La guerrilla de las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC) mató ayer a nueve militares y dejó a otros cuatro heridos, en un ataque al municipio de Corinto, en el suroeste del país, una zona en la que los insurgentes se han hecho fuerte y han librado duros combates con el Ejército en las últimas semanas.

En el ataque, que comenzó la noche del lunes y se prolongó hasta la mañana de ayer, habrían muerto también unos 30 guerrilleros de las FARC, según los medios locales, pero esa información no ha sido confirmada aún.

Uno de los soldados que enfrentó a los insurgentes relató a Efe por teléfono desde el lugar de los hechos que los guerrilleros atacaron primero un pequeño puesto militar ubicado en una zona montañosa próxima a Corinto, en el departamento del Cauca.

Los "pocos que estábamos ahí reaccionamos, (pero) el enemigo era demasiado", contó el soldado, que detalló que las FARC usaron tatucos (una especie de granadas) y ametralladoras para matar a sus compañeros.

"Fue un ataque infernal, cuando nos dimos cuenta nos estaban arrojando tatucos apoyados con ametrallamiento", dijo a Caracol Radio otro de los militares que sobrevivió a la incursión de los rebeldes.