Lo mejor que puede ofrecer la escena alternativa malagueña se reunió el pasado jueves en el pequeño escenario de la Sala Moliere, que estrenó así programación de conciertos. Notes To Myself y Tom Cary demostraron que hay motivos para sonreír, y que no son flor de un día -ambas bandas están inmersas en la finalización de sus segundos discos-.
El rock de Notes To Myself es de raíz estadounidense, versión indie, y con los años se están quitando de encima el cliché de ser una banda de post-rock. Para nada. Y tampoco son ya unos gafapasta de desarrollos intrumentales. Su fase actual parece ir en busca de la canción, y siguen varios caminos para lograrlo -veremos qué han grabado-. Fueron ellos los que más sufrieron la pésima acústica de la sala -era un estreno y eso se tenía que notar de un modo u otro-.
Quizá más rodados porque han estado de gira hasta hace un mes y medio, y comienzan otra en unas semanas, Tom Cary estaban más cómodos sobre el escenario. En su mutación a trío el grupo ha ganado, paradójicamente, contundencia sin perder flexibilidad ni matices -que la sala sí eliminó-. Algunas canciones, muy cambiadas, ya tienen sabor a clásico, mientras que su nuevo repertorio es verdaderamente nuevo, expansivo y bastante psicodélico. Su rock no es tan indie, pero su acercamiento a la tradición es de una gran contemporaneidad.
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