La cronología de los últimos años del Estadio municipal de Marbella es berlanguiana. En 2009, hace 15 años, se detecta aluminosis, ¿Qué se decide?, no hacer nada, exactamente, no hacer nada, para mayo de 2021 ya se está cayendo a cachos y después de perder 12 años, nos quedamos sin Estadio de fútbol. En paralelo, en julio de 2020 se anuncia un súper proyecto de financiación privada, que pasados los meses cae en el olvido, en 2022 se anuncia un concurso de ideas público que finalmente se adjudica en julio, pasan los meses, los años y nadie sabe nada de en qué quedó el asunto, eso sí, en septiembre de 2021, 2022 y 2023 y enero de 2024, se anuncia el derribo “inminente” del Estadio. Y finalmente y de forma repentina, en abril de 2024 anuncian un tercer proyecto un “Nuevo Estadio de 130 millones”.

¿Por qué se empeñan en hacer las cosas mal?, ¿Por qué todo es fruto de acuerdos sin transparencia?, ¿Por qué todo son anuncios confusos y con pocos datos reales?. Hacer las cosas bien significa pensar en Marbella, significa planificar las necesidades y aspiraciones de la ciudad y es, desde luego, mucho más rápido, eficiente y barato.

Quince años han pasado, quince años con un solo Gobierno municipal, con un pequeño interregno de dos años, por tanto, nadie le puede echar la culpa al anterior. Quince años de improvisaciones, anuncios de todo tipo, públicos, privados, de 18.000 a 8.000 espectadores, alguno con la peregrina idea de una pista de atletismo cubierta en una ciudad con 325 días de sol al año y sin pista de atletismo al aire libre, quince años en los que nadie se paró a planificar a pensar qué necesita Marbella.

Para empezar, el Estadio municipal se encuentra en una parcela fundamental en el centro de la ciudad, una zona de unión de barrios con el centro histórico, que merece un tratamiento muy cuidado y muy estratégico. Para continuar, la infraestructura deportiva nueva que se construya condicionará de forma absoluta el desarrollo urbano y muy importante, el deportivo de nuestro pueblo.

Desde el punto de vista deportivo, a pesar de la grandilocuencia al uso en los anuncios, hay que decirlo alto y claro, con un Estadio de 10.000 espectadores, el Marbella CF está condenado a no aspirar a la primera división nunca. Y lo sabe.

Desde un punto de vista urbanístico, nos encontramos ante una operación complicada y en la que no prevalecen los intereses de la ciudad. Con datos equívocos y poco claros, porque si tal y como afirman, la base del Estadio será la del concurso de ideas de 2022 pero sin pista de atletismo cubierta, nos encontramos con que el coste del Estadio será de unos 15 millones, por tanto, los 115 millones restantes corresponden a aprovechamientos privados, hotelero, comercial y de parking entre otros, con lo cual malamente se puede razonar el interés público que justificara la ausencia de concurso.

La misma, idéntica operación se podría hacer mediante concurso, en el que el cambio de usos del suelo permitiera el aprovechamiento privado y que, esto es muy importante, como contraprestación al municipio resultara la construcción del Estadio de futbol, que de esta manera sería público y sin coste económico para la ciudad, en el anuncio de hace unos días el Estadio sería privado. Seguro que la competencia entre empresas daría como resultado unos mejores desarrollos y un mejor Estadio municipal.

Es más, con el transcurso de los años que han acaecido en este devenir de tragicomedia y con la planificación estratégica y los objetivos de ciudad bien marcados, con el único  interés de los marbelleros en el horizonte, pensando la ciudad que queremos ser, hace muchos años que una operación de estas características y con un resultado óptimo para la ciudad, tanto urbano como deportivo, hubiera estado finalizado y  no nos encontraríamos con un equipo en la cuarta división futbolística y con una ciudad sin una infraestructura deportiva critica de las que contribuyen a construir identidad de pueblo, comunidad y posicionar nuestra ciudad.

Por favor, una súplica, hagan las cosas bien, con el interés público por bandera; con el bien común en la proa de las decisiones; piensen, planifiquen, definan estrategias y desde luego pensando en el crecimiento económico y la prosperidad de Marbella. ¡Se trata de Marbella!