Cultura en Málaga

Sueños de una noche de verano

  • Contra todo pronóstico, Málaga se apresura para dotar de contenido cultural a una temporada veraniega que parecía condenada a la sequía y que tendrá cine, música, teatro, exposiciones y otras propuestas para mucho más que una mera consolación

Representación de 'A Chorus Line', la producción del Teatro del Soho, con Antonio Banderas.

Representación de 'A Chorus Line', la producción del Teatro del Soho, con Antonio Banderas. / Javier Salas / Teatro del Soho Caixabank

Cuando la epidemia de coronavirus decretó en marzo el cierre de museos, teatros, salas de conciertos, bibliotecas y cualquier espacio distinto del doméstico susceptible de acoger una actividad cultural abierta al público, quedó pronto asumido que la clausura iría para largo. Negada su consideración de bien imprescindible, a la cultura le tocó resignarse y esperar muy a pesar de que ni siquiera el tejido creativo que se llevó por delante la crisis económica de la década anterior había llegado a recomponerse del todo. Las cancelaciones y aplazamientos de festivales, certámenes, exposiciones y propuestas de diversas hechuras y alcances no tardaron en afectar a los meses siguientes y al mismo verano, dado ya por perdido en lo que se refiere a temporadas, nuevas ediciones y reválidas. Especialmente dolorosa fue la decisión del Festival de Málaga de aplazar la edición correspondiente al mismo mes de marzo, la vigésimo tercera de su historia, sólo unos días antes de que diera comienzo y sin garantía alguna de que su celebración pudiera tener lugar este año. La advertencia del Gobierno por la que no se contemplaba una recuperación propiamente dicha del sector hasta fin de año invitaba al más negro de los pesimismos, no sólo en términos de agenda de ocio, también económicos: compañías teatrales y formaciones musicales veían anuladas sus actuaciones hasta que los calendarios previstos quedaron desmantelados, una coyuntura que sólo un porcentaje reducido de creadores puede llegar a afrontar con garantías. La destrucción del tejido cultural en estos (casi) tres meses ha sido, sí, abultada, con el cierre de espacios y proyectos a nivel nacional y la más absoluta incertidumbre a nivel local. Sin embargo, la visión general de este paisaje ha cambiado de manera notable en Málaga en las dos últimas semanas, especialmente desde que los museos de la ciudad decidieron reabrir sus puertas de manera unitaria el pasado 26 de mayo con jornadas de puertas abiertas y todas las medidas de seguridad exigidas por las autoridades. Cabe subrayar, de antemano, que el daño ha sido grave y que todo apunta a que habrá que invertir años para compensarlo, especialmente en los agentes que menos dependen de la inversión pública; no obstante, si todo apuntaba a una sequía espeluznante para el verano, poco a poco va quedando claro que la situación será distinta, por más que no pueda compararse a la de los años anteriores.

Nueva exposición de la colección permanente del Museo Picasso Málaga. Nueva exposición de la colección permanente del Museo Picasso Málaga.

Nueva exposición de la colección permanente del Museo Picasso Málaga. / Javier Albiñana (Málaga)

En los últimos días han aflorado así propuestas de muy diversa índole que tendrán lugar, si la emergencia sanitaria no lo impide, durante los próximos meses con dos objetivos distintos: por una parte, reducir en lo posible el impacto negativo generado por la crisis y, por otra, recuperar la confianza del público, lo que pasa por ofrecer todas las medidas exigidas en materia sanitaria e higiénica, así como la reducción de aforos, el mantenimiento de las distancias y la opción por los espacios abiertos cuando sea posible. El primer paso lo dieron, como corresponde a su calidad de estandarte cultural de Málaga, los museos: el Museo Picasso, el Centro Pompidou, la Fundación Picasso Casa Natal, el Museo Ruso y el Museo Carmen Thyssen (sigue a la espera el Museo de Málaga, que, al igual que el yacimiento del Teatro Romano, dependen del calendario propio de la Consejería de Cultura de la Junta de Andalucía, del que no hay aún muchas noticias) ofrecen ya al público sus exposiciones y próximamente añadirán también otras actividades culturales. Por ejemplo, el Museo Picasso Málaga, que inauguró recientemente la nueva ordenación de su colección permanente, desarrollará una programación expositiva y cultural con propuestas escénicas y musicales a desarrollar al aire libre en su jardín. Así, el pianista Javier Perianes abrirá el próximo día 27 un ciclo de conciertos de música de cámara, organizado junto a la Orquesta Filarmónica de Málaga, que ofrecerá un total de cinco actuaciones, mientras que el resto de propuestas se dará a conocer próximamente. El Museo Ruso, que en los próximos días inaugurará su nueva colección anual dedicada al realismo, organizará por su parte un ciclo de proyecciones en el Cine Albéniz consagrado al realizador ruso Andréi Tarkovsky, protagonista de una de las exposiciones temporales del centro. El resto de museos y centros de arte anunciarán próximamente otras actividades y ciclos que vendrán a completar su oferta expositiva, siempre con aforos reducidos y con las medidas sanitarias aplicadas en correspondencia.

El objetivo común de las propuestas es recuperar la confianza del público con todas las medidas de seguridad y distanciamiento y la preferencia por espacios abiertos

Con respecto al cine, precisamente, uno de los grandes atractivos del verano cultural será la celebración de la 23 edición del Festival de Málaga del 21 al 30 de agosto, una cita que abrirá La boda de Rosa, de Icíar Bollaín, como película inaugural. Será una versión reducida que, según el director del certamen, Juan Antonio Vigar, priorizará la exhibición cinematográfica sobre el evento social, sin aglomeraciones y con una propuesta centrada especialmente en la sección oficial a concurso. El certamen ha aprobado un Plan director para garantizar la mayor seguridad en todos y cada uno de los eventos que tengan lugar y justifica la decisión de no aplazar la edición a 2021, principalmente, en el necesario apoyo al sector cinematográfico nacional que entraña cada año el Festival de Málaga. Habrá, por tanto, menos alfombra, menos selfies, menos barullo y más atención al cine, lo que tal vez favorece una experiencia digna de ser mantenida, de alguna forma, en posteriores convocatorias.

Gala de clausura del Festival de Málaga el año pasado. Gala de clausura del Festival de Málaga el año pasado.

Gala de clausura del Festival de Málaga el año pasado. / Marilú Báez (Málaga)

En cuanto a la actividad escénica, después de su cancelar o aplazar los espectáculos incluidos en su temporada y los musicales programados para el verano, el Teatro Cervantes abrió la convocatoria Cultura ReActiva, un proyecto pionero a nivel nacional para el desarrollo de una programación teatral en verano con el protagonismo dejado en manos de las compañías malagueñas. El programa se articula en tres ciclos distintos: Factoría Fénix, que tendrá lugar del 18 de junio al 26 de julio en el Teatro Echegaray; Artes Escénicas en tu Zona, que se celebrará del 4 de julio al 9 de agosto en diversos escenarios de los once distritos de la capital malagueña; y Terral de Málaga, cuyo desarrollo está previsto del 9 de julio al 2 de agosto en el Teatro Cervantes. Aunque el Teatro Cervantes dará a conocer el contenido de la programación en los próximas días, todo apunta a la máxima concurrencia posible de agrupaciones locales, con lo que la mayor parte de las mismas se verán representadas. Mención aparte merece la celebración en el mismo Teatro Cervantes de la gala de los Premios Max el 7 de septiembre, en lo que promete ser la reválida de la gran fiesta del teatro español además de un definitivo empujón para la consecución de la ansiada normalidad. En un orden distinto, el Teatro del Soho Caixabank trabaja para la programación de 27 funciones de A Chorus Line con Antonio Banderas y el resto de la compañía en la plaza de toros de Málaga durante el mes de agosto, un órdago de altura para el que el centro busca actualmente patrocinadores y que, en todo caso, sus responsables confían en llevar a buen término. La repercusión que la propuesta tendrá a nivel tanto cultural como turístico y económico promete ser de altura. Ya en un nivel independiente, La Cochera Cabaret anunció recientemente su reapertura para el próximo 3 de julio con una nueva programación de música y teatro, siempre, igualmente, con la adopción de las medidas higiénicas oportunas.

Concierto de la Orquesta Filarmónica de Málaga y la Coral Carmina Nova en el patio del Museo de Málaga. Concierto de la Orquesta Filarmónica de Málaga y la Coral Carmina Nova en el patio del Museo de Málaga.

Concierto de la Orquesta Filarmónica de Málaga y la Coral Carmina Nova en el patio del Museo de Málaga. / Javier Albiñana (Málaga)

En lo musical, la Orquesta Filarmónica de Málaga tuvo que clausurar de manera apresurada y triste la última temporada con Manuel Hernández Silva al frente como director titular. Posteriormente anunció un acuerdo con Canal Málaga para la emisión de conciertos en televisión, un proyecto que sigue en marcha y que dará frutos previsiblemente ya la temporada que viene. Mientras tanto, la orquesta contempla ya en su agenda veraniega conciertos como los que ofrecerá el 9 de julio en el Castillo de Gibralfaro, el 17 en La Térmica (dentro de una gala lírica) y el 24 en el Museo de Málaga, cuyo patio de la Aduana acogerá otras actividades musicales y literarias este verano. Más incierto resulta el panorama para la música popular, a la espera de la reapertura de las salas y con el aplazamiento de algunos de los grandes festivales del verano, como el Weekend Beach Festival de Torre del Mar o la mayor parte de las citas anunciadas en el Marenostrum de Fuengirola. En términos generales, la recuperación no será sencilla. Pero la cultura parece dispuesta a ensayar su particular sueño de una noche de verano en este 2020. Y conviene felicitarse por ello.     

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