No cayó la Transición pero sí García Márquez
Los exámenes de Selectividad se iniciaron ayer con los mismos nervios, alegrías y decepciones de todos los años Más de 7.100 alumnos estaban convocados a la cita



Concentración, silencio absoluto, cabezas bajas, pendientes de la hoja del examen y con el bolígrafo a toda mecha. A las 10:50 ya estaban todos realizando el segundo examen de la primera jornada de la Selectividad, que este año acaba mañana. Después de elegir entre los textos literarios de Crónica de una muerte anunciada, de Gabriel García Márquez, y Luces de Bohemia de Valle Inclán, tocaba desarrollar un tema de Historia de España o Filosofía. Descartes y Kant, el Sexenio Revolucionario y la Dictadura de Primo de Rivera. La suerte ya estaba echada sobre el papel. Era la hora de demostrar cuánto se había aprendido durante el curso.
En los pasillos y alrededores del aula II de la Facultad de Medicina, donde se ubicó ayer el tribunal número 1, no había nadie que distrajera la atención. Los profesores y familiares calmaban los nervios en el patio de entrada o delante de un café. Era la misma rutina repetida año tras año para los examinadores, para el personal de la Universidad, para los docentes, pero no para los protagonistas de la jornada. Los alumnos viven estos tres días un momento único que condicionará su acceso a la carrera universitaria.
"Están muy nerviosas, se juegan mucho en un solo examen, se aprecia la presión porque la nota de corte en algunas carreras está altísima", comentaban Ana María Briones y Lourdes González, profesoras del colegio Sierra Blanca. "Es que por centésimas se pueden quedar fuera de lo que quieren estudiar", agregaron. Sus 60 alumnas llegaron ayer a Selectividad "muy bien preparadas", pero cuando las profesoras supieron los temas que habían caído en el segundo examen dieron un grito de alegría. "No querían que cayera Isabel II, es un tema demasiado largo", afirmaban tras subrayar que "si les gusta el tema se sienten más seguras y lo trabajan mejor". A estas alturas del año, la tensión se mezcla con el cansancio y las docentes consideran que los exámenes deberían de adelantarse a los primeros días de junio, como en la comunidad de Madrid. "Esto es un sufrimiento, todos los años igual, como un parto en el que no podemos hacer nada", agregó Ana María Briones.
Los primeros alumnos salieron del segundo examen con una punzada de decepción en el estómago. La muerte de Adolfo Suárez y la reciente abdicación del Rey les hizo apostar fuerte por la Transición. Tomás Strilinsky, alumno del instituto Universidad Laboral, no terminó satisfecho. Eligió la dictadura de Primo de Rivera pero reconoció que no le salió bien. Lleva un 7,5 de media en Bachillerato y quiere estudiar Magisterio de Educación Primaria. Aunque la nota de corte se quedó el año pasado en casi el 8, Tomás aseguraba ayer que con aprobar el examen tendrá suficiente para acceder.
"Está la presión de que tengo que aprobar aunque no busco nota alta", comentó y señaló que el camino no es fácil y que a estas alturas "ya estamos muy cansados". Su profesora de Filosofía, Nuria Puertas, repasaba con él las preguntas del examen. "La mayoría eligen Historia antes que Filosofía porque ésta les resulta más difícil y les da más miedo, como vienen muy presionados por la nota se sienten más tranquilos haciendo Historia", comentó la docente del ÍES Universidad Laboral.
Otro de los más de 7.100 alumnos matriculados en las pruebas, Daniel Gil salió con otra cara. Desarrolló sin problemas el Sexenio revolucionario. En Lengua y Literatura esperaba fervientemente a García Márquez y no se vio defraudado. El próximo curso estudiará en la UMA un doble grado de Ingeniería Mecánica y Eléctrica para el que sólo necesita un 5,3. Su media es de 9,5. Daniel ya sabe que tiene un pie dentro de su nuevo destino: la Universidad.
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