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El Málaga CF, más piña que nunca ante las adversidades

El Málaga CF, más piña que nunca ante las adversidades

El Málaga CF, más piña que nunca ante las adversidades / Carlos Guerrero

El Málaga es un bloque cohesionado, pero de verdad. No es como en temporadas anteriores en la que todos sus componentes vendían las bondades del vestuario mientras volaban los puñales, mientras una gran mayoría velaba por su parcelita particular. Este grupo tiene alma, gracia, amor. Se palpa y se ve en el campo. Se expande fuera de él. Y para más inri está contando con un componente adicional que es uno de los mejores pegamentos que existen en el deporte si se sabe aprovechar: la adversidad, el enemigo común.

Ha habido un buen trabajo tanto Sergio Pellicer -y su cuerpo técnico- como de Loren Juarros. Uno ha logrado que cale el mensaje de que esto es el Málaga y el escudo merece un respeto después de años pisoteado. El otro ha conseguido equilibrarlo con incorporaciones que suman en positivo más allá del verde (por eso quiere tener cuidado con no romperlo en el mercado invernal). La presencia de Alfonso Herrero y Galilea junto al resto de canteranos en el acto de renovación de cinco jóvenes de La Academia. Las ganas y el hambre de abrazar al míster después de lo que ha tenido que vivir en las últimas horas...

Todo sin dejar de sentir la presión y la exigencia en los primeros meses de competición en una categoría que no es la que le corresponde por afición e historia. Con una plaga de lesiones de proporciones bíblicas, no ha dejado de competir (incluso en la Copa, cargándose a los irreductibles galos de Barakaldo y a un Segunda). Ni siquiera cuando el entrenador se ha visto obligado a tirar de tres adolescentes como Izan Merino, Cordero y Ochoa. Al contrario, ha ido a más.

El Málaga está en una media de campeón en cualquier temporada cualquiera. 35 puntos en 17 partidos son muchos puntos. Y porque tuvo un pequeño bache en La Rosaleda, de lo contrario estaría por encima del Castellón y el Ibiza, cuyo ritmo de puntos es verdaderamente infernal. Cualquiera que haya visto a estos dos conjuntos sabrá que cuentan con un potencial ofensivo tremendo, pero también que ante ellos los rivales no juegan con la intensidad y garra que se emplea contra los blanquiazules.

"Somos una familia y estamos juntos para lo bueno y lo malo. En los buenos momentos, pues, disfrutamos juntos y, en los malos, lloramos en el hombro de un compañero, ya sea jugador o miembro del cuerpo técnico", resumía Einar Galilea con gran criterio. El fútbol da muchas vueltas y hay ejemplos para sostener todas las teorías, sin embargo, el caldo de cultivo que tiene este Málaga es cosa seria. Si el karma levanta el pie del acelerador, cuidado...

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