Málaga

Menos aceite de oliva, más pescado congelado: la inflación cambia los hábitos de consumo en Málaga

Clientes en una carnicería del mercado de Atarazanas.

Clientes en una carnicería del mercado de Atarazanas. / Carlos Guerrero

Esencial en la cocina mediterránea y asociadas sus bondades a una dieta saludable, el aceite de oliva virgen extra ha sido en las últimas décadas el producto estrella de los hogares malagueños. No faltaba en ninguna despensa y se usaba, incluso, para freír en la freidora. Más aún cuando el aceite de girasol se vio severamente afectado al comienzo de la guerra en Ucrania. Sin embargo, este 'oro líquido' se ha encarecido casi un 70% en el último año en los supermercados y las ventas están descendiendo. La subida de precios en el caso del aceite ha sido desorbitada, pero no la única. Y esta gran inflación en los productos alimenticios, que en meses como febrero de 2023 fue de un 16%, ha provocado un cambio en los hábitos de consumo. 

"El volumen de venta está cayendo, estamos alrededor del 40% de caída del aceite virgen extra", explica Sergio Cuberos, presidente de Supermercados Maskom. Señala Cuberos que el precio del aceite refinado o al 0.4% también se ha puesto muy cerca del virgen extra, casi rozando los 10 euros el litro, por lo que el consumo se ha resentido. "En nuestra empresa intentamos subir cuando no hay más remedio, cuando el fabricante nos sube el precio, intentamos aguantar los precios lo máximo posible", indica.

Pero es que este producto se ha encarecido en origen desde los 5,29 euros el litro de diciembre de 2022 a los 8,28 del pasado diciembre. Esto supone un incremento del 56,4% en un año, como subraya Álvaro González Zafra, director general de la Confederación Andaluza de Empresarios de Alimentación y Perfumería (CAEA). Si se compara con diciembre de 2021, que estaba a 3,28 euros el litro en origen, la subida ha sido de algo más del 152%, según los datos del Gobierno central, como apunta González Zafra. 

Lineal de aceite de oliva de un supermercado. Lineal de aceite de oliva de un supermercado.

Lineal de aceite de oliva de un supermercado.

Con semejantes precios, con litros de aceite a 12 y 14 euros de algunas marcas como Carbonell, Hojiblanca, Coosur o Dcoop, lo que el consumidor malagueño ha hecho es dejar este producto ya casi gourmet para las ensaladas, el pan del desayuno y algún guiso concreto y comprar los de semilla para freír. "Se venden envases más pequeños, como los de medio litro, y a penas se consumen las garrafas de 5 litros, ahora lo máximo que se compran son 3 litros, son cambios de hábito hacia un menor consumo", indica Cuberos. 

Aceites de semilla para freír y envases más pequeños del virgen extra

El presidente de los supermercados Maskom afirma que están "creciendo mucho los aceites de semilla como el de girasol y una mezcla especial que hay para freír, ya que el litro cuesta 1,40 euros, cuando antes freíamos con aceite de oliva, ahora lo hacemos con aceite especial de semillas o de girasol". También resalta que la tendencia al alza del aceite de oliva no cambiará hasta que se estime cómo será la próxima cosecha.

"El calor y la falta de lluvia ha hecho que la cosecha de 2023 haya sido mala, muy parecida a la de 2022, casi la mitad de una cosecha normal, por lo que se ha ido gastando el aceite almacenado, hay más demanda que oferta y el precio sube", detalla Cuberos y afirma que durante los próximos dos o tres meses va a seguir subiendo el precio. "Entre abril y mayo, cuando se vea si hay una buena floración, indicativo de que habrá una buena cosecha, automáticamente va a bajar el precio del aceite de oliva porque las almazaras y cooperativas se querrán quitar excedentes, si por el contrario se espera que sea mala también, va a seguir faltando aceite y va a seguir estando arriba", añade.

Las malas cosechas elevan el precio de frutas y verduras

Para los supermercados, la severa sequía que vive el campo y, por tanto, las malas cosechas que se están encadenando están poniendo las cosas difíciles. El tomate, como subraya Cuberos, "está en un precio muy alto y lleva así todo el año. Si antes el kilo podía valer en torno a un euros, ahora cuesta casi dos, casi el doble del precio dependiendo de la variedad. Las naranjas y los zumos también se han encarecido mucho. "Tenemos el handicap del campo, todo está así, los aguacates, las judías, la climatología y la falta de agua está mermando la producción de género y lo está encareciendo, además de la subida de la mano de obra, de los suministros eléctricos, del transporte a causa del gasóleo, temas relacionados de forma directa con el campo y que hacen que la materia prima suba", agrega el presidente de Maskom.

Una dependienta cambia los precios en un supermercado. Una dependienta cambia los precios en un supermercado.

Una dependienta cambia los precios en un supermercado. / Zipi Aragón / EFE

Mientras, otros productos bajan, como el aceite de girasol, la leche y los yogures. Otros se estabilizan, como el precio de la fruta, que empieza a normalizarse. Pero, señala Cuberos, hay productos que están sufriendo mucho, como ocurre con el pescado y la carne. "Hemos estado pidiendo al Gobierno que bajara el IVA del pescado y la carne al 0 ó al 5%, que aún está en un 10%, hay menos pesca, vale más caro y está bajando la venta, ahora se compra más pescado congelado", apunta.

Con la carne, debido a la subida de los granos, de los costes y también a la incidencia de la ley de bienestar animal, se encarece la producción y ha habido una subida del 14% en el cerdo. El pollo, que tuvo una subida también muy importante, actualmente se encuentra estabilizado. "Ahora el consumidor no compra un pollo entero, que al final tiene bastante hueso, así que va directo a la pechuga, a los filetes, al medio pollo, lo que va a gastar", dice Cuberos. "Se compra más al día, pensando en lo que se va a comer o cocinar hoy, los carros son de menor volumen, vamos con más frecuencia al súper para traernos lo necesario y evitar el tirado al máximo", agrega. 

Ni la marca, ni la calidad, ahora se elige el producto más barato

Ante el alza de precios, el cliente desvía el consumo hacia las marcas blancas. "Con la lecha antes éramos muy marquistas, ahora ya no, me llevo la leche de la marca blanca o la más económica, lo mismo pasa con el agua embotellada, que busco la más barata, y con la celulosa... hoy la marca blanca lo ha copado todo eso, el hábito de compra ahora tiende a lo más barato", perfila el presidente de los supermercados Maskom.

Cada vez se concina menos, se come más en el trabajo y las familias son más pequeñas, por lo que otra cosa que están creciendo mucho en la cesta de la compra de los malagueños son los platos elaborados, algo que "sale casi más barato que cuando se cocina en casa", señala Cuberos. "La gente afina más en su compra y tira menos", concluye esperando que este año la inflación quede como máximo en un 3% en alimentación.

El director general de la Confederación Andaluza de Empresarios de Alimentación y Perfumería (CAEA), Álvaro González Zafra señala que el pasado diciembre se cerró con una inflación del 7,3% en la alimentación pero que, aún siendo alta, está desacelerando, ya que en noviembre fue del 9%. "Llevamos ya varios meses por debajo de las dos cifras, descendiendo esos incrementos de precio, y hay que tener en cuenta que en febrero tuvimos una subida del 16%, creemos que la tendencia será a la moderación", destaca. 

La competencia de los supermercados por ganarse al cliente

Esos incrementos del precio, como señala, cambian los hábitos del consumidor y eso se lleva detectando hace un año. "Ahora hay una mayor frecuencia de compra con menor volumen, ya ni siquiera se hace una semanal, así el consumidor controlas más y desperdicia menos en lo que compra", afirma. Comenta González Zara que, además, el precio es el factor determinante de la compra por encima de otras variables, como la proximidad, vas más lejos si hace falta para comprar más barato, la marca de distribuidor en vez de la de fabricante, antepone el precio por encima de la marca, e incluso con respecto a la calidad. "Ahora priorizas el precio por encima de cualquier variable", señala.

Esto conlleva, como subraya el director general de la CAEA, que en los supermercados haya una tensión comercial y una competitividad brutal entre ellos. Así, las promociones y descuentos son fundamentales para que puedan fidelizar al cliente y no se vaya a la tienda de al lado. "Tenemos un modelo de comercio de proximidad, la mayoría de malagueños tienen muchas opciones a su alrededor y los supermercados ponen el precio lo más barato posible para ganar en competitividad, pero con esos incrementos de precio en todos los eslabones de la cadena, tienes que subir el producto porque no puedes vender a pérdida, la ley prohíbe comprar al proveedor por debajo de los costes y también vender por debajo del precio de coste", destaca González Zafra. 

Destaca el responsable de la CAEA que, al contrario de lo que pudiera pensarse, "nuestro sector se basa en la alta rotación, así que cuando mejor le va a nuestro sector es cuando están más bajos los precios, porque vendemos más. En la alimentación el margen está entre el 2 y el 4%, lo que interesa vender es cantidad, mayor volumen, y no tener más margen. Si los precios están altos, se resiente el consumo y al final nuestro sector sale perjudicado".

Es verdad que la alimentación es irrenunciable y el cliente está cautivo de sus proveedores, pero "hay un cambio de hábito en la priorización del precio, así que o te adaptas o sales del mercado", comenta y subraya que, además de que se consume un 35% menos de aceite de oliva virgen y que se venden botellas más pequeñas, "ha habido un gran cambio hacia el producto congelado, son los grandes beneficiados de esta crisis inflacionista, en detrimento del producto fresco, y quizás lo que más se note es en el pescado". En cuanto a las carnes, su precio oscila y la gente va cambiando, vas buscando lo que en cada momento está más barato, concluye. 

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