La Málaga antigua, cuyos orígenes se remontan a los siglos XI, XII y XIII, vuelve a ocultarse conforme avanzan las obras del Metro en el centro. Los restos arqueológicos de ese pasado musulmán, ocultos durante años y desenterrados hace unos meses, están siendo en su mayor parte destruidos y enterrados por el mismo tajo del suburbano que los sacó a la luz.

Lo que las máquinas han empezado a ejecutar este jueves no es más que lo ya anunciado por la Junta de Andalucía el pasado 23 de julio, confirmando así que la infraestructura del Metro de Málaga resultaba incompatible con la conservación de dichos restos.

Aunque los elementos "más representativos" de estas excavaciones serán recuperados y trasladados hasta otro punto del trazado del Metro (posiblemente al túnel de Callejones del Perchel), la mayor parte de ellos están siendo destruidos o enterrados.

Las máquinas han ido rellenando con tierra algunas partes de la excavación, mientras que la parte que superaba el nivel de la losa del túnel del Metro han sido eliminados.

Donde antes emergían algunas calles y casas de la época árabe, desde este jueves retorna en un solar plano. Lo extraordinario del hallazgo era su estado de conservación, "manzanas completas", según los expertos, que manejaban como una de las posibles teoría de su origen el que estas estas estructuras situadas en los arrabales fuesen parte de un barrio mucho más amplio, que pudo extenderse entre la zona de la Trinidad y El Perchel.

Tras su descubrimiento, se apuntó a que lo descubierto era semejante a lo encontrado en la zona de Albert Camus, donde los responsables de las excavaciones destacaron el hallazgo de la ciudad musulmana, poniendo en evidencia que la Málaga de la época era más grande de lo pensado.