Coronavirus en Málaga: cuando peligra la subsistencia para las familias más vulnerables
Las familias que vivían en condiciones precarias sufren aún más la crisis que los deja, en algunos casos, sin ningún ingreso ni posibilidad de conseguirlo
Málaga/La semana pasada le ingresaron 100 euros para ayuda a la alimentación del programa Caixa Proinfancia y con eso van tirando. Pero Miriam Maldonado, su marido y sus dos hijos, de 4 y 9 años, afrontan esta crisis con los bolsillos vacíos. Ella, camarera de piso en hoteles, no trabaja desde el pasado mes de octubre, cuando acabó la temporada alta.
Por estas fechas su sector ya se hubiera reactivado, pero el frenazo de la actividad le ha cortado en seco la esperanza de encontrar un empleo pronto. Su pareja, ayudante de albañilería, también se tuvo que quedar en casa en los primeros días del estado de alarma. Ahora, sus recursos económicos han quedado reducidos a cero.
“Si antes lo pasábamos mal, ahora es mucho peor”, comenta Miriam. En la crisis económica fue difícil pero ahora es todavía más difícil.“En aquel momento por lo menos ibas a la calle a buscar trabajo y tenías una esperanza, pensabas que volverías mañana y que quizás si hubiera trabajo para ti, se te abrían algunas puertas pero ahora la situación es mucho peor, a dónde vas a ir si no puedes ni salir”, indica esta madre de 37 años que forma parte del programa que gestiona la Asociación Arrabal AID.
Miriam también trabajaba dos veces por semana limpiando casas, lo que le daba para la compra de la semana. “Ahora no tenemos ninguna entrada de dinero”, reconoce. Esta familia debe unos cuatro meses de alquiler, aunque por el momento no tienen problemas con la vivienda. Este año no cuentan tampoco con ninguna ayuda para pagar el alquiler y, en estos momentos, la gestión se presenta complicada.
Miriam hace malabares para estirar al máximo la comida. Sopas y comida de cuchara que alcancen para el almuerzo y la cena, mucha pasta y la carne, sobre todo, para los niños. “Mi marido y yo nos apañamos con lo que sea”, agrega.
Sin poder pagar el alquiler
Juan Francisco Mejía llegó a Málaga desde Honduras en 2005. Su mujer ha trabajado como cuidadora de personas mayores y él ha echado horas sin llegar a tener nunca un contrato laboral estable. No tienen desempleo ni ninguna prestación. Con ellos aún convive un hijo adolescente que estudia gracias al apoyo de entidades como Arrabal y Caixa Proinfancia.
También a ellos les llegó la ayuda para comprar alimentos y se ha convertido en su único sustento en estas semanas de encierro. “Gracias a ellos ahora tenemos para comer”, dice Juan Francisco. “La mala suerte nos ha llegado a través de esta epidemia, mi esposa se quedó sin trabajo y yo también estoy encerrado en la casa, sin ningún ingreso para hacer frente a los gastos del hogar”, comenta y confiesa que lo que le quita el sueño en estos momentos es la vivienda.
“Me he atrasado dos meses en el pago del alquiler y me han pedido que desocupe la casa”, apunta. El apoyo de una hija mayor y de su hermana, ambas residentes en Málaga, es lo único con lo que cuentan para hacer frente a la situación “que se ha puesto fea, fea”, reconoce Juan Francisco, que también se partió el brazo en una caída y todavía está convaleciente. “Creo que mi mujer volverá a trabajar cuando termine esto, porque tiene experiencia, pero mientras tanto no sabemos qué podemos hacer”, concluye.
Un ERTE después de años en el desempleo
Isabel Ortigosa también pasa por momentos complicados. Después de cinco años en paro, cuando su economía remontaba gracias a un contrato de seis meses con perspectivas de continuidad, la peluquería donde trabajaba cerró y tuvo que presentar un ERTE.
A su cargo tiene una hija de 9 años con la que vive en una casa ocupada de La Trinidad. “He estado mucho tiempo cuidando de mi abuela y tirando con la paga de la dependencia”, explica esta malagueña que tampoco cuenta con ninguna manutención por parte de su ex pareja.
“En diciembre conseguí un trabajo de peluquera junto a un equipo excepcional, tenía el contrato de seis y me iban a hacer indefinida, mi jefa nos está dando esperanzas de que vamos a volver todas juntas pero como he sido la última que han contratado no sé qué pasará”, teme Isabel.
Y reconoce que antes de todo esto “vivía al día”. “Lo poco que tenía lo gasté en la casa, este mes cobraré algo y ya al siguiente no sé qué pasará”, comenta Isabel, que recibe la ayuda de diversas ONG, entre ellas Altamar, que le dieron bolsas de comida y le ayudan con los estudios de su hija. “Gracias a Dios que tenemos algunas ayudas”, comenta y explica que lo que recibe lo reparte con su sobrina, que está también en una situación muy delicada.
Las entidades hacen frente a las primeras urgencias
“En la asociación atendemos a unas 250 familias y más de la mitad ha empeorado su situación socioeconómica por la crisis sanitaria”, explica Beatriz Peláez, responsable de Infancia y Familia de Arrabal AID y subraya que “estamos dotando de ayudas económicas propias a familias en situaciones muy extremas”.
También la Obra Social de la Caixa ha realizado una dotación económica extraordinaria de tres millones de euros para asistir a 1.147 familias durante la crisis de coronavirus. Las familias recibirán una ayuda de 300 euros a través de una tarjeta que permite comprar en los establecimientos de alimentación.
Por su parte, Cáritas Diocesana de Málaga ha iniciado la campaña Caritas ante el Coronavirus, cada gesto cuenta. “La magnitud en estos momentos y a medio y largo plazo nos hacen avivar la solidaridad para poder ayudar a tantas personas y familias vulnerables que se encuentran ahora en una situación crítica”, explica Francisco José Sánchez, director de Cáritas.
Y subraya que lo importante es que “estas ayudas puedan ser sostenidas porque las necesidades siguen creciendo, ya que una crisis sanitaria como esta tiene unas consecuencias muy fuertes a nivel social”. La entidad ha habilitado cuentas bancarias para colaboraciones, que también se pueden gestionar a través del teléfono y de la página www.caritasmalaga.es.
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