Málaga

La madre de David, la víctima mortal de Los Montes de Málaga: "Siento absoluto desprecio hacia el asesino"

David, el joven asesinado hace dos años en Los Montes de Málaga.

David, el joven asesinado hace dos años en Los Montes de Málaga.

–"Carmen, ya hemos detenido al asesino de su hijo".

Era viernes, el Grupo de Homicidios se presentó en su casa para informarle de que habían logrado capturar al hombre que dos años atrás había arrebatado la vida de David, un estudiante de 21 años que aquel 29 de agosto tuvo la mala fortuna de cruzarse con José Jurado Montilla, un asesino en serie apodado como El Titi o Dinamita Montilla, cuando fue a comprobar si había algarrobas en la finca de sus abuelos, ubicada en Los Montes de Málaga. 

La madre de la quinta víctima mortal que deja a su paso el criminal reconoce "la sensación de alivio" tras muchos meses de desasosiego. Si bien, ahora teme que no se haga justicia. Su deseo, confiesa a Málaga Hoy, es que el asesino de su hijo pase el resto de su vida entre rejas. José Jurado Montilla ya fue condenado a 123 años de cárcel por cuatro homicidios, de los que debía haber cumplido 30. Si bien, la sentencia del Tribunal Europeo de Derechos Humanos (TEDH) de Estrasburgo contra la doctrina Parot, que hasta entonces aplicaba los beneficios penitenciarios sobre cada una de las penas impuestas al recluso y no sobre el máximo legal permitido, le ahorraron los dos últimos.

El pasado domingo, el sospechoso de arrebatar la vida a David volvió a ingresar en prisión por orden del Juzgado de Instrucción número 9 de Málaga. Hasta entonces se dedicaba a recorrer el territorio español y narrar sus peripecias en la red social Tik Tok con la naturalidad de alguien que se siente impune. Carmen prefiere no ver las grabaciones; desde que se produjo la detención, tampoco enciende apenas la televisión. "No quiero tener la imagen de ese hombre grabada en mi mente". Su sentimiento hacia él, asegura, es de "absoluto desprecio", aunque es "incapaz de odiar a nadie".

"Quiero pensar que ha tenido una infancia muy dura y que no le han dado cariño"

"No creo que pueda haber gente tan mala. Quiero pensar que ha tenido una infancia muy dura y que no le han dado cariño". Convencida de ello, la madre de David manifiesta que estaría dispuesta a entablar conversación con la familia del supuesto autor de la muerte de su hijo para dar respuesta a muchas de los interrogantes que le surgen: "Les preguntaría qué vida ha tenido para hacer lo que ha hecho"; aunque ni en un millón de explicaciones encontraría consuelo.

Licenciada en Psicología y voluntaria del Teléfono de la Esperanza, Carmen "nunca" imaginó estar atravesando un duelo como el que le contaban aquellas personas al otro lado del teléfono o en la butaca de enfrente. "Siempre pensamos que no nos va a tocar a nosotros". Lo que ocurrió lo recuerda como "una película de terror". "Al principio creía que me iba a volver a loca". Pero, ni ella ni su familia han dejado de pedir ayuda. "Por respeto a mi hijo tengo que seguir adelante y no ser una muerta viviente"

La mañana, admite, es el momento más duro del día. Despertar y darse de bruces con la realidad; aceptar que no ha sido una pesadilla. El tratamiento psicológico y el acompañamiento de la asociación Alhelí -centrada en la asistencia psicológica y humana en esta parcela- están ayudando a Carmen y a su familia a sobrellevar la pena que se convierte en enfermedad tras una pérdida, más aún si es imprevisible y cruel, como la del joven estudiante de 21 años. "El dolor y la ausencia siempre van a estar", lamenta su progenitora. Sin embargo, reconoce que llega un momento en el que "aprendes a vivir con ello"; incluso "hay días que son como un rayo de luz", tal y como David era a los ojos de su madre y de sus amigos, que se volcaron en su despedida.

"El dolor y la ausencia siempre van a estar, pero hay días que son como un rayo de luz"

Le quedaba toda una vida por delante. Estaba a punto de terminar el grado de Ingeniería Informática y era especialmente brillante en Matemáticas. "Ayudaba a todos los compañeros que se lo pedían". También le gustaba el deporte, la música clásica y los animales. Quería ser profesor; pero, mientras tanto, se sacaba algún dinerillo repartiendo pedidos de Amazon y recogiendo algarrobas en el paraje de Los Ciegos, ubicado en Los Montes de Málaga. 

Allí, sus abuelos, "con los que tenía especial devoción" -apostilla Carmen-, son propietarios de una finca en la que toda la familia solía reunirse los domingos desde hace más de dos décadas. Nunca había ocurrido nada, "era un sitio seguro para nosotros". Cuando David se desplazaba a la casa de aperos para recoger los frutos de las parcelas colindantes (actividad que permitían sus dueños) "siempre lo hacía con amigos". Aquel 29 de agosto de 2022 fue solo, aunque tanto su madre como su padre quisieron ir con él. Carmen estaba "intranquila" porque desde hacía algún tiempo había "muchos cazadores en la zona".  

El joven avisó tanto a su padre como a sus amigos, por WhatsApp, de que se había topado en la finca con un "señor mayor con mala pinta" que iba armado. Incluso contó que le ofreció agua. Al rato, David dejó de contestar a los mensajes. La noche cayó y su familia alertó a la Policía Nacional. La primera conjetura de sus allegados, un accidente. "Pensábamos que se había resbalado y se había caído". Una patrulla con linternas se desplazó hasta el enclave para intentar localizarlo, aunque sin éxito. A la mañana siguiente, agentes volvieron a movilizarse y dieron con el cuerpo sin vida del joven.

Así comenzaba una compleja investigación policial por la ausencia de testigos y de cámaras de seguridad. Si bien, en la escena del crimen, los agentes recabaron más de 60 muestras; solo el vestigio de tipo biológico hallado en una cremallera de la mochila de David resultaría fundamental para dar con el responsable tras identificar un perfil genético que guardaba relación de parentesco con el sospechoso y examinar 153 años de árbol genealógico de la familia Jurado.

El Grupo de Homicidios de la Comisaría Provincial de Policía Nacional de Málaga ya advirtió a la familia de David que la investigación sería larga. Carmen confiesa que siempre mantuvo la fe en la labor policial. "Nunca estaremos lo suficientemente agradecidos con ellos", reitera. A partir de ahora, la familia de David solo quiere "seguir viviendo", "que se haga justicia" y "dejar de ser víctimas" de un verdugo que apretó el gatillo sin calibrar el sufrimiento de un hogar.

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