Eugenio Chicano

Eugenio Chicano: semilla de un arte futuro

  • Se cumple un año de la muerte del pintor malagueño

  • El Ayuntamiento de Vélez-Málaga avanza en la adquisición del inmueble que acogerá el futuro museo del artista

Eugenio Chicano (1935-2019), fotografiado en su estudio.

Eugenio Chicano (1935-2019), fotografiado en su estudio. / Daniel Pérez (Málaga)

Había que hacerse a la idea. Y no era fácil. Por mucho que su salud que se hubiese complicado en el último año, seguía acudiendo a diario a su estudio. Tenía varios proyectos en mente pero no todo el tiempo del mundo para terminarlos. Menos de un año antes, en diciembre de 2018, había inaugurado en el Palacio Episcopal su última exposición, Aguatintas por seguiriyas, un homenaje al flamenco a partir de sus letras y su feroz poética con obras rigurosamente inéditas, creadas para la ocasión, en las que el artista volvía a encontrar cauces comunes para lo contemporáneo y lo tradicional con la alevosía propia de un principiante. Finalmente, el 19 de noviembre de 2019, Eugenio Chicano, que había venido al mundo el 24 de diciembre de 1935 en la calle Sánchez Pastor, falleció reconocido como uno de los artistas españoles más importantes del último siglo, por más que ese reconocimiento no estuviese siempre a la altura de sus méritos. Sí lo estuvo en Málaga, donde recibió la Medalla de la Ciudad y el título de Hijo Predilecto y donde en 1988, después de casi dos décadas de vida y trabajo en Verona, puso en marcha la Fundación Picasso en la rehabilitada Casa Natal de su maestro, primer paso de un hito que parecía imposible: la reconciliación entre Málaga y Picasso, afirmada después en el Museo Picasso y en la celebración unánime del autor del Guernica como primer emblema de la ciudad. Un año después de su muerte, Eugenio Chicano sigue siendo profeta en su tierra: la misma Fundación Casa Natal, donde actualmente puede verse la exposición A Picasso, dedico, con sus obras de inspiración picassiana, inauguró este miércoles una placa conmemorativa en homenaje a quien fue su impulsor y primer director. La esperada sala de exposiciones temporales del Museo de Málaga, por cuya instalación en la Aduana puso Chicano bastante más que el empeño, quedará bautizada con su nombre nada más abrir sus puertas. Pero, tal y como subrayaba su viuda, compañera vital y comisaria esencial de sus exposiciones, Mariluz Reguero, Eugenio Chicano sigue vive mucho más allá del contexto cultural: su adscripción absoluta al mundo popular malagueño, desde la Semana Santa al flamenco pasando por los verdiales, que representó desde todos los ángulos posibles en su obra y para el que realizó carteles, pregones y signos de todo tipo, mantiene íntegra una llama que tardará aún mucho más en disolverse.

Presentación de la placa conmemorativa en la Casa Natal de Picasso, este miércoles. Presentación de la placa conmemorativa en la Casa Natal de Picasso, este miércoles.

Presentación de la placa conmemorativa en la Casa Natal de Picasso, este miércoles. / M. H.

Pero la presencia inspiradora de Eugenio Chicano podría verse ampliada a medio plazo a través de un instrumento que cada vez más voces reclaman como acto de justicia: un museo consagrado a su obra. El proyecto para la construcción de un Museo Eugenio Chicano en Vélez-Málaga, aprobado por el Pleno municipal pocos días después del fallecimiento del artista, no sólo continúa adelante sino que además esta misma semana ha dado un paso fundamental para su materialización. El Ayuntamiento ha avanzado en la negociación con los propietarios del inmueble señalado como primera opción, una antigua casa de finales del siglo XVIII localizada junto al antiguo Teatro Lope de Vega y con protección municipal, hasta el punto de confirmar que la adquisición, según apuntaron fuentes del Consistorio, será una realidad en las próximas semanas. El mismo Eugenio Chicano supervisó el diseño y la definición de este museo mano a mano con su responsable, el arquitecto Salvador Moreno Peralta, y no ocultó nunca su ilusión puesta en la iniciativa. La elección a favor de Vélez-Málaga es harto consecuente: Chicano tenía sus raíces familiares en el municipio y, de hecho, recibió sepultura en su cementerio, junto a sus padres y a escasos metros de la tumba de María Zambrano. El pintor siempre mostró su compromiso con la vida cultural de la localidad y con sus tradiciones, en un vínculo que, si nada lo impide, quedará refrendado con el museo. Respecto a lo que se pueda esperar de su contenido, la misma Mariluz Reguero afirmó que todas las obras de Chicano de las que ella es a día de hoy custodia y responsable tendrán su casa en el museo veleño, "porque así era su deseo". Y es de esperar un compromiso similar por parte del resto de familiares, amigos, instituciones y coleccionistas. Es decir, el proyecto no pasa por una exposición discreta sino por la conservación y exhibición más amplia y compartida de su legado, incluido el que descansa en su estudio de la calle Victoria, en Málaga, ahora sin su presencia. En cuanto a la capital malagueña, del compromiso mostrado en su día por el alcalde, Francisco de la Torre, respecto a un museo consagrado a los artistas de la Generación del 50, entre ellos Chicano, nada más se supo. Y resulta improbable, al menos a corto plazo, alguna jugada para la incorporación de una nuevo espacio museístico en la ciudad.

El artista, en la inauguración de la exposición del Palacio Episcopal en diciembre de 2018. El artista, en la inauguración de la exposición del Palacio Episcopal en diciembre de 2018.

El artista, en la inauguración de la exposición del Palacio Episcopal en diciembre de 2018. / Javier Albiñana (Málaga)

Chicano nutrió aquella Generación del 50 junto a otros artistas malagueños como Enrique Brinkmann, Dámaso Ruano y Gabriel Alberca, pero su instinto y, sobre todo, sus ansias de perfeccionamiento técnico (las mismas que le llevaron a Italia por primera vez becado por el Ayuntamiento de Málaga) le condujeron por derroteros bien singulares. El pintor es hoy considerado como introductor esencial del pop art en España junto a otros pioneros como Luis Gordillo e hizo honor a esta condición hasta sus últimos trabajos. Chicano tiñó del registro todas sus facetas, lo mismo a la hora de denunciar la represión franquista (fue invitado por Jorge Semprún a ilustrar Ruedo Ibérico en París, lo que de paso le permitió ser testigo directo de los acontecimientos del Mayo del 68) que a recrear la imaginería cofrade malagueña en multitud de carteles, lo mismo a la hora de dialogar sin tapujos con sus artistas predilectos (clásicos y contemporáneos) que a reivindicar el paisaje como patrimonio artístico, cultural y medioambiental en Andalucía. Cuando Chicano representó a España en la Bienal de Arte de Venecia de 1982 sus hechuras de artista eran ya irreprochables, con obras repartidas en las colecciones de los principales museos del mundo (el MoMa de Nueva York, el British Museum, el Louvre de París, el Museo de Bellas Artes de Bilbao y el Museo Español de Arte Contemporáneo, rebautizado después como el Museo Reina Sofía, entre muchos otros) y una talla forjada en primera línea desde Verona, donde residía desde 1971. Pero su biografía se reservaba un as de órdago cuando, invitado por el Ayuntamiento de Málaga, decidió volver a su ciudad en 1988 para poner en marcha la Fundación Picasso. Chicano se convirtió de inmediato en un agente fundamental para la cultura malagueña desde una convicción plenamente popular. Así fue hasta su muerte. Y así sigue siendo, un año después, como semilla del arte que habrá de venir.         

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