Las envidiables banderas
La propaganda, desde Franco al cosmos pujoliano, puede violentar el corazón de la gente desde la niñez.
La propaganda, desde Franco al cosmos pujoliano, puede violentar el corazón de la gente desde la niñez.
Los partidarios de las esencias usan la cultura como arma para proyectar la fantasmagoría de un pueblo amenazado.
Estas enfermedades no sólo son raras y huérfanas de medicamento. También son pobres. Y mudas.
Bajo la piel de cordero de los líderes del procés se esconden lobos supremacistas, xenófobos y autoritarios.
En pocos pintores el anhelo de fundir o confundir arte y eros se ha llevado a cabo con mayor delicadeza.
La historia ha ido dejando muestras de la infinita paciencia de estos ciudadanos del lejano este.
Meten en el mismo saco de las noticias al obispo acusado de pederastia y al misionero asesinado en Burkina Faso.
Lo único que sabe hacer la mediocre clase política que padecemos es azuzar nuestros miedos más infantiles.
Resulta jocoso que, para tirarse los trastos, los nacionalistas vascos se acusen entre ellos de tener un "gen mediterráneo".