Medio Ambiente

¿Qué hacer con las cotorras?

  • Asociaciones ecologistas piden acabar con esta especie a través de medidas de esterilización y no mediante disparos con balines

Una cotorra dentro de su nido en una palmera de la Alameda de Colón.

Una cotorra dentro de su nido en una palmera de la Alameda de Colón. / Javier Albiñana (Málaga)

A finales de los 80 se avisaba de que estaban apareciendo una especie invasora de cotorras en la zona de Guadalhorce que estaban acabando con los cultivos. Se trataba de la cotorra argentina o cotorra dorsigris, un ave que proviene del sur de Brasil, Argentina, Uruguay y Paraguay y que entraron en España para ser vendidas en pajarerías. Muchos compradores acabaron abandonándolas al no soportar su graznido estridente. Varios científicos y asociaciones ecologistas como Almijara, advierten del problema que suponen en la provincia de Málaga para las especies autóctonas, además de las molestias que causan a los ciudadanos. La polémica está en cómo acabar con ellas: desde procesos de captura para esterilizar las especies y volverlas a liberar para evitar su reproducción hasta disparar contra los nidos directamente en plena ciudad.

“Están acabando con especies autóctonas de aquí y supone un problema muy grave para el ecosistema”, cuenta Miguel Ángel Barba, presidente de la Asociación de Monitores Ambientales, Almijara. La principal preocupación que vive la provincia por este tipo de animal, además de lo molestas que son en la ciudad, es que afectan en gran medida a las zonas de cultivo de la Axarquía. “Es un animal que se adapta a todo y puede comer frutos de árboles de China e incluso verdes sin madurar. Le puede quitar el alimento a cualquier pájaro que encuentre”.

Suelen ir en bandadas de 15 o 20 aves y están empezando a afectar las zonas de cultivo de mango en la provincia. “La Axarquía mantiene zonas de frío que desplaza a las cotorras cuando llega el invierno. No obstante, las zonas bajas de Vélez o Torre del Mar son el sitio perfecto para ellas con todas las palmeras que hay, donde se aguardan del frío”, añade Barba. En cuanto a las características biológicas de este tipo de ave, cabe destacar que se reproducen muy rápidamente, de ahí esa superpoblación (en Málaga capital hay contabilizados 5.000 ejemplares, según el Departamento de Biología de la Universidad de Málaga). Además, son animales muy sociables.

“Hacen nidos comunales que unen para protegerse del frío. De esta manera pueden sobrevivir en invierno, mientras que otras especies tropicales acaban muriendo”. Estos nidos pueden llegar a pesar decenas de kilos, llegando a ser peligrosos para los ciudadanos si caen de los árboles.

Las cotorras se refugian en nidos comunales que pueden pesar decenas de kilos

Además, la cotorra dorsigris no tiene ningún tipo de depredador en esta zona por lo que “no hay ningún tipo de control de la población”. Otro de los problemas contra las especies autóctonas de la zona es que la cotorra argentina puede contagiar de enfermedades tropicales al resto de aves. Miguel Ángel Barba destaca la capacidad de inteligencia que tienen estos animales. “Usan herramientas y saben investigar. Han averiguado cuándo y cómo se pueden comer un fruto que viene de China, tienen una importante capacidad de adaptación al entorno”.

Desde Almijara se muestran en contra de acabar con estas aves mediante disparos de balines contra los nidos. “El mejor método es la captura y esterilización de los ejemplares para impedir que siga la reproducción”. Miguel Ángel también habla de la importancia de concienciar a la ciudadanía sobre su peligrosidad para que no se les dé de comer.

Desde otras asociaciones animalistas como Pacma no coinciden en catalogarlas como especies invasoras porque “ellas no han venido voluntariamente, fueron sacadas de su hábitat”.

Al igual que Almijara, abogan por un proceso de esterilización quirúrgica de los ejemplares machos en contra de acabar directamente con el animal. Según un estudio realizado por Pacma junto a especialistas, el proyecto se desglosaría en los siguientes gastos: el coste de cada cotorra operada sería de 10 euros, una red de captura de 1.500 euros y la herramienta con la que se realizaría la operación está en torno a los 18.000 euros.

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