Marbella

Al abordaje del turismo espacial

Reproducción de un refugio para astronautas que se usan en la luna.

Reproducción de un refugio para astronautas que se usan en la luna. / Mª Jesús Serrano (Marbella)

La innovación es un aspecto incesante en el sector turístico y pese a la situación actual de pandemia son numerosas las empresas que han apostado por ofrecer experiencias más allá de las fronteras terrestres o bajo el mar, como volar al borde del espacio en globo o plantar lechugas en la luna, y aunque están dirigidas en gran parte a un público de alto poder adquisitivo la accesibilidad a un turismo espacial o subacuático toma forma en Marbella.

La ciudad ha acogido este miércoles la inauguración de Sutus 2021, el único congreso de turismo espacial y subacuático que se realiza en el mundo y que ha contado con la participación de profesionales de 43 países en la escuela de alta dirección hotelera Les Roches Marbella.

Así, cultivar lechugas, tomates o rábanos en la luna, subir al borde del espacio en un globo de helio o sumergirse a una profundidad de 2.000 metros en el océano son algunas de las iniciativas que se han dado a conocer en el congreso marbellí, donde no ha faltado el apoyo institucional.

“Estamos en el mayor y más importante evento de turismo espacial y subacuático, donde hemos contado con las mejoras agencias del mundo como la NASA, la Agencia Espacial Europea o la Agencia China y también proyectos internacionales” de ambas ramas, ha declarado el director de Les Roches Marbella, Carlos Díez de la Lastra, quien ha destacado que “es el sitio donde se está poniendo en común los proyectos que van a transformar esas fronteras que están por conquistar el turismo, como es el que está por encima de nuestras cabezas y por debajo de nuestros pies”.

José Mariano López es un granadino que está impulsando los viajes al borde del espacio en cápsulas elevadas a través de un globo de helio, con 4 pasajeros y dos pilotos a través de la empresa ‘Zero 2 infinity’, radicada en Barcelona. El proyecto comenzó a germinarse en los años 30 del pasado siglo por el granadino Emilio Herrera. “España es uno de los mejores sitios para volar al borde del espacio en globo y en la II República ya lo tenía previsto hacer, pero se paró con la Guerra Civil con un parón cronológico muy grande y yo lo estoy intentando recuperar”, ha relatado.

Con el proyecto lleva 12 años y el próximo espera “dar el salto” para llevar a personas con “vuelos tripulados” con una tecnología que ha asegurado que existe “desde hace 100 años”, pero no financiación. La iniciativa consiste en “subir a personas adonde el cielo es negro en globo de helio”, que es “un gas noble que no contamina y no tiene ningún impacto ambiental”.

Sobre la demanda de turismo espacial ha apuntado que hay “una demanda latente muy fuerte en personas que tienen los medios” para ello, por lo que su compañía trabaja en reducir los costes y “tenemos reservas a 110.000 euros por persona el pasaje”.

José María Ortega es un joven ingeniero malagueño que quiere llevar la agricultura a la luna. Coordinador de la empresa ‘Green moon proyect’, lidera una iniciativa que nació en septiembre de 2016 en la que “estamos combinando la geología planetaria, la biología vegetal y la ingeniería y la tecnología espaciales para entender cómo va a ser el cultivo bajo los efectos y las condiciones de la gravedad lunar”, que ha aclarado que “es menor que la terrestre”.

“Es muy importante entender cómo va a ser el cultivo bajo estas condiciones antes de que vayamos a la luna y empecemos con los primeros asentamientos humanos, que no solamente van a ser para los astronautas, sino también para el futuro turismo espacial que está por venir”, ha explicado el experto.

Para la financiación del proyecto “estamos tratando de unir tanto la parte pública como la privada para entender cómo va a ser ese cultivo porque esto va ser muy importante antes de que vayamos para allá”, ha indicado Ortega, quien ha puesto de relieve que “la agricultura es la base de todo y tenemos que llevárnosla al espacio, tenemos que escalarla para empezar a pensar en todos esos asentamientos en la luna”.

El ingeniero ha afirmado que es posible cultivar en la luna, asentando sus argumentos en la experiencia registrada en el Parque Nacional de Timanfaya (Lanzarote), donde ha asegurado que “el regolito -capa de materiales no consolidados- que tenemos en la luna o en Marte se parece mucho” al de la isla canaria. En ésta hay “suelo volcánico” con cultivos de vides.

Las experiencias turísticas a gran profundidad han sido también protagonistas en el congreso, donde se ha presentado el proyecto de Scott Waters, presidente de la empresa americana ‘Pisces VI’, que ha trasladado su base a Canarias, donde opera con “submarinos que están especializados en actividades volcánicas e hipotermales”, “llegan a una profundidad de 2.000 metros y tiene capacidad para un piloto y dos pasajeros”.

El empresario ha explicado que “nuestro objetivo principal es la ciencia y alguna vez que tenemos un tiempo intermedio es cuando ofrecemos la experiencia turística”, con un perfil de cliente que se caracteriza por ser “gente muy aventurera y que quiere ir a lugares que no ha visto jamás nadie”. El precio de la experiencia arranca a partir de los 2.000 euros.

Héctor Salvador es el director de operaciones de ‘Submarinos Tritón’, dedicada a la fabricación de “sumergibles privados” y que ha sacado una línea de “submarinos turísticos en los que se pueden bajar de 24 a 66 personas en un casco de presión completamente transparente a profundidades de hasta 100 metros”.

El primer modelo “ya está operativo en el sudeste asiático” y tras un año marcado por las restricciones a causa de la Covid-19, ha asegurado que el sector “está volviendo a coger impulso”, por lo que espera que “cada vez haya más resorts y localidades costeras” apuesten por este tipo de experiencias para conocer el medio marino. Sobre el coste de las excursiones, ha detallado que “los sumergibles de investigación o los exclusivos de 2 o 3 plazas siguen teniendo un precio bastante alto, reservados a gente con alto poder adquisitivo, pero los turísticos al meter a más gente por inmersión nos permite bajar el precio del billete a unos 50 euros por una hora”.

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