Málaga

El alcalde baja a la arena

  • De la Torre salió a hacer 'footing' por el paseo marítimo de Huelin, azotado por el temporal Charló con empleados de chiringuitos y operarios de Limasa

A un mes y medio de la tormenta de las elecciones generales, el alcalde de Málaga, Francisco de la Torre, aprovecha el veranillo de San Martín. Ayer, enfundado en un elegante chándal que mezclaba tonos claros y oscuros, salió a hacer footing por el paseo marítimo Antonio Banderas. Sin prisa, pero sin pausa, con determinación, con aspecto de pretender conseguir un claro objetivo, como en el Ayuntamiento de la capital. El regidor, en su estado natural. No parecía, en contra de lo que algunos pudieran pensar, que su propósito fuera el de adelantarse a la próxima campaña para captar votos afines a su formación, ya que muchos habían decidido retrasar su cita con el deporte.

Eran las 10:30. Paseaba, a buen ritmo, solo. Su recorrido hacia Sacaba, entre la desembocadura del Guadalhorce y la playa de la Misericordia, que no estaba previsto en la agenda, tuvo varios recesos, entre ellos, el que él mismo propició con unos operarios de Limasa mientras realizaban su cometido. A De la Torre se le veía tan relajado como si asistiera a un Pleno municipal, pero, eso sí, sin dejar a un lado la sombra que el conflicto sobre el colectivo vuelve a planear. Y es que los trabajadores se reunirán previsiblemente el próximo día 15 en asamblea para estar al tanto de por dónde va la negociación ante la posibilidad de que finalmente se convoque una huelga. Será hoy cuando en un nuevo encuentro con la empresa se conozca una respuesta concreta sobre la propuesta inicial del comité.

Otra de las paradas del veterano alcalde, que un día después de la cita con las urnas cumplirá 73 años, tuvo como protagonista a los empleados de uno de los chiringuitos de la zona que habían resultado más afectados por el último temporal. La atenta mirada del máximo responsable de la Casona del Parque reflejaba su interés por el estado en el que los vientos de Levante dejaron las playas la pasada semana. El oleaje, que llegó a alcanzar picos máximos de 6,5 metros de altura, había dañado varios establecimientos.

El regidor quiso observa el paseo marítimo de Huelin en el que, hasta hace sólo uno s días, había casi más arena que en la misma playa. Los zapatos llegaban a hundirse en el suelo, rodeados de barro. La imagen era de película. Cañas, envases de litro y otros desperdicios arrojados por el mar. La fuerza de las rachas hizo que el agua llegase a la antigua nacional 340 a su paso por Chilches y Benajarafe; invadiese los paseos marítimos de Málaga, tanto el de Pedregalejo como el de poniente, y anegase varios restaurantes como el de los Baños del Carmen. Los estragos se dejaron sentir también en el puerto deportivo de El Candado, donde se hundieron cuatro barcos atracados.

La tarea de los bomberos y la Policía Local no resultó fácil. Atendieron a 40 personas y cuatro de ellas estaban en riesgo de ahogamiento en un vehículo en la calle Pacífico. De la Torre quiso ser testigo de ello.

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