Marbella

La expansión de las algas invasoras pone en jaque a la Costa del Sol

Arribazones del alga asiática en la costa de Benalmádena.

Arribazones del alga asiática en la costa de Benalmádena. / M. H. (Benalmádena)

La expansión del alga invasora, denominada rugulopterix okamurae, por la costa mediterránea no deja de crecer en los últimos años, por lo que los científicos proponen crear estructuras para mantener el vegetal en los fondos marinos y evitar su aparición en las playas, generando la erosión y pérdida de la arena y la consecuente afectación a la imagen de un destino turístico como es la Costa del Sol.

El director de la Cátedra de Ciencias del Litoral de la Universidad de Málaga (UMA), Francisco Franco, ha señalado que en los últimos años se está estudiando “el impacto que genera el alga cuando llega a la arena, porque la invasión es silenciosa y no vemos cómo va colonizando el fondo marino”, por lo que el problema surge cuando el vegetal “se desprende de la roca y es arrastrado por las corrientes hasta la orilla”.

Así, se ha referido al “gran problema de calidad en el entorno litoral” que existe con la presencia de este alga en las costas, especialmente con los temporales de levante, ya que “genera una barrera que impide la regeneración natural de la playa”. 

Erosión y pérdida de arena 

En este sentido, ha explicado que el mar es “dinámico” y “el agua quita arena pero también la devuelve”, incidiendo en que cuando llega un arribazón del alga invasora que “a lo mejor tiene un espesor de medio metro, impide que la arena que trae el agua se coloque sobre la playa porque es un muro”, al tiempo que “deja que se lleve la arena que hay debajo” de los residuos vegetales. 

Por otro lado, ha destacado que un segundo efecto es que “conforme el alga se descompone sobre la arena, libera una serie de ácidos que disuelven parcialmente los minerales que forman parte” de ésta, lo que genera una pérdida por “efecto químico con la disolución química que produce la lixiviación de los ácidos durante la descomposición” del vegetal. 

Franco también ha destacado que los restos vegetales del alga en las playas generan “un sustrato idóneo para que determinados insectos desarrollen colonias”, por lo que los usuarios del litoral tienen que soportar el olor de los ácidos y “las pequeñas moscas que crecen en ese entramado”. 

Creación de estructuras 

Ante esta situación, ha valorado que como solución se podrían crear “estructuras que mantengan los arribazones en el fondo marino, impidiendo que lleguen a la costa”, para lo que hacen falta “estudios científicos serios” que permitan su desarrollo, siendo aquellas “respetuosas para el medio ambiente, que impidan la llegada de estos residuos a la playa y se puedan retirar de forma artesanal a través de artes de pesca”. 

Ello se suma a los problemas de estabilización del litoral que existen en la Costa del Sol, ya que “cuando hay un temporal las playas desaparecen”, por lo que ha señalado que se pueden diseñar “estructuras que disminuyan la energía del impacto de la ola” para que “la playa sea más estable”, y que a su vez permitan “retener los residuos de las algas” para “almacenarlos y ser extraídos a través de diferentes mecanismos, ya puedan ser redes o pequeños arrecifes que puedan ser limpiados periódicamente”. 

Un operario retirando algas en una playa de Estepona. Un operario retirando algas en una playa de Estepona.

Un operario retirando algas en una playa de Estepona. / M. H. (Estepona)

Por ello, propone “realizar una retirada rápida y eficiente del alga una vez que llega a la playa, porque genera un impacto serio en la calidad del entorno litoral”, así como “diseñar estructuras que recojan esos residuos en el mismo fondo marino y evitar que lleguen a la costa, porque si se dejan permitirá su desplazamiento a otras zonas e intensificará la invasión”. 

Franco ha recalcado que el Gobierno central debería de ayudar a los ayuntamientos en la retirada de este alga al ser el que “tiene las competencias porque es una invasión que está ocurriendo en alta mar”, además de “escuchar a los científicos”, lamentando que “hasta ahora no se ha actuado o no se ha tomado ninguna medida” para frenar la colonización.

Afectación a la imagen del destino turístico

La presencia de rugulopterix okamurae también afecta a la imagen del destino turístico, ya que el alga invasora “se acumula en las orillas de las playas y puede provocar una mala imagen” del litoral, según ha apuntado por su parte el viceportavoz de la Asociación de empresarios hoteleros de la Costa del Sol (Aehcos), Javier Hernández, aunque ha matizado que incide en la “turbidez o la claridad del agua”.

El hotelero ha mostrado una mayor preocupación por “la situación de las playas, que no hay arena” o “hay rocas”, ha remarcado en torno a la falta de estabilización del litoral, subrayando que la presencia del alga “afecta visualmente”, por lo que “no da muy buena imagen” y genera una “peor valoración del destino”. Así, el colectivo pide “que se dé una solución”.

La playa del Charcón de Mijas. La playa del Charcón de Mijas.

La playa del Charcón de Mijas. / M. H. (mIJAS)

El presidente de la Asociación de empresarios de playas de Málaga, Manuel Villafaina, ha destacado que “hay que erradicar el alga”, asegurando que “no es bueno para el turismo”, por lo que ha demandado soluciones, además de acometer los proyectos de estabilización del litoral en la Costa del Sol.

De este modo, ha indicado que la presencia de los restos vegetales en las costas “molesta a los chiringuitos porque la gente no va a bañarse” en las zonas donde aparecen depositados, a lo que se suma el mal olor que generan, por lo que afecta a los negocios de restauración con una merma de la clientela. 

Villafaina ha apuntado que el alga “está haciendo mucho daño, porque la gente no se acerca si no se quita a tiempo”, valorando que seguirá creciendo si no se trabaja en su “erradicación”, así como ha puesto en valor el trabajo que realizan los ayuntamientos para su retirada.

El presidente del Centro de Iniciativas Turísticas (CIT) Marbella, Juan José González, ha demandado al Gobierno central que “se tomen las medidas paliativas correspondientes para reducir el impacto sobre el turismo”, destacando que el colectivo “no ve con alegría un episodio de la naturaleza como es este y que las algas lleguen a nuestras playas no es una buena noticia”.

Sector pesquero

El sector pesquero es uno de los más afectados por la presencia del alga asiática en las costas, ya que “los barcos no pueden salir a pescar”, principalmente los de arrastre, que son aquellos que faenan “a 50 metros” de la orilla, según ha declarado el presidente de la Cofradía de Pescadores de Marbella, Jerónimo Sánchez, asegurando que “estamos igual o peor” que otros años.

El representante del colectivo ha destacado que rugulopterix okamurae genera problemas como la rotura de las redes, además de que los restos del vegetal “se enganchan y los pescados no se agarran” en las mismas, por lo que “ha bajado la captura”. A ello ha agregado que “el marisco se está perdiendo en Marbella por el alga”, así como ha solicitado que “se hagan más pruebas para saber hasta qué punto está afectando a los mares”.

Reducción del precio en la planta de tratamiento

La Mancomunidad de Municipios de la Costa del Sol Occidental ha dado a conocer que la empresa concesionaria del Complejo Ambiental, Urbaser, ha reducido el precio de la tonelada de algas en la planta de tratamiento, pasando de 85,93 a 42,94 euros, con un ahorro de prácticamente el 50% en el gasto que están asumiendo los ayuntamientos para su retirada. Además, el ente mancomunado va a solicitar una subvención a la Junta de Andalucía para tratar este vegetal como compost.

De momento, los ayuntamientos se afanan en retirar a diario las algas de las playas, por lo que solicitan ayudas al Gobierno para sufragar los costes. En el caso de Marbella, ha destinado en lo que va de año más de 800.000 euros, retirando cada día 75 toneladas; Estepona ha recogido hasta la fecha 450 toneladas con un sobrecoste de 1 millón anual, Benalmádena retira unas 100 toneladas al mes y destina más de 6.000 euros mensuales para su recogida y llevada al vertedero, mientras en Mijas se recogieron en 2023 casi 4.000 toneladas con un coste para las arcas municipales de 380.000 euros.

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