subirán al tren transiberiano que les llevará a su destino. En Mongolia permanecerán hasta octubre pedaleando para conseguir su objetivo. "Vamos a mostrar el retrato del niño de la capital y de los ambientes más rurales, donde el sistema de vida es mucho más ancestral, pero son más felices", apuntan. En la expedición también participará un cámara profesional, que se incorporará en rutas concretas. "Él realizará los grandes planos, pero nosotros llevaremos nuestros propios equipos", subrayan los protagonistas.

Para afrontar el proyecto económicamente, tienen algunos patrocinadores que están colaborado, aunque por ahora las aportaciones son "pocas". Como sea, se realizará "ahora o nunca", pues dicen que el viaje está garantizado, aunque los aventureros buscan nuevas ayudas para realizar el proyecto con los mejores equipos posibles. En los dos meses que faltan para empezar a pedalear, parte de los esfuerzos también se centran en la preparación física para coger fondo, pues el choque cultural que se encontrarán en Mongolia, es algo que van buscando y consideran estar preparados.