Educación

Málaga necesita programadores para no quedarse atrás en el mundo digital

  • Multinacionales como Telefónica, Samsung, Accentura o Google, acompañados por la UMA y Málaga Tech Park, están dando formación, pero queda un largo camino por delante

El grupo de personas que forman parte del campus 42 en Málaga.

El grupo de personas que forman parte del campus 42 en Málaga.

Hay que saber programar. Es una de las frases que más se están escuchando estas últimas semanas en Málaga y no es una ocurrencia de tecnólogos sino una necesidad. El mundo ya es digital y las empresas están buscando como locas profesionales en inteligencia artificial, ciberseguridad, realidad virtual, blockchain, 5G... Y apenas hay porque la formación existente a día de hoy es todavía escasa. La base de todas estas ramas tecnológicas es la programación y en Málaga se empiezan a dar pasos importantes para ir abriendo camino.

Telefónica inauguró en febrero 42, un centro de formación especializado en programación muy particular porque, según explican desde esta multinacional, es “para todas las personas mayores de 18 años que aspiran a convertirse en profesionales de alto nivel. No se necesita titulación ni formación previa. Solo ser perseverante y tener ganas de aprender a aprender”. “42 es mucho más que un campus de programación. Es una academia de valores, de actitud y de aprendizaje. Un lugar donde se plantea un modelo disruptivo de formación para todos los retos y perfiles digitales demandados por el mercado laboral. Y todo, rompiendo esquemas y paradigmas con una metodología basada en la gamificación y aprendizaje entre pares”, añaden. Las personas que han entrado en este centro han tenido que pasar un test de habilidades online de 2 horas y 15 minutos como máximo y un periodo de selección presencial de 26 días consecutivos en el campus.

Un grupo de participantes en el campus 42 de Telefónica. Un grupo de participantes en el campus 42 de Telefónica.

Un grupo de participantes en el campus 42 de Telefónica.

Por otra parte, la Universidad de Málaga está activa en la formación de personas en programación a través de diversas líneas y colaboraciones. Una de ellas es con la multinacional coreana Samsung, que tiene un centro formativo en el edificio de El Rayo Verde. A través del programa Samsung Innovation Campus prepara a jóvenes en inteligencia artificial, internet de las cosas o big data en un curso con una duración de 240 horas.  “La formación es totalmente gratuita y se imparte simultáneamente por la Universidad Politécnica de Madrid y la Universidad de Málaga, que entrega un certificado de aprovechamiento si se finaliza el curso con éxito”, detallan.

La Universidad de Málaga ya imparte másteres en esas líneas y acaba de poner en marcha el observatorio Digital Eye en colaboración con Málaga Tech Park. Una de sus primeras acciones es la organización de un curso on line para 20 personas sobre ciberseguridad que será impartido por expertos de la UMA entre el 25 de abril y el 9 de junio y tiene una duración de 100 horas. Además de la UMA y Málaga Tech Park, cuenta con el apoyo económico de Accenture y Google para poder dejar el precio final de la formación en 300 euros. Google ofrece además 10 becas dirigidas especialmente a mujeres y otros colectivos en exclusión social.

Se quiere formar a todo el que quiera, pero se busca hacer especial hincapié en las mujeres, que están tradicionalmente más apartadas de las denominadas carreras Stem (ciencia, tecnología, ingeniería y matemáticas). “Es terrorífico ver que las niñas no quieren participar en la programación, parece que es una cosa que no va con ellas, cuando la realidad es que es el empleo que se está generando y el que se va a generar en los próximos años porque las tecnologías digitales lo van a acaparar todo. Hay que saber programar. El sector público debería coger esto con más ganas porque nos la estamos jugando, es el futuro de nuestros hijos”, afirma Felipe Romera, director de Málaga Tech Park, quien subraya que el sistema educativo público y privado debe coger el toro por los cuernos y enseñar a programar al alumnado desde el colegio.

En esa línea está también el alcalde de Málaga, Francisco de la Torre. “Animo a los alumnos y alumnas a que aprendan a programar. Es un gran reto y todos tenemos que meter el hombro, tanto en la enseñanza pública como en la privada. Hay que estar mentalizados y ser sensibles con estas materias porque no se van a poder cubrir miles de empleos en Europa por no estar preparados”, señala De la Torre, añadiendo que “es urgente que todos nos pongamos las pilas en formación para tener especialistas cualificados ya que España no va en vanguardia en digitalización y hay que recuperar el retraso que tenemos en comercio on line y otros aspectos”.

Málaga alberga precisamente la sede de la Agencia Digital de Andalucía (ADA), inaugurada hace apenas un año, y esta entidad, dependiente de la Junta de Andalucía, ha diseñado una estrategia, en este caso concretamente de ciberseguridad, entre 2022 y 2025 que contempla una inversión de 60 millones de euros. Raúl Jiménez, director general de esta agencia, ha explicado esta pasada semana en Málaga que una de las grandes líneas de esa estrategia es precisamente la formación. “Queremos incluir la formación en tecnología y ciberseguridad en los colegios porque serán los usuarios y los profesionales del mañana. Tener planes formativos en FP y la universidad con bolsas de empleo y trabajar en el reciclaje de profesionales”, subrayó Jiménez.

En los colegios, en la formación profesional, reglada o para el empleo, en academias, en la universidad... Cada vez se es más consciente de que hay estar al día en programación para poder tener profesionales competitivos, pero el debate está abierto.  “En los próximos años habrá millones de puestos de trabajo en estas líneas y es necesario que haya una buena formación, pero las universidades no podemos hacer un grado concreto para cada nueva tecnología que salga sino que necesitamos dar una formación transversal”, afirma Francisco Oliva, rector de la universidad Pablo de Olavide de Sevilla, quien apuesta por dar una formación basada en “programas de aprendizaje breves, de unos cinco créditos”. Oliva cree que la clave es reciclarse. “Antes la gente estudiaba en la universidad y ya no lo hacía más, pero se trata de aprender durante toda la vida. Aquel que no sepa reciclarse y seguir formándose puede ser expulsado por el sistema”, recalca.

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