El test de la desconfianza
El fármaco que permite saber si alguien consume drogas tiene poca acogida en Málaga · En 2007 sólo se vendieron 120


"Los compradores son casi siempre los mismos: padres de adolescentes que tienen fundadísimas sospechas de que su hijo se droga". Una farmacéutica describía así a las personas que adquieren el test que desde hace un par de años se comercializa en Málaga para detectar el consumo de estupefacientes.
La prueba es similar a un predicto de embarazo. Reacciona al contacto con la orina o el sudor del sujeto. Es capaz de detectar y distinguir entre marihuana, heroína, cocaína, anfetaminas, derivados de LDSD y opiáceos: no sólo da positivo, sino que precisa cuál es la droga consumida. Algunos incluso detectan hasta el consumo de ansiolíticos.
"Cuando los padres vienen a comprar este fármaco es porque ya han visto muchas cosas raras en su hijo, como cambio de carácter o que antes iban bien en los estudios y empiezan a tener problemas", explicaba la boticaria. Por su experiencia, la mayoría lo compra cuando ya quiere hablar del problema con su hijo con una prueba irrefutable.
Según el presidente del Colegio de Farmacéuticos, Javier Tudela, el grado de fiabilidad de la prueba es muy alto. Salir de dudas puede costarle a los padres de 20,27 a 69,02 euros. Hay distintas marcas. Unas -las más baratas- sólo se activan con la orina; otras funcionan tanto con este fluido como con el sudor. Basta por ejemplo con frotar las tiritas sobre una camiseta sucia y se obtiene el resultado.
Las pruebas sólo de orina se venden más; algo que los farmacéuticos achacan a su precio más económico. Pero los boticarios advierten que los que se activan con el sudor tienen la ventaja de que los padres pueden hacerlo sin el consentimiento ni el conocimiento del hijo.
De momento, ninguno tiene mucha acogida en Málaga. El Colegio de Farmacéuticos registró la compra de 120 unidades en todo 2007 y hasta mayo de este año, apenas 35.
Una madre que sospecha de que su hijo adolescente puede estar consumiendo drogas reconocía su intención de comprar el fármaco: "Me siento mal por desconfiar de él y además porque me parece que estoy vulnerando su intimidad. Él lo niega, pero ha cambiado y sé que le pasa algo. Quiero descartarlo y quedarme tranquila o confirmarlo para poder ayudarle".
Otra farmacéutica apuntaba un uso menos habitual, pero que también ha descubierto en sus horas de guardia. Hay algunos trabajadores que consumen drogas y que antes de pasar un reconocimiento de empresa, se hacen la prueba ellos mismos para saber si dan positivo o no. En caso de que el test detecte que son consumidores, se niegan a hacerse el control. "O bien, dejan pasar un tiempo sin tomar drogas para que cuando la empresa les haga el reconocimiento estén limpios", explicaba la boticaria.
La prueba ya se ha empezado a hacer incluso a los conductores, además de los tradicionales tests de alcoholemia. "Me parece muy bien porque las causas de los accidentes no son sólo el alcohol. Seguramente estos controles van a ayudar a reducir los índices de siniestralidad en la carretera", apuntaba Tudela.
Los boticarios reconocen que la venta, por ahora, es residual. Cierto es que los tests han llegado a las farmacias sin mucha alharaca publicitaria y que no son precisamente baratos. Pero algunos padres coincidían en que vale la pena pagar el precio si con ello se puede "ayudar a un hijo".
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