Málaga

Restos de un centro que se pudre

  • Montañas de bolsas, cajas de cartón, envases y plásticos dejaban ayer en las calles una imagen dantesca, no peor que el olor que desprendían las basuras acumuladas durante una semana

Llegar de otra ciudad, limpia y lavada por la lluvia, fresca y verde, hizo que el choque fuese aún más fuerte. Las bolsas, los cartones y los plásticos acumulados en montañas grotescas de basura en equilibrio golperon la vista. El hedor abofeteó el rostro, y también el alma. Encontrar un centro engullido por los residuos de sus propios habitantes no fue la mejor bienvenida para los que se habían alejado durante unos días. Muchísimo menos para los que llegaban a la ciudad por primera vez. Siete días de huelga de los trabajadores de Limasa dejaron ya ayer una imagen dantesca, principalmente en el centro histórico. Y lo malo es que ayer no se pudo contar el fin de la pesadilla. El paro continúa.

La catedral con los residuos a los pies de su torre manca, la calle La Bolsa impracticable porque la ristra de porquería cruzaba de lado a lado, la entrada de la calle principal con cientos de bolsas junto a sus contenedores soterrados, el reguero de podredumbre que se extendía zigzagueante por la plaza Uncibay y pequeñas plazas convertidas en auténticos vertederos eran las estampas que ofrecía ayer un centro que se pudre con cada nuevo día sin solución al conflicto laboral.

Si por el efecto que causa en la restauración y en el turismo la falta de recogida en el entorno histórico era ayer ya especialmente problemática, algunos barrios no se quedaban atrás. En el Perchel, en la calle Salitre y en La Unión también se acumulaban residuos que, con la lluvia caída, empeoraban su estado de degradación. "Han vaciado los contenedores pero hay tanta basura alrededor que la gente no puede acceder a él y no llega a echar la bolsa dentro", se quejaba ayer una mujer, que narraba la situación de su barrio. Otras protestaban porque por su calle no habían pasado los camiones y los bidones estaban a rebosar.

Aunque sobre un escenario trágico y maloliente, tiendas, hoteles y restaurantes se empeñaban ayer en continuar su rutina con la mayor normalidad que les era posible. Pero dentro de unas horas habrá más y más basura y el ambiente se convertirá en irrespirable. Y solo cabrá una esperanza, que el frío retrase la putrefacción de esta Málaga presa de su servicio de recogida de basuras.

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