Fuera de Málaga hace mucho frío, así que nada como volver al calor del hogar para tratar de corregir el rumbo o, al menos, para no desandar el camino. Dos partidos consecutivos para el conjunto blanquiazul en La Rosaleda, donde sigue invicto y casi intacto, empezando por esta cita contra el Tenerife, uno de los conjuntos más en forma de Segunda División.

Hasta ahora le ha ido tan bien como local, que se mantiene a una buena distancia del corte del play off a pesar de haber sido un desastroso visitante, con números de colista. Pero antes de ponerse a pensar en la terapia para combatir su especie de agorafobia, tiene que apuntalar su fortín porque llegan dos equipos exigentes.

Quitarle al Málaga méritos como anfitrión no sería de justicia. Al amparo de las gradas de Martiricos, el conjunto de José Alberto López se muestra enérgico, entusiasta, voraz, solidario. Lo bastante vertical como para sumar las muchas ocasiones que necesita para transformar un gol. Lo suficiente sólido y cuco como para administrar resultado y reloj.

Se ha dejado notar, y de qué manera, contar con tantos aliados. En este curso de vuelta a los estadios, La Rosaleda es un elemento fundamental. Se están rondando los 15.000, pero suenan como si hubiese varios miles más. Pero el precedente del último partido ante la Real Sociedad B fue algo más desalentador. Jueves en horario similar.

El club ha tomado nota y se ha puesto las pilas con una campaña para atraer a universitarios a las gradas (un clásico ya este tipo de promociones con estudiantes) y también abriendo la opción de ceder el abono a un amigo para todos aquellos que no puedan acudir. Los lunes con el partido televisado siempre son delicados.

José Alberto López ha tratado de descargar al equipo de presión asumiéndola con naturalidad e incorporándola al discurso. Se consigue que todos los focos apunten al verde. Ahí entran los jugadores, más jóvenes de lo que aparentan, a los que les toca asimilar que Málaga ríe pero también aprieta.

Faltará el que posiblemente está siendo el jugador más destacado de lo que va de temporada, Víctor Gómez. El lateral diestro no es un mero defensa, su valor se multiplica como parte de la artillería y sumando en la ejecución a balón parado. Con Iván Calero casi inédito, se espera ver ahí a un Ismael Casas al que sólo le están quedando las ventanas FIFA para poder jugar.

En la zaga no esperan muchos más cambios menos la eterna duda de los laterales izquierdos, en la que ni Javi Jiménez ni Cufré terminan de adueñarse del puesto. Más dudas se plantean en el centro del campo y el ataque, donde además han estado Escassi, Paulino y Kevin entre algodones.

El doble pivote Escassi-Genaro le ha dado cierto cuerpo a equipo, pero los rivales se empiezan a aprender ciertos trucos y a veces falta imaginación. Se antoja clave tratar de incluir a Ramón y Jozabed aunque sea a costa de perder músculo.

El abanico es algo más amplio en el ataque, con varios jugadores a un nivel similar: Paulino, Kevin, Antoñín, Brandon. Roberto ha sido el elegido como nueve y con Sekou aún sin estar a tope, así debería seguir siendo.

Enfrente estará un Tenerife sólido pero que intenta huir de a euforia. Ramis avisa de la intensidad del Málaga, pero también habrá tomado nota de cómo sufre a balón parado y en los centros laterales. Lleva, además, con Juan Soriano, asentado. El sevillano pudo seguir pero eligió la isla.

Alineaciones posibles del Málaga CF - Tenerife.