Málaga CF

El héroe del 98 y el héroe del 99 cabalgan juntos

  • Pablo Guede y Francis Bravo son iconos de los dos ascensos que llevaron al Málaga CF a Primera

Guede y Bravo ríen junto a Brandon Thomas.

Guede y Bravo ríen junto a Brandon Thomas. / Marilú Báez

En tiempos de advenedizos, la memoria pone orden. En el fútbol, que se alimenta de presente, a veces resulta enriquecedor echar la vista atrás. Los cimientos del Málaga Club de Fútbol que se ha visto en los últimos 25 años se empezaron a afianzar bajo la presidencia de Fernando Puche y con un grupo de futbolistas tremendo. No hay muchos que hayan estado ligados al club en este periodo, pero con la entrada de Pablo Guede como entrenador y la incorporación de Francis Bravo -desde el filial- como su segundo se consigue una cierta reparación. Porque además no son -fueron- dos futbolistas más. Se trata de dos iconos, los héroes de los ascensos consecutivos del 98 y el 99.

Desde que comenzó a sonar el nombre de Pablo Guede para el banquillo del Málaga, infinidad de malaguistas recordaron aquella gloriosa liguilla de ascenso, con ese final tan de película americana. Circulan instantáneas por las redes de cuando lo digital no era ni la sombra de lo que es, se transmiten anécdotas de los que entonces eran jóvenes y ahora peinan canas. El argentino fue un héroe por esa fase de ascenso culminada de forma épica el 28 de junio de 1998 en lo que siempre será para muchos "El día del Tarrasa". No se necesita más contraseña.

El testigo de Guede lo recogió un año más tarde otro de los iconos del malaguismo. Uno de los mejores futbolistas que ha dado Málaga en su historia, Francis Bravo. Lo suyo no fue un hat-trick, pero es que él era defensa. Tampoco los de Peiró llegaban con la lengua fuera, les quedaban balas e, incluso, lo que entonces era la promoción. No había que ganar al Albacete sí o sí como al Terrassa, al que además había que golear. Pero es que ya no se trataba de pasar de Segunda B a Segunda, era devolver La Rosaleda a la élite de Primera División que no veía desde 1990.

El guion de Bravo también fue de película. Era un estandarte para la afición y el destino le tenía preparado algo grande. En el primer minuto de partido dejó una cesión a Rafa demasiado corta y el Alba se puso 0-1. Pero el paleño reparó su fallo diez minutos más tarde con un gol de falta directa que encarriló una mañana que terminó en fiesta con cerca de 40.000 espectadores.

La empresa que tienen ahora entre manos Guede y Bravo es seria. Ahora no son días de brillo y grandes sueños, es tiempo de remar para evitar una caída al mismo sitio de donde sacaron al Málaga en el 98 para poder aspirar alguna vez a llevarlo donde el 99.

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