Bloguero de arrabal

Pablo Alcázar

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Miedo

No excluyamos a nadie de la lucha para acabar con el asesinato de mujeres. Unidos, ahuyentemos al miedo

Creo que voy comprendiendo, conforme me hago mayor, y por tanto más débil, el miedo de las mujeres a pasear por el campo solas. Si eres hombre y grande, pocas veces te vas a ver enredado en un ataque físico. Los asesinos, que suelen ser cobardes desde su supuesta 'hombría', buscan víctimas fáciles. Unas ancianas en un portal, un viejo en su casa, una mujer que pasea. Niños. Los fabricantes y usuarios de armas, desde el aire, o desde la costa o desde un dron, no tendrán reparo ninguno en matar a hombres poderosos, armados hasta los dientes, sin importarles que mueran también civiles desarmados. Hace poco sentí miedo. Iba paseando solo por un camino rural que no llevaba a ninguna parte. Un cañaveral y unas zarzas lo habían invadido totalmente, impidiendo el paso. Tendría que haberme dado la vuelta y buscar otra salida. Pero en el camino, debajo de un coche viejísimo, había alguien trasteándolo. Sus pantalones: sucios y rasgados. No le vi la cara, pero sí una llave de carraca absolutamente nueva que blandía en su mano. Lo cochambroso y lo refulgente juntos me asuntaron. Pensé que estaba agazapado para atacar al paseante. Tiré por el brazal, y salí, 600 metros más adelante, con rasguños en las manos y cara. Ese miedo es de ahora. Pero el asesinato de Laura Luelmo ha alertado en mí los miedos de siempre. A los medios de comunicación que estrujan a las víctimas sin piedad ni pudor para subir la audiencia. A los políticos desalmados que, una vez más, convierten a las víctimas en sustento de su ambición y, para ganar votos, aprovechan un crimen para discutir, en caliente, sobre la necesidad de endurecer las leyes. En casos como el presente, ante el horror, estaría perfectamente justificada la inclusividad. Nada de "todas unidas". Todas y todos. Porque a Laura Luelmo no "la han asesinado" (así, en impersonal, sin sujeto, como acabo de leer en la red); la ha asesinado un homicida confeso detenido ya por la Guardia Civil. Usar el femenino excluyente y el impersonal no es lo más eficaz. Porque esparce una culpabilización generalizada sobre toda la sociedad y, en particular, sobre los hombres que puede alejarlos de la lucha. No se trata del combate del primer sexo contra "el segundo sexo" ni de la lucha de clases. Agrupémonos todos en la lucha final contra el asesinato de mujeres. Juntos, daremos miedo.

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