Salvador Merino

Tiempos de desolación

15 de junio 2024 - 00:15

Cuando Cuando indicaba Ignacio de Loyola que “en tiempos de desolación no hacer mudanza”, se refería al hecho de no tomar decisiones apresuradas cuando las cosas no van bien. De ahí que el propio PNV, como buen conocedor de estas recomendaciones provenientes de su tierra, haya alertado acerca de los cambios en el gobierno de los jueces que se pretenden realizar por las bravas. La calma y mesura que se espera de los gobernantes es ahora, si cabe, más deseable tras los resultados electorales, porque ¿no habíamos quedado en que había sido una amarga victoria?

La noche electoral europea trajo consigo un sinfín de cambios que todavía hoy se siguen sucediendo. En España los efectos han sido sumamente curiosos, ya que han situado a la derecha con dos partidos de ultraderecha y a la izquierda con otros dos en la ultraizquierda. Y los independentistas casi como convidados de piedra. El problema surge del hecho que las primeras suman el 48.4% de los votos y las segundas el 38.2%, más de 10 puntos de diferencia y aumentando. Estos datos los están analizando profundamente los partidos nacionalistas, que temen generar concentraciones de poder en gobiernos minoritarios que después se conviertan en un auténtico boomerang cuando lleguen otros con mayorías más amplias, como parece que se va fraguando.

La situación en Sumar es realmente complicada para Yolanda Díaz. Querer seguir siendo vicepresidenta, sin liderar a su partido, es una aventura de incierto recorrido. Es como si Pedro Sánchez quisiese seguir siendo presidente sin ser secretario general del PSOE, como tristemente recordará Borrell de sus primarias contra Almunia en 1998. La dinámica partidista nos indica que, si Sumar sobrevive y logra elegir a una persona que lidere la formación, los días en el cargo de la actual vicepresidenta estarán contados. Por tanto, vienen tiempos donde muchos tratarán de llamar la atención generando movilizaciones, haciendo histriónicos llamamientos, posicionándose ante cualquier causa justificada o no, es decir, lo que viene siendo el presentarse en sociedad para esta generación caviar tan revolucionaria.

Ahora llega el momento de buscar culpables de unos fatídicos resultados generalizados, y Madrid y Andalucía aparecen en el ojo del huracán. Estas organizaciones deberán medir si deben asumir toda la culpa porque, como bien decía Víctor Hugo: “El sufrir merece respeto, el someterse es despreciable”.

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