Delante y detrás de la pancarta

Al ex alcalde de Torremolinos sus compañeros casi le dejan en cueros delante del Consistorio. Era enemigo íntimo de Pérez

Cuando un dirigente político estrena cargo intenta dejar rápido su impronta. Decisiones que visualicen el cambio. Daniel Pérez ha cumplido un mes al frente del PSOE malagueño. Su dirección logró el respaldo de un 86% de los votantes. Poco tiempo para juzgarle, pero suficiente para seguir su rastro en algunos de los recientes acontecimientos.

Por ejemplo, el PSOE se ha implicado en el movimiento para desalojar a Braulio Medel de la presidencia de la Fundación Unicaja. Ni siquiera le ha importado ir de la mano del PP, aunque Elías Bendodo, siempre hábil, se ha guardado las espaldas, por si acaso. Y aunque parte de la operación rezuma rancio localismo, se sacrifica. Es uno de sus tres jinetes del apocalipsis que quiere derribar cuanto antes. Por supuesto siempre por el bien de Málaga.

En estos 30 días, también ha querido demostrar que no le temblará el pulso. Los cachorros del PP y del PSOE lo aprenden por igual en las escuelas de sus organizaciones juveniles. El liderazgo en el partido nodriza no se alcanza por la brillantez de una idea sino por la demostrada capacidad para liquidar a los adversarios internos y así controlar los aparatos . El precio para saborear el poder. Las propuestas a la sociedad ya las aportará algún gurú de conveniencia. Titulares y marketing, no se necesita más.

Al ex alcalde socialista de Torremolinos sus compañeros casi le dejan en cueros en el pleno del Ayuntamiento. Ajuste de cuentas tras prosperar la moción de censura que le derrocó . Ortiz era enemigo íntimo de Pérez con las mismas ambiciones que él.

El secretario provincial le debe el cargo a Juan Espadas. Debe apoyarle en su complicado desafío por recuperar la Junta. El ex alcalde de Sevilla confía más en sus alcaldes que en el Parlamento para desgastar la gestión del Gobierno andaluz. Y aplica la vieja fórmula. La calle y el eslogan. La Atención Primaria es el primer flanco débil que en tres años ofrece la Junta. Los recortes en Sanidad y en Educación que Susana Díaz minimizó, la expulsaron finalmente del Ejecutivo. Con el PP a la cabeza de las manifestaciones. Pérez se ha colocado esta semana delante de la pancarta con los 53 alcaldes de su partido en Málaga. Los sacó de sus trabajos para que se hicieran una foto ante de la Delegación de la Junta en Málaga y firmaran un manifiesto.

El consejero de Presidencia se escandalizaba por el uso partidista de los consistorios. Hace 9 años, él ordenó a sus alcaldes un encierro en esa misma delegación autonómica, entonces en manos del PSOE, para que reclamasen una deuda de 16 millones en una visita de Díaz a Málaga que acabó en escrache. Varios de sus fieles se pasaron de entusiasmo por contentarle. Claro que Bendodo no se situó delante de la pancarta, estaba de finde por Alemania y sin cobertura.

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