Día de la Mujer · Historias de profesionales que luchan por la Igualdad

Cuatro testimonios hacia la igualdad

  • Una deportista, una cirujana, una abogada y una magistrada relatan cómo se hicieron hueco en un mundo de hombres.

Muchas mujeres con su trabajo diario se han hecho un hueco en un mundo de hombres y han abierto caminos hacia la igualdad. 'Málaga Hoy' recoge el testimonio de cuatro de ellas procedentes de distintos ámbitos profesionales.

Josefa Moreno, balonmanista

Pepa Moreno no lo tiene fácil. Ser mujer y practicar un deporte que no sea el fútbol obliga a hacer malabarismos para conciliar un empleo con el que comer y una pasión por la que luchar. Así que trabaja como comercial de una empresa de telefonía y araña días de descanso y vacaciones para los entrenamientos. "Es necesario la igualdad en el deporte. Siempre es más fácil conseguir ayudas para el deporte masculino. La situación ha mejorado, pero estamos a mitad de camino ", sostiene. Argumenta que las jugadoras hacen el mismo o más esfuerzo que los jugadores varones porque muchas tienen que entrenar sin descansar después de una larga jornada de trabajo. Su equipo está en la élite del balonmano, entre los 14 equipos más destacados de España. Dice que si fueran varones, seguro que podrían dedicarse de manera más profesional a la actividad deportiva. Pero siendo mujeres y practicando un deporte minoritario, la senda es más árida. Aún así, su equipo consiguió el bronce en Lorca (Murcia) en 2014 y la plata en Lloret del Mar (Gerona) en 2015. Cuando se le pregunta qué reivindica por el Día de la Mujer , suelta sin ninguna duda: "Que nos den nuestro lugar, ni más ni menos; que nos valoren, que nos tengan más en cuenta y que existan las mismas ayudas para el deporte femenino que para el masculino". Pepa acumula más de 70 partidos con la selección española. Fue nombrada mejor jugadora en el Europeo de Portugal de 2010 y mejor jugadora de España hasta 2012. Fue la sexta mejor goleadora de la competición en el último Europeo de Croacia y en 2008 quedó como subcampeona en Cádiz al perder la final ante el equipo croata. A sus 37 años, todavía le queda cuerda para seguir compitiendo en la pista.

Concepción Soler, cirujana

Concepción Soler tiene 64 años. En 1977, cuando empezó como residente de Cirugía General en el Hospital Civil era un bicho raro en el quirófano. Era la única mujer . Pero lo suyo fue siempre luchar. Con apenas 16 años se fue a Madrid a hacer el PREU y después entró en Medicina en la Complutense, ya que aún no existía la Universidad de Málaga. Su familia no podía costearle el alojamiento en Granada, así que se marchó a Madrid, a vivir con una tía para poder cumplir su vocación de ser médico. A finales de año se jubila. Mira hacia atrás y se siente satisfecha de su trayectoria. Miles de operaciones y los últimos quince años en la Unidad de Mama del Clínico, de la que es responsable. Paradojas del destino, ella ha superado un cáncer mamario. Pero dice que es un argumento que no saca a relucir salvo con aquellas pacientes que quieren tirar la toalla antes de ser intervenidas. Entonces, se pone como ejemplo de superación y las convence. Su trabajo diario consiste precisamente en operar a las pacientes que sufren esta patología. Madre de una hija, todavía le pesa que cuando apenas tenía tres meses tuvo que quitarle la teta porque debía volver a trabajar. Por entonces, explica, la baja maternal tenía menos duración. "Yo hacía guardias estando embarazada. Estando de ocho meses he tenido que levantarme a las tres de la madrugada a ver enfermos", relata. De hecho, trabajó hasta 12 días antes de dar a luz. Afirma que aunque a veces tenía que escuchar chistes guarros o machistas mientras operaba con compañeros varones, nunca tuvo problemas para integrarse. Y a las que vienen detrás, aunque ya seguramente no serán las únicas en el quirófano, les dice: "Siempre habrá cosas que conquistar, pero la mujer lo que se proponga, lo consigue".

María Luisa Balaguer, agobada

Desde el Consejo Consultivo del Gobierno de Andalucía, la abogada María Luisa Balaguer vela por la calidad de las leyes autonómicas, porque se ajusten a la normativa europea y a la Constitución Española. Ha llegado a esa institución por su amplia trayectoria como abogada y por su compromiso con los derechos de la mujer y los trabajadores. Ha sido una pieza clave en la redacción de leyes contra la violencia de género y a favor de la igualdad, tanto de España como de Andalucía. Cuatro textos legislativos -dos nacionales y otros tantos autonómicos- que han supuesto un avance social. Cuenta que , acabado el franquismo, más allá de los impedimentos legales que se encontraba la mujer , estaban las "imposibilidades sociales". No estaba bien visto que una mujer fuera sola a una cafetería o saliera por la noche. Recuerda que los estereotipos sociales pesaban más que las leyes. Por eso, para intentar visibilizar a la mujer y homologarla al hombre, formó parte de aquellas feministas que impulsaron el Instituto Andaluz de la Mujer . Llegó de Almería a Málaga en 1977. Cuenta que por aquel entonces comprendió que la imagen sexista de la mujer en la publicidad era un lastre para su avance. Publicó un libro que marcaría su trayectoria: La mujer y los medios de comunicación. En aquel texto ya planteaba la necesidad de cambiar la visión social de la mujer como primer paso para iniciar el camino hacia la igualdad. Ha luchado muy duro para conseguirla. Ocupando puestos que hasta entonces no había conseguido ninguna mujer o construyendo el andamiaje legislativo para allanar el camino a las que vienen detrás. Pese a todos los granos de arena que ha puesto, tiene una visión crítica porque dice que después de tanto esfuerzo, quedan demasiados retos pendientes.

Rosario Cardenal, magistrada

Rosario Cardenal tuvo que pasar por juzgados de Sevilla, Granada, Ávila y Badajoz antes de llegar a Málaga. Finalmente, ya en esta ciudad, fue la responsable de abrir el primer juzgado de Menores de la provincia. Perteneciente a la primera promoción de jueces especialistas en este área, luchó por humanizar y dar una perspectiva social al tratamiento judicial de los menores infractores. "Éramos jueces muy implicados, con muchas ganas de hacer cosas nuevas. Me interesaba más la parte humana que la jurídica. Quería que lo de menos fueran los juicios y las condenas, quería que se trabajara más con el menor", relata. Por eso impulsó el grupo Alternativas al Menor (Alme), que de trabajar con media docena de voluntarios pasó a estar formado por unos 40 profesionales que estudian las circunstancias particulares de cada infractor e intentan aportarle soluciones. Su implicación en un área tan sensible, la llevaba a buscar regalos de Reyes para aquellos adolescentes que estaban en centros de internamiento porque entendía que había que humanizar esas instituciones y procurar que los menores no se sintieran desasistidos. Fue además de las primeras juezas de España en condenar a padres por no llevar a sus hijos al colegio. Después de diez años en Menores y tras la aprobación de una ley de esta jurisdicción que relegaba la función social de los jueces, dio el salto al ámbito Contencioso-Administrativo. "Me gusta también lo que hago ahora porque se puede hacer un gran trabajo por la sociedad y el ciudadano", asegura. A las mujeres que quieran seguir sus pasos en la judicatura les dice: "Es un trabajo difícil de conciliar con la vida familiar porque es muy absorbente si quieres hacerlo bien, pero las animo a todas".

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