Cultura

Izal se despide de Málaga en una noche "buenrollera" e inolvidable

Izal en concierto este jueves en Autocine Málaga.

Izal en concierto este jueves en Autocine Málaga. / Lorenzo Carnero

Un jueves noche de otoño, con niebla, algo fresco. Con trabajo al día siguiente -no serían pocos los que tendrían que encender el ordenador siete u ocho horas después. No importaba. La ocasión merecía la gran reunión convocada en el Autocine Málaga Cesurfp. Por el concierto de despedida de los madrileños Izal bien valía la pena descansar un poco menos este 20 de octubre.

La gran explanada del complejo se llenó de fieles. Colas en los puestos de comida, en las barras para pillar una cerveza, en los baños. Y mucha, mucha gente esperando frente al gran escenario a que la banda hiciera su entrada, prevista para las 22:00. El de Málaga ha sido el último concierto en Andalucía antes de la separación definitiva de la formación, doce años después de su creación, con Mikel Izal a la cabeza. El adiós definitivo lo dirán en dos conciertos con entradas agotadas en el WiZink Center de Madrid el 28 y 29 de octubre.

Unos marcos gigantescos decoraban el escenario y servirían, poco después, para proyectar los audiovisuales que acompañaron las canciones de la banda, cantadas a coro, bailadas, saltadas, gritadas, disfrutadas con ganas por los fans que bien se sabían todas las letras. Con unos pocos minutos de retraso, el grupo inició un directo que se extendió durante dos horas para hacer vibrar a su público.

La primera imagen fue del backstage. Tras el escenario, el quinteto brindó para la cámara e hizo piña para salir con energía a las tablas y comenzar la noche con El pozo. Siguieron con Asuntos Delicados Copacabana, uno de sus primeros grandes éxitos y que fue aplaudido con ganas. "Hola Málaga, ¿cómo estamos? No está mal para un jueves", saludó Mikel al público. "¿Quien trabaja mañana? Manos arriba", pidió y afirmó que este viernes ser notaría "un descenso de la productividad".

Dijo que había un miembro del grupo que jugaba en casa, el bajista Gato, nacido en Argentina pero malagueño de adopción. "Este va a ser un repaso de doce años de felicidad", siguió contando a su público. "Esta iba a ser la gira de nuestro disco Hogar, pero se ha convertido en otra cosa, repasaremos la trayectoria y esperamos no dejarnos nada fuera y que disfrutéis con nosotros esta cita tan especial", agregó. 

Después del saludo cantaron lentito la hermosa Meiuqèr. El guitarrista Alberto Pérez presentó el siguiente  tema que le dedicó a su bebé de cinco meses, Pequeña gran revolución. A él y a todos aquellos que han experimentado el cambio que llega con la paternidad, comentó. 

He vuelto le siguió en la lista de indispensable con la que han querido cerrar esta etapa de su trayectoria musical. "Voy a pedir varios aplausos esta noche, ya he pedido para el malagueño, para el padre y ahora toca para los acompañantes, para esos que nunca habían escuchado una canción de Izal y sin embargo están aquí, acompañando a sus novios, a sus hermanas, a sus hijos... Eso es amor y no mandar un audio de dos minutos de whatsapp".

Con esta simpática petición de ovación y el buen rollo generado entre el público, la banda comenzó los acordes de Palos de ciego. Justo después, Mikel Izal cogió el ukelele y cantó Agujeros de gusano. Con Tu continente cumplieron la primera hora de directo, pero aquello parecía que acabara de empezar.

"Para bien o para mal, soy de los que no puede evitar pensar que por muy cómodo que sea el viaje, por muy confortable que sea el asiento, cuando se llega a la rutina lo mejor es romper con ella", consideró para presentar otro de sus grandes temas, Inercia.

Y no podían faltar las referencias a la pandemia. "Han sido años complicados, años de miedo, sobre todo. A ver si salimos de esto ya y decimos adiós al Pánico Práctico", relató el vocalista de la formación para luego enganchar con Autoterapia. Luces estroboscópicas, imágenes de rayos y tormentas sirvieron para introducir La increíble historia del hombre que podía volar y no sabía cómo, un tema que gustó mucho.

"En 12 años hemos tenido la suerte de vivir todo tipo de conciertos, no todo empieza en el Martín Carpena. Aquí estuvimos en La botica, en la sala París 15 para 90 personas, luego para unas tantas más. Hay que ir a las salas pequeñas, ahí está ocurriendo lo que luego os va a hacer flipar", reivindicó el cantante para presentar Magia y Efectos Especiales. Palmas arriba y todos, todos a bailar.

Simpático, extrovertido y cercano, sin dejar de dirigirse al público en un concierto que musicalmente fue un verdadero espectáculo. Así se iba desarrollando la noche cuando también mencionó los "camperos" y recordó la mítica "Mafalda". "Yo decía que si montábamos un sitio de camperos en Madrid nos forraríamos", bromeó antes de tocar Bill Murray. "Ha sido un placer tocar aquí esta noche, os amamos", dijo a modo de despedida. 

Aunque ya se sabe, quedaban los bises y nadie iba a moverse de allí. "Querríamos que esta noche fuera eterna, interminable, buenrollera, fantástica, inolvidable", subrayó. Y fue dicho y hecho. Con un collage de imágenes de sus primeros años y la petición de un "aplauso gigante para nuestro equipo técnico, son la hostia, sin ellos nada de esto saldría" asumieron que, aunque todo acabe, al menos "a los locos nos verán bailando". El baile no podía faltar en un concierto de Izal. Tampoco Pausa. Con ella acabaron antes de salir de nuevo a cantar.

Hogar fue de las últimas canciones del concierto. "Gracias Málaga, de verdad, de corazón, esta noche de jueves ha sido alucinante", comentaron. Y con el argumento de todos los abrazos, de todos los besos y el contacto perdido, se bajaron del escenario, los cinco, para tocar en medio del público, con comentarios incluidos de los fieles, el tema Que bien.

"Habéis sido un público maravilloso", aseguró y lanzaron cañones de confeti. "Nos vamos, pero siempre nos gusta despedir los conciertos haciendo un homenaje a nuestros sanitarios", apuntó y quiso aprovechar el micrófono para demandar una sanidad pública de calidad. Antesala de la demandada por el público La mujer de verde. Con ella, dejando al público muy arriba y con selfie incluido tras el encendido de luces, se acabó el concierto. Hasta siempre, Izal.

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