La Junta reconoce que la rotonda no es la principal causa de la renuncia de Málaga al Mundial
Carolina España ha señalado que la cimentación era "el primer problema" porque las obras eran "de gran envergadura"
El alcalde busca un lugar menos alejado que el Puerto de la Torre para albergar el nuevo estadio del Málaga
El problema no era la rotonda. Al menos no el principal. Carolina España, portavoz de la Junta de Andalucía, ha reconocido en una rueda de prensa tras el Consejo de Gobierno andaluz que hubo otro lastre más importante para no aumentar la capacidad del Estadio de Atletismo, al que debía mudarse el club de la ciudad durante las obras de La Rosaleda, de los 12.500 espectadores. Suponía dejar a la mitad de los abonados del equipo fuera de los partidos y fue el detonante para que la afición levantase la voz en contra.
La portavoz ha dicho que fueron dos los problemas que se encontraron. El primero, la cimentación, "las obras eran de una gran envergadura por la cercanía del mar en la cimentación que había que hacer para ir a los 25.000 espectadores y conllevaba un tiempo bastante importante", ha señalado. Cabe recordar que para la adecuación del Ciudad de Málaga, sin ampliación, se había aprobado un gasto de 8 millones de euros. Con la cimentación y las gradas supletorias este gasto, a todas luces, se hubiese disparado.
El segundo de los problemas narrados fueron los de "movilidad, que no dependen de nosotros, dependen del Gobierno central", ha indicado España. Subrayar que este era, hasta ahora, el problema central al que señalaban las administraciones: una rotonda en el entorno del Martín Carpena y el Ciudad de Málaga que no aguantaría, según un informe de Carreteras, el tráfico que conllevan más de 25.000 espectadores. Aunque el pasado mes de mayo se celebró un concierto de Manuel Carrasco con una afluencia similar en el Estadio de Atletismo.
"Nosotros, como no puede ser de otra manera, respetamos la decisión que se ha adoptado, una decisión prudente y responsable", ha dicho preguntada por la renuncia. Como si la Junta de Andalucía no hubiera estado sentada en la mesa en la que se acordó. Bien es cierto que el sábado que se anunció que Málaga no sería sede sólo intervino el alcalde, Francisco de la Torre. Flanqueado, eso sí, por el vicepresidente de la Diputación, Cristóbal Ortega, y el delegado de Cultura y Deportes de la Junta en la provincia, Carlos García. En la apuesta participaban las tres administraciones y la obra del estadio se iba a pagar a un tercio cada una. A razón de 90 millones por institución.
También ha recalcado la apuesta de la Junta, "la ambición" por organizar eventos a nivel internacional, destacando la Copa Davis de tenis o la Sorling Cup de golf en la provincia. Y que "no hay muchas comunidades que hayan solicitado dos ciudades para el Mundial", referenciando que Andalucía quiso que fueran sede Sevilla y Málaga. Finalmente sólo lo será la hispalense, en cuyo estadio, La Cartuja, la Junta ya ha invertido 15 de los 100 millones que dedicará en las obras. Además de Andalucía, País Vasco tendrá dos sedes: Bilbao y San Sebastián. Lo pidió Galicia, con A Coruña, que será sede, y Vigo, que se quedó fuera a las puertas y ahora quiere volver a tomar el puesto de Málaga. No con dos ciudades, pero sí con dos estadios cuentan Madrid (Bernabéu y Metropolitano) y Barcelona (Camp Nou y Cornellá).
Con todo, ha vuelto al argumentario oficial, "si la afición estaba en contra, en el sentido que no quería reducir el número de aficionados que querían asistir durante estos dos años que había que trasladar la sede, lo que está claro es que desde las administraciones no vamos a hacer una obra que esté en contra de la afición, que esté en contra del Málaga", ha recalcado. A esto ha añadido que "no es una decisión que nos hubiese gustado a las administraciones, pero esa es la realidad". Sin embargo, ha afirmado no ser "quién para imputar ese fracaso [la renuncia]".
También ha querido subrayar que "seguiremos trabajando para que la ciudad tenga el estadio que merece, tanto la ciudad como la provincia". Pero ha dejado un recado, "nos hubiese gustado que el Málaga tenga una propiedad seria y solvente, ya es hora", ha señalado. Una propiedad que pueda aportar económicamente al proyecto, se puede entender.
No hay que olvidar que el primer paso que se da a la hora de afrontar la renovación de La Rosaleda es encargar estudios sobre la rentabilidad que pudieran tener los privados a la hora de entrar en la financiación del estadio. Y reducir el gasto público por ende. Una posibilidad que no fructificó.
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