Dentro del mar de desesperanza, oscuridad y desasosiego que generó el 5-0 en Mestalla, hubo algo que abrió una brecha en el agua dejando ver algo de luz. Fue Diego Rolan el que dio ese hálito de frescura a la delantera y con ello, algo de esperanza para creer en el cambio.

Los 45 primeros minutos del Málaga ante el Valencia tuvieron al uruguayo como constante sensación de peligro. Su velocidad, los continuos desmarques y su fisionomía atlética que le permitió lucir su repertorio de remates acrobáticos o en posiciones complicadas. Fue una buena carta de presentación la de Rolan en su primer partido como titular.

Sus minutos plantean un nuevo escenario para Míchel, ya que añade un personaje solvente más a la zona ofensiva. El uruguayo se mostró solvente como única referencia en la punta de ataque. De hecho, llevó más peligro al área que Borja Bastón en estos primeros cuatro partidos. Lo positivo es que ambos delanteros no parecen incompatibles, sino totalmente complementarios. La pareja que pueden conformar daría mayor repertorio ofensivo al equipo y saciar la falta de gol que padece.

Es Míchel el que debe ahora resolver la papeleta. Actuar con ambos delanteros o elegir entre uno de los dos, tan diferentes como el día y la noche.