Málaga

Laia, la niña de Estepona que ha logrado la implicación de asociaciones y empresas para un desfibrilador

  • La próxima semana, la familia de la menor, de 4 años, podría contar con uno de estos aparatos y la formación necesaria para su uso

  • La pequeña, y también su madre, tienen una mutación genética que las predispone a sufrir episodios de Taquicardia Ventricular, una arritmia con alta probabilidad de fallecimiento

El desfibrilador con el que podría contar la niña

El desfibrilador con el que podría contar la niña

Laia tiene 4 años. No puede hacer deporte ni tampoco someterse a situaciones estresantes. Tiene, al igual que su madre, una mutación genética que la predispone a sufrir episodios de Taquicardia Ventricular, una arritmia con elevada probabilidad de muerte súbita. Ante un episodio de este tipo, solo un Desfibrilador Externo Automático (DEA) podría salvarle la vida. Y de ahí que la familia haya impulsado estos días una campaña dirigida a recoger fondos para hacerse con uno. El coste de estos aparatos ronda los 1.600 euros, que en palabras de la progenitora, Toñi Pastor, no podían asumir. Las muestras de solidaridad no tardaron en llegar. En menos de 48 horas, ha conseguido que la Asociación Prevención Andaluza de Muerte Súbita, la Asociacion Emersan (Técnicos en Emergencias Sanitarias), SosCariosPORT y las empresas Entelia Cardio protección y  Adiemed, distribuidor nacional de Samaritan, propongan financiar la adquisición de un desfibrilador. La previsión es que la próxima semana la menor pueda contar ya con uno.

La madre se ha movilizado también hasta conseguir que el centro educativo en el que estudia Laia adquiera una de estas máquinas a raíz de conocer lo ocurrido a su hija, aunque han transcurrido varios meses y todavía, matiza, no se le está dando uso porque es preciso que el profesorado reciba formación para ello. La previsión es que la directora, el conserje y el jefe de estudios estén preparados para utilizarlo.

Laya, que en palabras de su madre además de su corta edad es “una niña nerviosa y con carácter”, tiene dificultades para llevar una vida normal. Toma medicación a diario y el cardiólogo del Hospital Costa del Sol de Marbella que está haciendo un seguimiento de su caso le recomienda no realizar actividad deportiva y que tanto la familia como el personal docente del colegio tengan actualizadas las técnicas de reanimación cardiopulmonar. El especialista insiste en la importancia de disponer de un aparato que permita actuar con premura. “Sus posibilidades de revivir pasan solo por que alguien de su alrededor sepan aplicar el DEA”, añade un sanitario que ha intervenido ya en situaciones similares.

El origen: la muerte de un familiar

Fue el año pasado, a raíz de la muerte de un hermano de Toñi mientras conducía cuando los médicos confirmaron lo que ocurría. “Tenía 36 años. Iba en el coche junto a su novia y otro conductor se saltó una señal de stop. Él empezó a convulsionar y falleció después de que lo intentaran reanimar durante 40 minutos”, recuerda. La autopsia que le realizaron al cadáver arrojó que había sufrido una muerte súbita. La familia quiso indagar y, unos meses más tarde, supo que su abuela poseía una mutación genética que podía derivar en estos casos. A partir de entonces, las pruebas médicas a las que se sometieron varios de los allegados permitieron saber que también Laia, su madre y una hermana de ella son portadoras de esa variante. “Es hereditario pero no lo sabíamos porque somos asintomáticas”, sostiene la progenitora. Los facultativos le han hecho saber que todo portador de una posible mutación tiene el riesgo de transmitirla al 50% de su descendencia. Su hijo mayor, de 7 años, “se ha salvado”. 

La mujer, que hasta hace unos meses se había dedicado a la hostelería, explica que tuvo que renunciar a seguir trabajando ante el temor de que Laia pudiera sufrir algún episodio de Taquicardia Ventricular. “No podía vivir con el miedo de saber que no tenía un desfibrilador cerca. No quería retirarme ni siquiera de la urbanización en la que está el colegio”, subraya. Y de ahí la necesidad de contar con este aparato y que el mayor número de personas de su entorno conozca las maniobras de resucitación y cuál es su uso.

Asimismo, la progenitora recuerda que estos aparatos, que restablecen el ritmo cardiaco normal por una descarga eléctrica para detener las arritmias cardiacas, aumentan hasta el 90% las posibilidades de sobrevivir. Pero los tres primeros minutos resultan “primordiales”.

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